Image Hosted by ImageShack.usDreamer, you know you are a dreamer (Supertramp)

lunes, febrero 28, 2005

Tentaciones varias

Por fin llegó el sobre con mis pasajes!!! Un saludo agradecido a Jeff, que esta semana está en Suecia (the country) con su pololo.

Así que cortesía de Expedia.co.uk y de mi amigo en Cambridge, ya tengo mi nombre en la ruta Pudahuel - Guarulhas - Heathrow en mayo y Heathrow - Ezeiza - Pudahuel en julio.
Me encantan los nombres de los aeropuertos, y me alegra mucho tener que hacer escala en el de Sao Paulo, que está remodelado y creo que es enorme.
Y ya sé que el nombre oficial del de Santiago es Comodoro Arturo Merino Benítez, pero vamos, give me a break!, Pudahuel está mejor.

El caso es que ya con los pasajes en la mano y las últimas compras que hice (botas de caminante, jeans "straight cut" en Zara (ja!) y un sweater negro muy cool con un ancla en la cremallera), con todo eso ya estoy demasiado listo y pienso que en estos dos meses que me quedan lo mejor sería poder poner piloto automático, seguir como hasta ahora trabajando y ganando dinero todos los días, sin mucho más que relatar.

A grandes rasgos, ese es el plan. Condimentado con unas cuantas escapaditas al cine, y tal vez otra más a Zara, lo cierto es que nunca había ido a esa tienda estandarte de la moda gay chilena y encontré varias cosas que me gustaron bastante.

La idea del look Barro does Europe es provocar con una pinta de latino juvenil, horny y docto, que ojalá pruebe ser irresistible al punto de conseguirme alojamiento gratis donde se pueda.

Creo que voy bien aspectado. Ya me aseguré residencia en Florencia, a pasos del Ponte Vecchio con un chileno que vive allá desde 1983 y a quien conocí en persona hace unos días.

Y además en el hotel, viendo la planilla de registro me percaté que el huésped que me estaba pidiendo una reserva en un restaurant peruano tenía nombre galés. Le dije entonces "P'naum Da" y luego fue todo confraternidad galesa. Tal vez andaba de buen humor por la victoria de Gales contra Francia en el rugby, el caso es que este galés vive hace un tiempo en Concepción, pero llamó a sus amigos turistas, me presentó como "el amigo chileno que sabe dos palabras de galés" y con eso quedé invitado, me dio el correo electrónico de su amigo para que le avisara cuando esté por allá y luego bajó el amigo y estaba harto bueno el amigo, veinteañero, de pelo negro, tez blanca y cuero de rugbista como buen galés. Me dijo que de todas maneras me recibía en su casa, en un pueblito costero cerca de Aberystwitch. O sea, me queda fuera de ruta, pero...vale la pena el desvío.
Me despedí con un "Hwyll", que es como se despiden los galeses, al principio no me entendieron hasta que se los deletrée y entonces me enseñaron a pronunciarlo: es algo así como "Jhoyiiill".
Quedé doblemente invitado tras ese despliegue.

Pero bueno, el caso es que quedan dos meses, dos meses exactos. Y aunque quisera probar lo del piloto automático, lo cierto es que desvíos en el camino no faltan. No faltan las tentaciones.
No hablo de ofertas de cámaras digitales, no hablo de películas y espectáculos arruina presupuestos (odié el oscar, fue un robo a Kate Winslet y no pienso ir a ver Million Dollar baby), hablo de lo que son ya dos ofertas de convertirme en patas negras. Una de Mr. Palestina con aire a Clive Owen (esa de hecho fue más bien una insinuación, pero uf!) y otra de cierto personaje a quien me ligué una noche hace mucho tiempo y con quien el asuntillo órganico sexual ése resulta tan fabulosamente compatible que hace meses que me viene diciendo que o le doy un poco más o se va a ver obligado a terminar su relación con su pololo con quien vive en Maipú. Maipú queda muy lejos, y esa ha sido la razón por la cual nunca lo nuestro ha pasado de escarceos varios.

Así que en esas estoy, con el ego bien encumbrado, que si fuera sólo el ego el encumbrado tal vez no habría problema. Y si el encumbramiento este no resultara tan inolvidable en primer lugar.

Ja! Sono un ragazzo fortunato.

"No hagas a otros lo que no te gustaría que te hicieran a ti". Quién dijo eso? Kant? Jesucristo? Por eso yo propuse un trío, que si la cosa es un problema de terapia sexual de pareja no es justo tratar sólo a uno de los integrantes, pero la moción fue rechazada y bueno, creo que por esta vez voy a decir adios moralina y bienvenido sea el piece of ass.

Mi ángel bueno dice noooo, mi ángel malo dice siiii. Y yo entre tanta pega y tanto plan de viaje como que no tengo tiempo de escuchar argumentos.
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miércoles, febrero 23, 2005

La vida soñada de los ángeles

Tiembla el piso bajo mis pies, tiembla la silla y las paredes de formalita; tiemblan las monedas en la caja de metal donde recibo el dinero del estacionamiento, tiembla la barrera torcida desde que algún conductor no muy amigo de los frenos le dio un topón.
Al fondo del pasillo oscuro hay un espejo, se reflejan ahí las luces de un vehículo que se aproxima y también el cartel que indica que tiene pase liberado. Nada que hacer entonces.

Bajo la vista y continúo leyendo (con diccionario al lado) un cuento de Giovanni Papini del libro "Letture italiane per i stranieri", es un relato breve sobre una ciudad maldita en las estepas de Mongolia. Lo leo en voz alta, me gusta el sonido del italiano.

"E allora cominciai a sentir l'orrore di questa città spettrale, disertata dagli uòmini, deserta in mezzo al deserto....!"

- "Barro! Qué hacís tú aquí!", me escupe al rostro una voz desde el camión que se ha detenido a mi lado.
- "Liendre....?, Liendre!, trabajo acá poh!, o te creís que este uniforme es de mi nuevo colegio?

El Liendre fue compañero mío en el liceo, éramos de cursos distintos. Ese tipo de conocidos con los cuales da la impresión de que uno comparte mucho más de lo que en verdad hay de común para compartir. Al menos el saber su apodo me pone en una posición de ventaja, él era amigo del "piojo". Yo nunca tuve muchos apodos, me pasa por no tener un nombre no tan común.

- Y trabajai todos los días?, Hasta qué hora?, ganai mucho con las propinas?

Respondo todas sus preguntas. Contento de darme cuenta que la percepción de mi pega de botones del Savoy es buena, y como tal envidiable.
El liendre es asistente de cámara, viene para un evento, probó suerte un tiempo montando una productora independiente pero no le fue bien. Ahora me dice que está feliz ocupando equipos nuevos, y ya lo tengo que echar porque vienen más autos saliendo del averno y la idea es que el paso por el purgatorio sea lo más expedito dentro de lo posible.

Me llaman por el radio. Llegó el bus con las maletas del crucero, son cientos, y las siguientes 2 horas no ofrecen un segundo de respiro. Me escabullo a la bodega para tomar un vaso de agua, pero el galón está vacío.

Pienso que estoy ganándome el pan con el sudor de mi frente, como nunca antes en mi vida. Y se siente bien. Tenemos un compañero francés que es igual a Tin Tin, él dice que allá en Francia todos los jóvenes trabajan un año como obreros, así como para hacerse una idea. Él es matemático y piensa estudiar ingeniería en sonido, pero por mientras somos todos botones y corremos si nos llaman, o si vemos a un huésped arrastrando una maleta.

Horas más tarde, hediondos todos en el camarín, se hechan las tallas típicas en que todos se tratan de maricones. Pienso que no son más que tallas, todos estamos demasiado hediondos y exhaustos para poder considerarnos objetos de deseo. La mayoría en verdad no se preocupa mucho por su físico, a lo más se cuidan de tener firmes los bíceps tatuados. Se trabaja mucho aquí, no hay mucho tiempo para buscar minitas, me imagino que un brazo fuerte es el mejor amigo del obrero. Y una botella de ron.

Aún así, todo el día es como en la constru, pasa una mujer y los comentarios no se hacen esperar. El otro día una chica con una cartera de piel me sonrió, y yo, que estoy demasiado amaestrado, le sonreí de vuelta.

- "Bah, y yo que pensé que tu eras gay!", me comentó otro botones
- "A mi edad todavía no se puede saber con certeza", le respondí yo

Por qué le dije eso?, supongo que fue porque me pareció que había un juicio implícito, un juicio del tipo, "menos mal que no eres hueco". Me dio lata igual ser tan renegado, así que le añadí.

- "No, no es cierto, a mi edad esas cosas ya están perfectamente claras"

Pero eso es todo, no se habla más, y luego en la reunión de personal me entero que a un cliente que le hizo insinuaciones poco decorosas a un botones de los nuestros ya no se le recibe más en ninguno de los hoteles de la compañía. "Recuerden que ustedes son Damas y Caballeros" y que nadie les puede faltar el respeto".

Rápido, hago memoria, le habré coqueteado de manera evidente a algún colega?, sonrío mucho sí, pero es parte del credo del empleado Savoy. Sonrío tanto que me dicen "Jim Carrey". Pero no he pasado de eso. Y creo que de eso no voy a pasar.

Pienso que en una vida laboral así intensa es fácil enrielarse en "el buen camino del señor". Se hacen muchas tallas, tallas que algo de fundamento tendrán, pero nadie se anima a levantar la bandera del orgullo gay o lo que sea. La regla es que si pasa una tetona tenís que decir que tiene ricas tetas, y lo mismo si tiene un buen culo. Aún cuando se trata de una fea, si en algo salva se dice "igual le daría un par de porrazos".

Esos comentarios fugaces parecen compensar la falta de finesdesemana, la evidente falta de pololas para algunos, o en los que llevan tiempo casados, la evidente falta de sexo.

Y entonces pienso en Camila, que trabaja en el Club, tiene la voz muy dulce y siempre me saluda con alegría. Camila sería una polola estupenda. Camila sabe además como coquetearle a los hombres (gays o no), en la fila del almuerzo me habla todo el rato y después, cuando ya le tengo reservado un puesto frente a mí en la mesa, me abandona y se va a sentar a otro lado sin avisar. Y más tarde cuando se va y me ve de vuelta en la caseta me saluda y me dice "Todavía te tienen encerrado aquí" haciendo un puchero con los labios.

Camila podría ser mi polola y yo me convertiría hipsofacto en el rey de los botones.

Si sólo fuera un poquito más inseguro. Eso haría, y tendríamos hijos y tendría que hacer doble s turnos, y encalillarme con las tarjetas de tiendas comerciales y viviendo por los niños. "Doing it for the kids" como cantaban Robbie Williams y Kylie Minogue. Pero sería feliz con una vida así tal vez, jugando pichangas con los amigos cada viernes. Tonterías me harían feliz.

Si no fuera fleto seguro que estaría enamorado de Camila y no me atrevería a hablarle y sufriría mucho y sería todo para peor. Pero no me daría cuenta.

Uf, las horas pasan lento en la caseta, en especial al anochecer, cuando ya han llegado todos los clientes del bar. Salgo fuera y extiendo las piernas adoloridas. Y canto la canción de friends:

"So no one told you life was gonna be this way
your job's a joke, you're broke, your love life is D.O.A.
It's like you're always stuck in second gear
when it hasn't been your day, your week, your month, or even your year".

Tiene su gracia, verse convertido en argumento de sitcom. Una mezcla de Chandler, Ross, Joey ... y Phoebe.

Me parece que es evidente, que soy igual a los demás, que necesito sexo y necesito un abrazo y necesito un trago en un bar. Pero todo el dinero que gano es para el viaje. Y estoy haciendo un curso de manejo para sacar licencia de conducir (que es necesaria para que cumpla funciones de valet). Así no más voy al cine con los amigos de vez en cuando, nada de locatecas.

Algunos botones hablan de ir a Suecia a agarrarse alguna camboyana. Vienes Barro?, no, no puedo, mañana me toca despertarme a las seis, respondo con alivio.

Por fin me voy, afuera está oscuro y está cálido. La micro se demora un buen rato en pasar así que saco el libro de mi mochila y termino el párrafo del cuento.

"...Sotto la luna, in quel dèdalo di strade e di piazze abitate soltanto dal vento, mi sentii spaventosamente solo, infinitamente straniero, irrevocabilmente lontano dalla mia gente, quasi fuor del tempo e della vita."

Pienso que no es para tanto, pienso que no es así como me siento. Pero mis emociones siempre se han dejado manipular por lo que leo, de puro mariquitas que son ellas.

Y para colmo las propinas estuvieron ahí no más, vuelvo a casa triste.
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sábado, febrero 19, 2005

Small talk

Somos como quince los botones y a eso hay que sumarle los choferes, la gente de housekeeping, el portero del bar que ya no aguanta más parado afuera sin nada más que hacer.
Todos, o casi todos, ya me han preguntado lo mismo en algú nmomento u otro:
-"Estás pololeando?"
Claro, todos quieren conocer hasta los más íntimos detalles de los nuevos integrantes de esta telenovela hotelera, es información que se transa en el mercado a la hora de colación, una moneda nada desdeñable.
Al principio claro pensé que tal vez la pregunta venía con algo de interés personal, luego me di cuenta que tratan de clasificarnos , los demás quieren saber si uno, al igual que ellos, dejó embarazada a su polola del liceo, vive allegado con la suegra, debe gastarse el sueldo en pañales o por último, quieren saber si uno tiene alguien que lo reciba de vuelta de la pega, con las piernas abiertas, mi amorcito, cuanto te adoro. "My baby takes the morning train...."

Y yo que soy muy honesto con la gente en general, les digo que no. Que estoy ahorrando, que no tengo tiempo para pololear.

Así que supongo que he quedado clasificado como neurótico desprovisto de los beneficios del sexo regular. Más allá no preguntan, supongo que prefieren dejarlo así, y me comentan lo ricas que están las minas del bar y las huéspedes brasileras, y yo dijo que sí, que están bonitas, aunque mi entusiasmo es considerablemente menor. Y mis miradas mantienen la compostura.

Small talk, aunque todo aquí debe girar en torno al huésped la gente se las arregla igual para enhebrar amistades de pasillo. No es un interés genuino, no todavía, no me parece aún conveniente salir del closet. Creo que no tendría problemas, pero qué necesidad?

El otro día me tocó de nuevo estar ocho horas en la caseta de Parking, y varios empleados se me acercaron a "alegrarme el turno". Yo estaba leyendo a Nabokov, feliz, no necesitaba más small talk, pero no tenía escapatoria. Así que tuve que mamarme a quien me decía que tenía que ver "La Pasión de Jesucristo", y a este otro que me recomendaba el primer libro de Dan Brown, antes del Código Da Vinci. Y muchas historias de cabros chicos, el nene que dijo papá, y dio sus primeros pasitos y lo chocho que están todos en la familia.

Super tierno.

Grrrrr, lo siento, no me pude aguantar, le dije al primero que Mel Gibson explotaba el morbo y que en la Historia hay gente que ha sido torturada peor que Jesús (sin ir más lejos, San Pedro fue clavado en una cruz invertida), y que ostentar el récord Guinness de quién ha sufrido más no es ningún fundamento para una religión.
Y que Dan Brown es un farsante, que escribe de manera trepidante pero que a fin de cuentas no conduce a ningún lado. Que es mejor Umberto Eco.
Y los hijos, bueno, ahí me hago el leso. Lo cierto es que me hace sentir incómodo tener tantos colegas con familias que alimentar. Todos los que pensé que podían ser gays ahora resulta que son papitos corazón. Me siento incómodo ganando lo mismo que ellos, es mi maldito sentido de justicia social.

He tratado de no hablar mucho con el pianista, quiero fantasear con que al menos él sí es gay, y así pensar que no estoy solo. Al menos el tipo es sensible, y toca bien.

Otro individuo más se acerca a la caseta, este me habla de sus antepasados noruegos, que eran de la raza aria perfecta que Hitler intentó crear allá. "Claro que luego mi abuelo se casó con una griega, por eso yo soy moreno y bajito".
No me da tregua este greco-ariano. Me muestra sus tatuajes, me habla de las peleas en que ha estado metido, me habla de su mina y no para de hablarme, se jura que me hace un favor. Yo quisiera ser más pesado pero no me funciona. Igual es un buen tipo, pero es que yo quería leer a Nabokov y nadie me deja. Ok, conversemos.

Le digo que voy a ir a Europa, y me dice que tenga cuidado, mucho cuidado en Alemania, que están los grupos neonazis y que matan gente todo el rato. Los skinheads, y los hammerheads que son peores.
Yo, persistiendo heroicamente en mi defensa de lo que yo creo sensato, le digo que mucho de eso debe ser invento de la prensa que siempre busca maneras de asustar a los inmigrantes. Que de seguro son mayoría los alemanes bonachones que antes me invitarían a una cerveza que patearme el craneo contra la cuneta.

Igual me mete miedo.

En casa me conecto a gaydar, tengo un mensaje de un periodista de Munich, Matthias. Le pregunto qué zonas son las más peligrosas de su país para un latin mochilero come io.

Gaydar es fabuloso, recordarán que recibí un mensaje invitandome a Estonia. El otro día me llegó un saludo de la Isla Mauricio, y tengo visitas frecuentes de Abu Dhabi. En Chester he encontrados ingleses muy simpáticos, uno me quiere llevar al camping de su tía en Gwynedd, los otros son una pareja y me dicen que me reciben en su casa en Abruzzi, cerca de Roma.

Es fácil, uno simplemente recorre los perfiles activos de cada ciudad y deja mensajes o caritas que muestran aprobación. Ahora estoy haciendo eso en Basilea, Suiza. Porque quiero ir al Kunstmuseum, a ver un cuadro de Kokoshka que es mi favorito de todo el mundo.

Todavía no he tenido suerte con Basilea.

Pero volviendo a Munich. Matthias me dice quehay algunas zonas de la ex RDA que son relativamente peligrosas, pero que me relaje. Que un latin mochilero como yo no tendrá problemas, y menos en las ciudades grandes. "Nosotros los alemanes omos de mente muy abierta y te aseguro que lo pasarás muy bien en Weimar y Dresde, que es donde quieres ir"

Small talk también, Matthias vio mi perfil y me saludó: "Hola colega!", luego yo le respondí que tal vez pasaba por Munich, que quería visitar alguno de los castillos de Luis II de Baviera ("I'm mad about Ludwig"). "I'm mad about Ludwig too, me respondió Matthias, que mide 2 metros y seguro me protege de cualquier neonazi que me quiera hacer algo.

Small talk, un planeta lleno de gente que busca comunicarse, enhebrar relaciones, sentirse menos solos en el trabajo, en la vida, gente detrás de pantallas, gente detrás de mesones de atención.

People who need people.

Un chofer que me habló de su gusto por las películas de la guerra (y en especial las del holocausto judío) me saluda a lo lejos y empieza a silbar el tema central de "la lista de Schindler" ("cómo que no la ha visto? tiene que verla compadrito, es demasiado buena, yo nunca lloro pero con esa película lloré, y la música las cagó, tengo un CD con puros temas de John Williams).

Es guapo el chofer, mientras hablamos de bandas sonoras de película me dan ganas de meterlo dentro de la caseta y ser very very naughty. Pero me controlo, seguro tiene señora y cabros chicos y se imagina que yo también espero tenerlos algún día.

Se va, pasan las horas, salgo de la caseta un rato, y canto, una canción de Bjork: "There's more to life than this".

And this is pretty good, but still. Yo también quiero alguien que al final del día me reciba con los brazos abiertas (y las piernas también, por qué no?). Alguien con ir más allá del small talk laboral, alguien con quien bailar bossa nova.

Pero no, fuera melancolía, hay que sonreir, y saludar a la gente, y preguntarles como ha estado su velada.

-"Welcome back sir, how 're you doing? Did you enjoy your evening, sir?"
- Yes, very much! Food was excellent. And how are you?
- That's great!, I am fine, I'm fine, it's been a fine day. Thank you very much, sir.
- Have a good night!
- Good night"
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jueves, febrero 17, 2005

Identidades nacionales

- "Oh, it's wonderful, wonderful. Your country is oh so lovely!"

- Indeed we do have some sights to behold, Mrs. Chenowith

- But it's not just that, Santiago is a great city, so modern, me and my husband had just been to Lima and trust me, this is different.

- You were lucky, Santiago in february means no traffic, less pollution... but it's true that peruvians call their capital "Lima, la horrible".

Miro por la ventana del piso 14 y empiezo a pensar como la señora Myrtle Chenowith, de Owattona, Minnesota. Santiago se ve rebonito, los edificios de El Golf, el cerro San Luis, la arquitectura de Borja-Huidobro tiene su estilo propio y pulcro, y cuando muestro las habitaciones a los huéspedes les destaco estos factores. Ocupo, para describir al vecindario, palabras como "Thriving" y "Buoyant".

Tiene que ser así, en Isidora se siguen abriendo restoranes, pronto se inaugurará un local de la cadena Fast Good. Es decir: Madrid, Milán, Santiago de Chile.

Y es cierto que Santiago en febrero (Santiago Oriente, tal vez debería uno precisar, Santiago arbolado) no sólo es vivible, es adorable.

Abajo en el lobby hay una canadiense de Vancouver que no piensa lo mismo. Es decir, está alegando en concerjería que ya ha ido a todos los lugares que le recomendaron y todavía no siente haber estado en el Santiago Real, el Santiago Profundo.

- I wanted to shop where people here shop and they sent me to Parque Arauco, a mall!, there are enough malls in north america, I don't want malls, asked to see handcraft and the taxi took me to the Peblito des Artesanous, awful!, quality was just no good. And it still seemed like a tourist trap. I went to the San Crístobal(sic) Hill, boring. I went to Providentia, dull. I mean, where is your culture??? where can I go and hear some chilean music???

La señora tiene chato al concerje y me asomo a ver si puedo ayudar, pero no es fácil. Cuesta imaginar qué la trajo a Santiago, pues no conoce a Pablo Neruda y parece en cambio empeñada en que la llevemos a un lugar donde bailen tango o salsa ("but chilean tango, or chilean salsa, whatever you got").

Nos miramos con el conserje y una chica de recepción, ¿el Bali Hai?, ¿Jazz en Bellavista?, ¿hay algún lugar donde toquen cueca, y la gente baile, un día martes en el mes de febrero?

Yo no conozco un lugar así, "vuelva en septiembre, señora", se me ocurre que han habido intentos pero que a fin de cuentas la cueca no es el tango y no vende tanto así. Pero la señora insiste en que ella vio "Los diarios de motocicleta" y que quiere bailar el chipi chipi. Yo busco en las páginas amarillas el teléfono de Cuti Aste, busco si reabrió la Peña de los Parra, pero ni modo. Cómo explicarle a la señora que lo que hacen los santiaguinos esta semana es juntarse a ver el Festival de Viña?

Al final ella nos dice que se conforma con un restorán de comida típica chilena ("your food") que no sea una trampa para turistas y que no sea snob. Yo sugiero que la mandemos al Liguria, pero me miran feo. Al final le hacen una reserva en el Agua. "Good chilean food at Agua"

Sin duda la canadiense más gringa que he conocido. Pero me deja pensando, y es que no entiendo en realidad a qué vienen tantos turistas a Santiago. La mayoría de los huéspedes del Savoy se conforman con BordeRío y los malls. Esta señora quería algo más, pero dónde se encuentra ese "algo más"? en la Quinta Normal?, en el persa Bío Bío?, en Puente Alto?

Y lo peor es que se empeñan en no tomar el metro ("it's clean and safe and cheap, by all means, use it") y luego van a todos lados en taxis de lujo.

Casi que me gusta eso, que el "alma nacional" esté tan fondeada. Pueden creer que existe un tour que se llama Mysteries of Earth, que lleva a los que lo contratan desde el Amazonas a las Galápagos y a Macchu Picchu y a Isla de Pascua y las pirámides aztecas? Así, en línea, estilo Mc Combo. Sitios sagrados sudamericanos en versión fast food. Ha de ser extenuante, porque no son lugares que queden cerca. Pero estos gringos se compran el tour, los llevan de un lado a otro, sacan muchas fotos y se juran Indiana Jones.

Si yo fuera Sudamérica, me sentiría ultrajado.

Me imagino una mujer tendida desnuda en el suelo, "sí, miren estos son los twin peaks, pueden hacerle cosquillas a los pezones si quieren. Ya, eso fue todo, bajemos ahora por las sierras del vientre, conocidas en lengua vernácula como Rollollollos, ahora tiren una moneda al cráter Belly Button que dicen da buena suerte, pero sean rápidos que tenemos que estar en media hora en The Vagina Cave, donde está la estatua de un animal prehistórico, el original está en el British Museum, esta es sólo una copia, pero sirve para hacerse una idea, vamos, todo el grupo, pónganse ahí en frente, sonrían y digan clítoris"

Me llaman de Recursos Humanos, ya está lista la piocha con mi nombre. Adios Carlos, ahora soy Barro. (y a mucha honra)

La señora Myrtle me llama a su habitación para que recoja sus maletas porque va a hacer check out. Me dice que todo ha sido fantástico, que le ha encantado lo bien que la han tratado en el hotel. Que mi inglés es muy bueno y que si no he ido debería ir de todas maneras a conocer América.

- "I mean, the United States. Our guide told us, we are ALL America"

Y yo me trato de imaginar qué puede tener de atractivo el Imperio del norte. Cuando chico quise ir a Disneyworld, como todo el mundo. Pero ya no me interesa. Solo al menos no iría, por muy gay days que fuese. Pienso que tal vez New York tenga su gracia, y el Mardi Gras en New Orleans y tal vez San Francisco.

- "I'm not sure, Mrs. Chenowith. I find your country way too dangerous, too many guns, too much violence, too many killer cars speeding through freeways spending the Earth's oil resources. Way too much ostentation. And look at the guy you chose as your President!"

En vez de eso le digo simplemente que no creo que Estados Unidos sea mi tipo de país, la señora Myrtle me dice que California se parece mucho a Chile. Que California me gustaría.

- Well Carlos, oh, your name is different now. Well, Barro. I know, the United States may seem like a screwed up place to you and many. But deep down we're good caring people, specially in the midwest. So you should give it a try, you'll be more than welcome at Minnesota.

Lo pienso, pero no. Por mucho que hay algunos gringos muy ricos, preocupados de su cuerpo, con espléndidas dentaduras y habitaciones del porte de mi casa. A mí lo que me gusta es la historia, y las ciudades donde se puede caminar, y donde la gente no sólo lee libros de autoayuda.

Ya para gringadas con el cine y la televisión tengo suficiente. No necesito que un policía sudoroso y con sobrepeso me registre las bolas buscando drogas de contrabando.

"Chile and America need to be close friends", me dijo antes de irse la señora Myrtle, ahora que su guía ya se ha retirado.

No lo sé, en verdad no lo sé. No sé que clase de países somos. Esa propuesta de "ser amigos" me suena demasiado a alianza de reality show. Será que en materia de identidad nacional los árboles no dejan ver el bosque? (O viceversa). Será que voy a terminar este post con otra maldita moraleja?

Será.
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lunes, febrero 14, 2005

Vive la difference!

- "And here's to you, Mrs. Robinson"

Y la señora Robinson se da la vuelta, le sonrío, me sonríe y le entrego los tickets de sus maletas, que acabo de guardar en la bodega. Las sonrisas, nos han dicho en la capacitación, cuestan nada, pero hacen toda la diferencia entre el Savoy y el resto de los hoteles que tratan a sus huéspedes como pasajeros de micro.
Aquí recibimos a todos como si fuesen de la realeza, me agrada eso, lo mismo uno se apresura a cargar con la maleta Louis Vuitton de la señora Scarpatti (su marido es canario y me dio veinte lucas cuando subí su equipaje al piso 12) como también saludamos de muy buenas tardes caballero a los propios choferes de la empresa esa que cobra treinta lucas por el viaje al aeropuerto (en un taxi de lujo eso sí). Algunos choferes se compran el cuento, otros responden con un "Hola, poh cabro!".

"Heaven holds a place for those who pray"

Ando cantarín de un piso a otro, tengo que admitir que este trabajo me gusta. Me siento un poco como Homero cuando renunció a su puesto en la central nuclear y se fue a trabajar en la pista de bolos. ¿Qué te gustaría ser cuando grande, Barrito? Botones, sí, botones, al menos por un ratito.

Hoy es San Valentín y las parejas encuentran sus camas king size cubiertas de pétalos de rosa, además por cortesía la mucama les lleva una botella de champagne y frutillas bañadas en chocolate. Me toca llevar a su habitación a una pareja chilena, vienen de Maipú, están celebrando su aniversario. Me cuentan que el año pasado vinieron aquí y la habitación algo malo tenía, así que los pasaron a la Suite Presidencial (qué habrá tenido su habitación por Dios? la cabeza de un caballo? escritos con sangre en la paredes?) . El caso es que quedaron fascinados con el hotel y me comentan lo grato del trato aquí "es como estar en Inglaterra". Al contrario de las malas lenguas, estos compatriotas sí me dejan propina.

Me detengo frente al espejo un poco para arreglarme la pajarita, no el pajarito, que eso no sería muy inglés que digamos. Sucede que mi uniforme le lleva camisa con cuello cortado en puntas, chaquetín y un pañuelo con cinta estilo fines del siglo XIX y que me imagino se llamará pajarita. (Para más ilustración, ver a Francisco Reyes en el cartel promocional de "Los Capo") Todo está bien, me ajusto el nombre, ahora me llamo Vicente. En una semana más me dicen que estará lista la chapa que dirá "Barro".

Va a ser un alivio eso, porque estoy con serio conflicto de identidad acá en el hotel. No sólo cada día me toca un nombre distinto, sino además hay un practicante que según todo el mundo se me parece como si fuera mi hermano. Hace el turno contrario al mío y no lo he visto aún. Lo peor fue el otro día cuando chocó un auto al estacionarlo y todo el mundo después me miraba y movía la cabeza. Si esto sigue así voy a empezar a considerar el dejarme bigote. Un bigote recortado muy de inmigrante italiano, que combine con la pajarita.

Saffron y Meg O'Reilly se encuentran en recepción, saco fotocopia a su pasaporte. Es el primero que veo de Irlanda. Son jóvenes y les dicen que aunque han pedido dos camas ahora sólo nos quedan habitaciones con cama matrimonial (culpa de un grupo gigante de mexicanos emparejados que para mí andan muy en plan pluma pluma, pero a la hora de pedir pieza prefirieron guardar las apariencias y pedir camas separadas. Claro después uno les va a dejar el equipaje y están todos de speedos, pero en fin). Les digo a las irlandesas que la próxima vez que reserven en San Valentín digan que son pareja, "así les obsequian champagne y bombones. Then you just call the concierge, you tell him that you had a fight and ask for separate beds".

Sí, we're that gay inclusive. E Irlanda me da una propina que hace honor a su nuevos índices macroeconómicos.

Luego me quedo junto a la puerta. Lo bueno de abrir las puertas del lobby es que me sirve de ejercicio, ya empiezo a sentir los bíceps que despiertan de su letargo. El pianista hace su entrada, "Bienvenido señor Chopin", y pronto mis pies bailan quedo. Una pareja de abuelitos de crucero bailan un lento en el salón lounge.

Le pido al pianista, "podrías tocarte una de Satie?". Satie me encanta y es romántico sin ser empalagoso, de hecho es un poco melancólico, lo que está bien, se intoxica uno un poco de tanto ver parejas con bombones en su habitación, tantos signos de "Do not disturb" en las puertas. Somos este día ciertamente el motel más elegante de la ciudad.

El pianista no se sabe nada de Satie, pero logra complacerme con un poco de Stan Getz. "How insensitive, I must have seemed, when he told me that he loved me", yo me doy una vuelta, aprovecho de ordenar los sillones y recoger los ceniceros (que manera de fumar los españoles!) y le hago una seña con los dedos, la seña universal de "diste en el clavo con esa canción".

Demasiado agradable, y yo sonrío cada vez que pasa alguien, en parte por política del hotel, en parte porque sonreír me mantiene contento (y ocupa menos músculos que fruncir el entrecejo, sonreir previene las arrugas). Hasta que me mandan a la basura a buscar cartón para forrar un par de cuadros que compró un huésped y la sonrisa ante el contacto de los malos olores huye despavorida.

En la bodega de botones me espera mi otro yo, lo veo y aunque me doy cuenta que es él el motivo de tanto saludo equivocado, pienso que no se parece tanto a mí. Al menos no se parece a la imagen que yo tengo de mí. Oh, vamos, que yo soy más guapo que eso! (pero tal vez los demás botones tienen razón).

- Hola hermano! jajajaja, hay cachado como nos confunden!, la cagó pa' gracioso. Qué hacís con esos cartones?, tan malas están las propinas? jajjajajjaja. Son pa' esos cuadros? Tu cachai de quien son esos cuadros? son de esos negros maricones del piso 13, yo no soy pa na racista, pero ya negros y además fletos, es que me da demasiado asco.

(Uf!, menudo pelmazo de sosías que me ha tocado, aunque al menos él parece encantado de la similitud. Por favor que no nos toque turno juntos, no sé si podría soportarlo)

- Lo que es a mí, (le respondo) mientras más distintos a mí sean, más me gustan. O sea si tú ves que llega un grupo de punkies argelinos pigmeos, pues yo voy a andar pa' que tan feliz. Y otra cosa, este hotel está repleto de huéspedes homosexuales, así que te conviene moderar tus inseguridades, mira que lo que todos queremos aquí son buenas propinas, vale tío?

- vale

Es lo bueno de tener un acento errático, puedo decir cosas que para un chileno común sería imposible. Y vaya que bien se siente uno después desahogado.

En todo caso por lo general mis compañeros de trabajo son de lujo. No hay mujeres botones. El sueldo se reparte. Este es un empleo premoderno, pero en eso radica también parte de su encanto.

Tras forrar lo mejor que pude los cuadros ésos, vuelvo a mi puesto junto a la puerta. Lo que le decía al chico ése es totalmente cierto. Le guardo demasiado aprecio al señor Gupta, que está en la mesa con un grupo de amigos indios jugando a un juego muy exótico con dados y fichas y naipes. Adoro al señor Guimaraes, que anda con su silla de ruedas de un lado a otro, es joven y guapísimo el señor Guimaraes y espero que se de cuenta que estoy flirteando con él cada vez que hago el amago de querer conducirlo. Le sonríe uno a todo el mundo y pronto ya todos lo toman a uno como amigo, me han invitado en estos días a Durham cerca de Newcastle, a Louisiana, a California, a San Juan de Puerto Rico, a Amberes.

Invitaciones hechas al aire, pero que acumulan millas imaginarias y hacen que uno se sienta más alejado del suelo cada vez.

Día de los Enamorados en el Savoy. Los he tenido mucho peores.




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viernes, febrero 11, 2005

Mrauc

Topacio, la muy perdida, no aparece por ningún lado. La busqué con una linterna y con las luces del patio encendidas todas hasta que dolían los ojos. Sólo me faltaron los perros, pero los perros meten mucho ruido y yo tenía que estar atento al más mínimo sonido tortuguino.
Cómo hacen las tortugas?, creo que falté al jadrín infantil el día que enseñaron eso. Una mezcla entre Croac y Muuuu? Mrauc?

No está nada bien que se me pierda, considerando que toda mi familia está en la playa y entre mis anotados quehaceres el "no perder a la tortuga terrestre"es el primer ítem de la lista.

El segundo ítem es alimentar a Abelardo y Eloísa, nuestras tortugas acuáticas, que ahora están todas obesas y cuando abren la boca a las siete de la mañana y pegan mordiscos en el aire, se ven temibles como estegosaurios. Pero después se lo pasan tranquilas en su acuario las siguientes 23 horas restantes.

Yo las miraba en menos a estas tortugas tan monásticas. Pero hoy me tocó trabajar de quelonio myself y me sentí igual que ellas, a la hora del reparto de las propinas yo también abría la boca y daba mordiscos en el aire. No fue mucho lo que conseguimos en todo caso, el turno de la tarde estuvo flojo.

Me tocó hacer caseta. Es decir, pasarme ocho horas en un espacio de 2 por 1 1/2 metros. Mirando hacia adelante, por los autos que puedan querer entrar al estacionamiento del hotel. Mirando para atrás, por los que puedan querer salir. Subir barreras, hacer boletas, dar el vuelto, saludar a los gerentes señor que tenga usted un buen día, disculpé no lo reconocí, buenas tardes, buenas noches.

Por suerte llevé un libro, visto así no es una cosa tan mala. Pero ya que hay que estar atento todo el tiempo apenas pude avanzar 100 páginas en todo el día.

Y un libro, aunque esté tan bien escrito como "Las Correcciones", igual cansa. Me pongo a pensar que hacen los desafortunados que no traen libros, los desafortunados que no leen.

Reviso los cajones, en uno hay parlantes y en otro un transformador para discman. Escuchar música me parece más irrresponsable que leer, como oyen entonces el timbre de portería que anuncia que se abren las puertas?

Cuando le conté a Saatchi que me tocaba trabajar en la caseta le pareció mal que uno pudiera llevarse un libro. ("You're not being paid for reading, are you?, you're being paid for working and then as your boss I would expect you to work, not read")

Yo le dije que era un nazi, y después de pasar ocho horas en la caja esa, lo reafirmo. Pero entonces supongo que para ser consecuente mejor no decir nada de los parlantes y los transformadores.

Embotellamiento frente a la caseta. Una larga fila de Station wagons relucientes conducidos por mujeres chinas de alcurnia, vinimos a tomar el té, me dicen una tras otra (Desperate Chinese Housewives, de todas maneras). Les cobro y les deseo un feliz año. Xie Xie.

Hay un libro donde uno anota lo que pueda pasar de interesante en el turno, que por lo que veo no es gran cosa. Se anota cada vez con cuanta plata se recibe la caseta y los números de las boletas que hay. El libro es una larga y aburrida serie de actas todas demasiado similares todas. Pero por el reverso es otra cosa.

Lo abro y me encuentro de frente con un perrazo bulldog, a su lado un bosquejo de Adolfo Hitler en persona, en la otra página hay una manada entera de bulldogs y uno que otro terrier de orejas puntiagudas. Un bosquejo bastante detallado de un hombre borracho rodeado de moscas y con la cremallera abierta. Graffitis. Leo escrito en diagonal: "Si te digo que no lo volveré a acer, es porque no lo volveré a acer". Un auto de carreras. Una página celebrando un triunfo de la Roja. Un número de tarjeta de crédito (no es la mía), y eso es todo.

Me quedé con gusto a poco. Eso es todo lo que había demostrativo de presencia humana en la caseta, al parecer.

Con cada media hora que pasa trazo una línea de una figura que tiene 16 trazos. Los valets me echan tallas y aceleran antes que les pueda responder. Son tallas simpáticas en todo caso. Y la gente que pasa por el lado me saluda, aunque eso es por política del hotel. Igual noto algunos saludos más entusiastas que otros y me empiezo a imaginar quien podría ser de mi equipo.

Hasta ahora me ha ido mal, cada vez que creo haber localizado a uno me sale con que tiene señora e hijos. Supongo que el ser medio amanerado es parte de la pose de ser botones, tal vez eso ayuda con las propinas. A mi hasta ahora me basta con saber idiomas y ser simpático. El otro día llegó un crucero de holandeses, le pregunté al primero como se decía buenas tardes en dutch y saludé a todo el mundo con una pronunciación al parecer bastante horrible, hasta que oscureció y en vez de Juude Middach el señor holandés me dijo que empezara a decir Juude Avend.

Pero acá no, en la caseta no hay muchas oportunidades de aprender cosas nuevas. Intento adivinar las marcas de los autos, pero desde chico he sido negado para eso.

A las siete hay pausa para cenar, en media hora me zampo un plato de cus cús con almendras y unos filetes de pollo. Mi primer cus cús, le digo al chef en el ascensor. Lo encontré rico (al cus cús, pero también al chef, hay que decirlo).

Leo sobre la anhedonia, la pérdida de la capacidad de sentir placer con las cosas que en algún momento nos daban placer. Al menos de eso en la caseta estoy protegido. No hay nada muy placentero aquí, y me entretengo cantando despacito las canciones que se me vienen a la cabeza, "Right here waiting" de Richard Marx, "Locomotion" de Kylie Minogue, "Working in a coal mine" de Devo.

El trabajo de caseta puede ser un excelente tratamiento contra la anhedonia. Encuentro un puzzle en una revista del Club de Lectores de El Mercurio y me lanzo cual tortuga sobre su camarón. Demasiado fácil el puzzle, y ya no hay otro.

Las nueve, las diez. Me empieza a dar sueño. Salgo de la caseta y estiro las piernas. Leo una página de la novela y cuando llego al final de la hoja me doy cuenta que no he procesado nada de lo que está escrito, que he pasado por encima de las palabras sin detenerme en ninguna de ellas. Dilettante. Necesito un café, pero no puedo dejar la caseta sola. Me muerdo el interior de los cachetes intentando que el dolor me conserve despierto.

Hasta que llegan las 10:45, hago el balance de cuentas. Junto todo en una cajita. Hago rendición. Me llega mi porción del pozo de propinas: 4 lucas y ocho dólares.

Me siento feliz, no se compara en nada con el turno de la mañana, que hicieron 27 mil pesos cada uno los muy cabrones. Pero filo, ya me tocará algún día hacer los check ins de un crucero. Por ahora siento que esta plata me la merezco, y es una grata sensación.

No sé, como periodista siempre me costó entender que mereciera mi sueldo. Que a uno le paguen por informar está bien. Pero muchas veces en la revista sentía que todo era carnada para que los lectores mordieran publicidad. Carnadas tremendistas, superfluas, arrogantes, prejuciosas. Este trabajo de subir barreras y cobrar estacionamiento al menos no me hace cuestionarme su utilidad.

No, no sé si es eso o sucede que tras ocho horas de confinamiento el recuperar la libertad y recibir dinero no puede menos que producir un cierto tipo de euforia.

Euforia que me duró hasta que llegué a casa, salí a regar y no encontré a Topacio.

Y abrí el refrigerador y me di cuenta que ya no queda queso, ni margarina.

Cuál era exactamente la gracia de vivir solo y ser económicamente independiente?

Sentarme en pelotas frente al computador, escuchando a Interpol y los Turin Brakes a las 2 de la mañana?

Sí, puede que tenga que ver con eso.
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miércoles, febrero 09, 2005

Barro, VISAholic

Hay un cuento de Karen Blixen (también conocida como Isak Dinesen) en que la adorable danesa habla de una cocinera varada en un pueblito noruego, esta cocinera había trabajado en Paris a las órdenes de Auguste Escoffier, sabía de buena mesa, de vestidos hermosos y de la buena vida en general. Pero ahora está varada en un pueblecito noruego donde todo huele a arenque ahumado y la gente no conoce otro color que el negro más luterano posible.

La cocinera, que se llama Babette, recibe una herencia (creo que hay una película basada en este cuento, yo no la he visto, pero parece que es popular), y se la gasta toda, lo que no es poco, porque era una cuantiosa herencia, en recrear una cena de las que ella presenció, una cena Belle Epoque. Encarga los mejores ingredientes, carísimos. Manda pedir servilletas de seda y cuchillos de plata y champagne Veuve Cliquot. Todos cenan, dicen yum que rico y ella al final queda pobre como trapo.

Bueno, tampoco es que me acuerde tan bien de los detalles, es por daros una idea. El caso es que me siento yo muy Babette ultimamente.

En el día libre de mi pega de botones compré el pasaje ida y vuelta Santiago-Londres (con escala en Sao Paulo), además reservé 5 noches de mayo en un hostal de Bloomsbury y 5 noches de julio en un hostal de Bayswater. Y compré la entrada a Mary Poppins (si, soy gay, pero también fui niño y soñaba con ser uno de los pingüinos que bailaban con Dick Van Dyke en ese parque de dibujos animados).

Y también para no quedarme sin, me puse a buscar alojamiento en Paris. Mi cumpleaños es el 14 de julio y siempre he querido celebrarlo allá. Después de mucho buscar encontré un hostal barato en la Rue Mouffetard, pleno Quartier Latin, a pasos del Pantheón, del Jardin des Plantes, de Notre Dame y del Musée de Cluny. 23 euros por noche. Simplemente no hay nada más barato que sea a la vez tan céntrico.

Entre tanto dinerillo virtual que he estado tirando me empecé a complicar. Remordimientos de tarjeta Visa abusada. Empecé a imaginarme que ya estaba de regreso, sin un peso, y no me gustó esa imagen. (absurdo no?, tengo hambre pero no quiero comer ese pastelito porque pienso que después me va a dar más hambre todavía)
Empecé a pensar que voy a andar para todas partes solo, y que si bien lo he hecho así toda mi vida, Paris dicen que es como las fiestas de matrimonio, no es recomendable ir sin pareja.

Vaya que sería bonito viajar con alguien. Pero mis amigos son lo menos outdoorsy que hay, nunca conseguí compañer@ ni para subir un cerro, me alegan cuando los hago caminar demasiado, mochilear ni se lo plantean. Siempre he envidiado a esos grupos de amigos patiperros que uno ve en verano.

Y se viene por supuesto el jodido San Valentín. Llegué de casualidad a este sitio donde puede uno escribir un mensaje que será proyectado en pizarras electrónicas en el arrondissement (o barrio) que uno elija de Paris. Así que le mandé un mensaje a Jeff, en el 5ème arrondissement. Si alguien pasa por ahí que esté atento el 14 de febrero.

Y leí sobre esta película, "Paris, je t'aime", en la que 20 directores harán 20 cortos basados en cada uno de los 20 arrondissements centrales de la ciudad (directores como Julio Medem, Michel Gondry, Tom Tykwer, Jean Luc Godard y Alejandro González Iñarritu), todo unido bajo la dirección musical de Alberto Iglesias (Hable con ella, Lucía y el sexo).

Conozco a los distribuidores nacionales, si 11'09"01 no llegó a los cines chilenos, no me haré ilusiones con esta otra. Aunque no tiene caso, me hago ilusiones igual.

Soy un iluso, qué le puedo hacer, y me siento que estoy viviendo en ese mismo mundo de dibujos animados de Mary Poppins. Tal vez todo salga de pelos, tal vez la joven pareja de Chester que me escribió invitándome a su casa de Cheshire y su casa de Abruzzi cerca de Roma sean en verdad tan encantadores como parecen. (sí, gaydar puede ser un excelente planificador de viajes, aunque además yo tengo mucha cuea).

Pero el caso es que me siento que estoy montando un festín de Babbete. Me voy a gastar absolutamente todo lo que tengo, y luego volveré a Chile y pediré que me acepten de nuevo como botones, pero ya el horizonte habrá desparecido. Tras las campanas de medianoche seré de nuevo un periodista cesante con una deuda millonaria por una carrera universitaria que nunca le sirvió para encontrar trabajo.

Creo que mejor voy a tomar todo esto como cobardía, y como tal despreciarla. Es cierto que estoy embriagado con los nombres de esos lugares a los que voy a ir. Es cierto que me siento también un poco Napoleón. Un poco demente, coronándome yo mismo, otorgándome un premio fabuloso a pito de nada.

Mejor pensar que voy a ir a sufrir. A pasar hambre y pelear con meseros y taxistas, a pasar frente a museos y decidir mejor no gastar la plata de la entrada (en Paris todos los museos cobran), a temerle a esos inmigrantes tercermundistas heroinómanos tan pintorescos, a una vez desprovisto de fondos, buscar en el barrio gay de cada ciudad un benefactor que ojalá no resulte ser descendiente de Jack el destripador.

Así me gusta más, no voy a gozar, voy a padecer, eso me hace sentir mejor. Voy a contraer diarrea de tanto comer kebabs griegos en Paris y waffles con aceite sucio en Bruselas. Voy a que un lanza chileno me asalte, a que la policia italiana me registre en busca de drogas (vi "María llena eres de gracia", a ese otro desmitificador de viajes, a Orwell le habría gustado).

Así que no me envidien, ténganme pena y recen por mí. Que viaje de placer ni que nada. Voy a a hacer un postgrado en el Real Life School of Economics, y no es un postgrado chungo, aquí no hay cómo saber de antemano si acaso pasaré la prueba.
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domingo, febrero 06, 2005

Supercalifragi...

Seré culto y sabré idiomas, pero es que a mí la manera en que estos turistas arrojan la plata no me cabe en la cabeza. Y por cierto que el Hotel Savoy les ayuda con el estruje. Quiere que lo lleven al aeropuerto? Son 29 mil pesos. Pero claro, el señor Kalashnikovsky ya se sabe los trucos, me pide por favor que pida un taxi que no sea del hotel, yo salgo a la calle, detengo uno y le pregunto. Me dice que los lleva por 13 mil y me doy cuenta que podría negociar aún un precio más bajo. Al final tenemos taxista feliz, pasajeros felices y botones más feliz aún cuando se acabe este día y sea accionista del fondo común botonario.

Cuando eso sea, ganaré mis buenas chauchas y ya empiezo a pensar como gastarlas. De tanto ver turistas de Abercrombie & Kent que se van a pescar a lodges ayseninos, ahora yo también quiero algo de clase. Si vas a ir a Londres, tienes que ir al teatro, me ha dicho Humberto.

Al principio no le hice mucho caso, eso es para platudos y yo voy de mochilero. Pero el estar vestido de traje todo el día sobre pisos alfombrados y crystal chandeliers me ha hecho pensar, y por qué no yo?

Así que me meto a google y busco, qué hay en West End esta temporada? Encuentro que las críticas para Mary Poppins, en el Prince Edward Theatre, son fabulosas.

El Prince Edward me queda a pocas cuadras del hostal de 15 libras que reservé ya por 6 noches. Mary Poppins me gustó de chico, la obra está basada en la película, las canciones me las sé. Me tinca me tinca.

Los primeros precios me parecen altos, pero ya no desorbitantes, como antes de trabajar en el Savoy. 50 mil face value (que es el valor de caja), 75 con las diversas fees, y no aparecen todavía los gastos de envío.

Casi desisto, pero soy persistente, ya sé que a los turistas con plata se los pichulean(sorry pero no se me ocurre una mejor palabra). El asunto consiste en esquivar las trampas para turistas con plata. Busco y rebusco por google, encuentro el sitio oficial del show.

Y ahí aparece Ticketmaster, hola Ticketmaster. ( y Eddie Vedder se sacude, aunque todavía no está en ninguna cripta).

Ay!, habían boletos a 15 libras para la primera semana de mayo, pero ya se agotaron todos. No soy el único aquí tras el grial teatral, claramente.

Pero quedan de 25, el envío son 3 libras, hay cobros extra, al final resulta que por 29mil pesos me llega a la casa un ticket para ver el musical y para cantar a coro, y para dármelas de cuico, y para sentirme vivo y enterado, y para tener algo que hacer un martes en Londres a las 19:30, y para sacarle pica a Humberto.

Comprar o no comprar. La Visa me hace ojitos a medio metro de distancia. Gasta, Gastarín, Gastarulero. Tienes tanto derecho a gastar como cualquier canadiense de luna de miel en la Patagonia. La democracia es gastar.

Y yo casi casi le hago caso. Alguien me diga si estoy mal. 30 libras son 30 lucas son 56 dólares.

Estoy mal o es cierto que no es tan caro. Yo nunca he ido a un musical. Demás que la posición no es tan buena (pero la de 15 libras habría sido peor y se vendió entera). Y dicen que el West End está en su mejor momento, que le está dando patada a Broadway.

Un guardia del hotel me dijo así como a la pasada: "Trabajar en el Savoy a uno lo cambia, ya verás como te cambia a ti."

Y yo no sé, no creo que sea para tanto.

Será con tenida formal la entrada al teatro? Podré ir vestido de botones?


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sábado, febrero 05, 2005

De botones

No está mal la pega, no está mal. Hoy recibí una propina de 10 lucas de una pareja de Edmonton, Canadá, no está nada mal.

Claro que las propinas van a un pozo común, y los dos primeros días por tradición hotelera se trabajan gratis.

Aunque lo hicimos tan bien yo y mi compañero de turno, que nos dieron 4 dólares a cada uno, que es poco sí, pero es algo, y sé que de ser este mi tercer día habría ganado cinco veces eso.

Fue el primer día, igual caótico, igual chocando las maletas contra los ascensores, igual teniendo problemas en abrir la puerta de la habitación, igual se me quedó el cepillo de dientes en la casa.

Desde las 7 Am hasta las 17:30, menos mal que es un empleo part-time. Dejen que me ría. Ja-Ja Ja-Ja, Ja, Je Jo Ju.

Pero a la vez hice de todo, atendí a brasileros, canadienses, norteamericanos, un holandés, unas señoras boricuas. Puros millonarios. Un papá que viaja con su hija por el mundo y ella estudia entre tanto por su cuenta. Una niñita francesa que quería ir a la piscina ("la piscine est dans le quinzieme etage"). Una pareja de australianos que iban de paseo a las Galápagos. Les conversé sobre "Master and Commander" y casi que fue esa película la que los hizo decidir ir. Y no falta el huéesped guachón.

Onda que igual nací para esto. Puedo más. Pero de botones me creo ya superestrella.

P.D.: Mi name tag provisorio de hoy fue Franco, Franco como el gigoló que interpreta Benjamín Vicuña en la teleserie de TVN. Si los clientes del Hotel Savoy vieran teleseries chilenas juraría que es por eso que mis propinas fueron tan excelentes.
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jueves, febrero 03, 2005

A series of quite fortunate events

La dura que es como si Dios fuese lector de mi blog.

Pero no, no tiene sentido, si yo no creo en Dios. Al menos nos en un Dios personal al que tiene caso rezarle para que te vaya bien en el examen de matemáticas (o peor a los demás). Mi moral cuando se asoma es más bien atea, o a lo más, panteísta.

Pero sucede que el otro día me sentía mal, y lo vomité en el post. Y ahora resulta que la tortilla se dio la vuelta, tanto así que más que un giro mi vida parece a merced de un concienzudo sastre. Uno que piensa que el cliente siempre tiene la razón.

Vamos por parte, mi padre me dio una tarjeta Visa, con cupo suficiente como para que no me miren feo en el aeropuerto. Ahora puedo comprar los pasajes y hacer las reservas en los hostales y todo eso.

Luego, me llamaron del hotel, quieren que vaya a una tercera entrevista, esta vez con un montón de papeles que no tendría caso que me los pidan si no es porque van a contratarme.

Y como si esto fuera poco, me llamaron del Café Literario de Providencia para decirme que ya les devolvieron "Las Correcciones" así que puedo ir a retirarlo.

Jajajja, bueno, tenía que poner un tercero, siempre es más bonito si son tres.

El caso es que sentí que tenía que retribuir estas bendiciones de alguna manera así que invité a salir a mi fan número uno, que jamás ha leído este blog y me parece mejor que no lo haga hasta que tenga al menos 15 años, hablo de mi hermano menor, Nicolás.

Lo invité a que fuéramos al museo histórico, a ver una exposición de armaduras medievales. El chico se ha pasado la mayor parte del verano jugando al Diablo II, que a mi me parece un juego muy bueno para perderle el miedo a muchas cosas. Ya me lleva demasiado la delantera en el juego, su paladín ya llegó a la ciudad de Kurast y ahora debe rescatar un cerebro en una caverna repleta de pigmeos desolladores y serpientes acuáticas, ha encontrado tanto oro que se pudo comprar una corona de 28.000 con un monton de defensa. Mi nigromante en cambio sigue atascado en los desiertos alrededor de Lut Gholein, aunque ahora tengo una habilidad nueva que me permite crear un golem sangriento que tiene 270 de vida y es como inmune a los muertos vivientes.

Sí, las conversaciones con mi hermano este verano han sido muy de ese toque.

Nos bajamos de la micro en pleno Irak santiaguino, las obras de la Alameda donde muere cada día al menos un peatón. Y la nueva intendenta dice que es porque cruzan mal la calle, pero claramente la nueva intendenta no toma micro y no se da cuenta que los micreros pasan de largo y lo obligan auno a correr detrás peligrosamente. La nueva intendenta es hermana de la conductora de noticias de la mañana, cierto? Las dos tienen la misma cara de transexual. Un poquito grandes sus quijadas, pero seguro tienen un hermano guapísimo.

El caso es que en el Bibliometro devolví "El amante del volcán" (que me ha gustado mucho, aunque al principio me costo engancharme ahora quiero puro hacer una película con Emma Hamilton para que Helena Bonham-Carter se vuelva a vestir de época, aunque Kate Winslet y Shirley Henderson también lo harían bien). Saqué "Misterios de un asesinato", homoerotic comic con texto de Neil Gaiman sobre el primer asesinato de la Historia, antes del de Caín y Abel.

El museo no tenía mucha gracia, todas las armaduras eran réplicas que ciertamente jamás habían tenido que aguantar la carga de ninguna espada, mandoble o cimitarra. La colección estable está mal presentada, no hay casi nada en inglés y me dio pena por unos turistas coreanos que daban vueltas. Son interesantes las pipas de enteógenos indígenas, las pinturas del Mulato Gil están muy buenas, me gustó ver la navaja suiza de San Martín, las gafas rotas de Allende, mi hermano flipó con el perro embalsamado de Arturo Alessandri, hay una foto de Jorgito Alessandri donde sale éste con Kennedy y se nota que lo encuentra de su total gusto. Pero todo el periodo de Allende, el golpe y la dictadura, museísticamente hablando, se lo farrean completamente.

Claro, seguro que mucho dinero no tienen, pero no da la impresión que se estuvieran esforzando mucho por conseguirlo.

Aún me faltaba ir al café literario y me hermano empezó a alegar porque estaba cansado y prefería irse a casa a matar zombies.

Nos fuimos por el parque forestal, tomando helado, yo le decía a Nicolás: Esto es Chile, un parque estupendo y vacío, al lado de un montón de calles sucias abarrotadas de gente. Es que no aprovechamos lo que tenemos, es que nadie parece tener tiempo para nada...

-BARRO!!!!.....DETENTE!!!!!!!!!!!
(debería aclarar que mi hermano es un gritón de mierda y que no sabe hablar despacio)

-Qué ocurre?!?!?!?!

- Ahí, ahí, en el árbol!!!!

Siguiendo la linea de su dedo se llegaba a la base del tronco de un árbol, ahí, acurrucada, con la cabeza afuera moviéndose imperceptiblemente (puede ser que la muevan las hormigas), se encontraba una tortuga.

- Agárrala a ver si está viva
- No me atrevo, puede que tenga Ántrax
- Agárrala y no seas idiota, toma, ocupa este papel (le paso la entrada al museo)
- Mira, está viva!!!!, pero no abre los ojos

En eso apareció detrás nuestro un tipo alto con su perro, un Bull Terrier. No preguntó si acaso las tortugas eran nuestras.
- "las tortugas"?

En eso aparece una tortuga más grande y con los ojos bien abiertos, creyendose la muerte con esa actitud de "yo soy de la época de los dinosaurios y ustedes son unos recién llegados presumidos, póstrense ante mí".

El extraño se identifico, dijo que era veterinario y que estas tortugas si no eran nuestras lo más seguro es que hubiesen sido abandonadas en el parque por contrabandistas. "Éstas tortugas en el mercado cuestan como $50mil, pero su comercio es ilegal"

Miramos alrededor nuestro esperando ver aparecer a una banda de traficantes de animales con metralletas y dientes de oro. Aproveché de mirar al veterinario, que no estaba nada mal. Para que supiera que me gustaba me agaché y le hice cariño a su perro, que me olió entre las piernas y decidió que era un amigo.

- "ustedes tienen jardín?"
- "Si, por supuesto que tenemos!", dijo mi hermano.
- "Bueno, entonces llevensela y denle de comer lechuga, yo me quedo con esta otra, tengo una amiga que tiene casa y se la pienso regalar"

Seguimos nuestro camino, tres en vez de dos. La tortuga se sacudía, pero mi hermano no pensaba soltarla, pensaba que siempre había querido tener una tortuga terrestre, yo pensaba en las cincuenta lucas.

- "Qué extraño que siendo veterinario no se haya llevado a esta, que parece más enfermita", dijo mi hermano y me causó mucha gracia. Lo cierto es que ciega la tortuga no estaba, le remojamos la cabeza en una poza ("así no!!, que la estás ahogando!!!") y abrió los ojos hipso facto.

- "Jajjajaj, ya sé como le vamos a poner, se llamará Topacio"
- "Por qué Topacio"
- "Por una teleserie venezolana donde la protagonista era ciega y luego veía, ya olvídalo"
- "Me gusta Topacio, sirve para macho y para hembra, no sabemos todavía qué es. Le debimos haber preguntado al veterinario"

Cuando el resto de la familia vio que Nicolás llegaba de buen humor, no podían creerlo. Mi hermano es increíblemente gruñón y alega todos los días contra toda lógica que "Este ha sido el peor día de mi vida". Ahora en cambio se le veía feliz, le dijo a mi madre que ya no era necesario que le compraran una cacatúa, que tenía un quelonio que lo hacía feliz.

Así que yo feliz, el enano gruñón feliz, todos felices. La tortuga fue muy bien recibida en casa y se devoró la lechuga que le dimos.

Me imagino que ahora por los giros esos, el próximo post debería ser una desgracia tras otra. Pero no, no Dios o quien sea. Todavía hay muchas cosas en mi vida que pueden salir demasiado mal, tengo trabajos por los que no me han pagado, tengo una presión al corazón a veces que seguro significa un pronto infarto al miocardio, puede que odie el empleo de botones, que la libra deje de bajar en el mercado de capitales y que "Las correciones" no sea tan buenasdespués de todo.

Esperémos lo peor y pasémosla bomba. Ese es mi refrán.
Recuérdenme no usarlo en voz alta durante el vuelo.

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