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martes, noviembre 30, 2004

Por una cabeza

- "Los llamaremos, entre las seis y las seis y media, en caso que no necesitemos de vuestros servicios"

Los llamaremos, nos llamarán. Quiénes somos nosotros? Nosotros los postulantes al empleo de promotor del parque acuático. Llámémosle Agüitalandia.

Llegué a las 11:00, y recién a las 4:30 la charla introductora llegó a su fin. Tuvimos, eso sí, un recreo de 10 minutos. Para fumarnos un cigarrito.

Sigo hablando desde un nosotros al cual mi pertenencia parece bastante improbable. De los 28 postulantes más de la mitad son mujeres de las cuales un 70% tiene un hijo a cuestas. Sólo un hijo, que un gol de esos ya no les meten. No, ninguna está casada. El resto está formado por varones veinteañeros que necesitan financiar los estudios que han tenido que congelar. Hombres y mujeres, todos dicen querer independizarse, y a futuro, el sueño máximo es comprarse un autito. Y dar el pie para la casa.

No soy la única excepción, no soy tampoco la más sonora. Ese título le recae a Juan Eduardo, que con sus 44 años, dos hijos, conviviente y viviendo con la suegra en Talagante nos hace sentir a todos un poco mejor respecto de nosotros mismos. Juan Eduardo trabajó 20 años como conserje, y ahora quiere hacer otra cosa con su vida, aprovechando que lo echaron, es importante en la vida verlo todo como una oportunidad, nos dice.

Y no debo olvidarme de Carlos, el cordobés. Pálido como fantasma, lleva un mes en Santiago y a todas partes lo acompaña su guía Mapcity 2003. Lo noto optimista.

Y Karina, la bailarina de trencitas, adicta al tabaco y con los pies cubiertos de parches curita (band aids). Karina me ha confesado que miente sobre su edad.

He conversado con todos ellos, porque yo soy un tipo sociable. Y me he identificado con ellos porque tengo buena voluntad. Pero eso no quita.

No quita que soy el único aquí con título profesional, el único privilegiado que estuvo en la Universidad Católica, el único que cuando le preguntan su motivación responde:

- Quiero juntar dinero para viajar a Europa el próximo año.....a conocer a mis abuelos, que están viejitos y a quienes nunca he visto.

Esa última parte la tuve que improvisar, porque todos al presentarse como que daban algo de pena, y yo sentía que me estaba faltando ese punch!

Pero no más nosotros, que el discurso de 5 horas me lo tuve que mamar desde mi solito y cada vez más descorazonado yo.

El charlista era un comediante frustrado (eso era evidente), y pese a que al igual que nosotros no había comido nada, eso no le impidió extenderse en anécdota latera tras anécdota latera.
Ji ji ji detrás mío se ríe alguien de un chiste machista añejo, y a mí me dan ganas de salir corriendo, porque lo que se vienen son más chistes a costa de la suegra, la bruja, y la clase media que no juega golf "pero como sabemos que es arribista le tenemos una cancha de minigolf, y bailarines brasileños para que practiquen el baile de moda, el Axé".

Y yo me quedo pegado observando los dientes del charlista, que me parece tiene dos corridas de ellos. Como un tiburón, o una barracuda, o no, pero si es igualito, igualito a Taz, el demonio de Tasmania!

Nos dice, nos subraya, la improtancia del dinero. El dinero no hace la felicidad, pero la financia. El amor al dinero es el requisito principal para trabajar en Agüitalandia. Y sigue el bombardeo de clichés. En un momento hace unos cálculos mentales, yo me quedo pensando, los ha hecho con el dólar a 700. Ahora está a 590. Me doy cuenta que este discurso, este mismo, lo viene repitiendo semana tras semana, hace un par de años. Por lo menos.

Yo necesito plata, y estoy dispuesto a ganármela con el sudor de mi frente. A recorrer estacionamientos de malls y bencineras con una polera dos tallas más grande, a entregar volantes y llamar a casas, insistir con que vayan de visita al parque.

Y luego el fin de semana, recibirlos allá, hacerles el tour del recinto bajo un sol infernal, con los niños que quieren meterse a la piscina y los padres que se lo han prometido, porque el volante pareciera indicar que sí se puede.

Y entonces decirles que no, que no habrá piscina, que primero tienen que ser socios, y llamar al vendedor para que cierre el trato, los clientes entregan sus millones, el vendedor se lleva la big tajada y yo mi comisión.
O en caso contrario, ver como los niños se van llorando o hechos furia, los padres humillados escupiendo a la piscina, de vuelta al auto bajo un sol calcinante, a pagar el peaje de regreso a Santiago.

Pero si la venta se hace la comisión es buena, y Taz nos dice que podríamos estar ganando unos doscientos mil a la semana. No hay sueldo base, hay una ayudita para locomoción, pero el resto depende de nosotros. "Tenemos gente que gana 5 millones mensuales", nos dice. Como se verían ustedes con 5 millones al mes?

Y el público, nosotros, responde con aullidos unánimes. Las madres solteras se imaginan a sus bebés riendo entre juguetes FisherPrice, y luego yendo al colegio caro de la comuna, comprando ropa en la tienda donde antes ellas vendían y las explotaban, con un computador en casa para hacer las tareas bonitas y dar una buena PSU, y luego entrar a estudiar, a una universidad tradicional, una carrera entretenida, como periodismo.

Nos dijeron que a las 14:30 ya sabríamos quien queda y quien no. Son las 17:00 y recién ahora empiezan las entrevistas. Nos van llamando en grupos de seis. A mi grupo el turno nos llega a las seis en punto.

Un repaso por los currículum, unas preguntas tipo, por qué dejaste tu último trabajo?, con quien vives?, tienes visa de turista? Y luego un mensaje final, tras el cual por fin puedo volver a casa y almorzar algo.

- "Los llamaremos, entre las seis y las seis y media, en caso que no necesitemos de vuestros servicios"

Yo, antes de irme, me doy un gusto. Les hago ver que sus volantes y dípticos tienen un par de atroces faltas de ortografía. "Si no los han mandado a imprimir todos, traten de corregir los que faltan".

Media hora toma la micro en subir por Bilbao, llevo el celular en el bolsillo. Casi quiero que suene. Toda la plata de la que nos han hablado suena bien, suena muy bien. Pero no dejo de pensar que yo estoy mal, que tengo un título que debería servirme de algo, que mi inglés debería ser un aporte esencial y no una incómoda excentricidad.

Siento que por puro desinformado voy a estar amarrado a una empresa chanta todo el verano, insolado, cultivando el cáncer a la piel, asqueado de los ritmos brasileños de moda con que se alegran los ánimos en Agüitalandia, soportando a jefes que escriben "incentivo" con "s", "Squash" con "ch", "shopping" con "sch", y que no conocen a otro Dios ni a otra moral que la del señor Dinero. Moloch.

Si al menos fuesen guapos..., y dirán ustedes, qué tipo más superficial!, pero es un factor no menor. No he visto hoy a nadie que me guste o me atraiga o me genere curiosidad. A lo más una niñita fumadora que me dijo que nos ganáramos una sombrita durante el break. Y que se aburrió de esperar y se largó.

Tiro al aire una tarjeta que me dio el Señor Yi de Corea y que uso como marcapáginas. Si cae del lado coreano es que sí vale la pena este trabajo, si no, es que no.

Cae del lado coreano. Probemos una segunda vez, cae del lado castellano. Probemos una tercera, coreano otra vez.

Y en el libro que leo el protagonista, Gordon Comstock, tras un mes de mascar lauchas, recibe 50 dólares por un poema que le publicó una revista estadounidense. No lo puede creer, invita a sus amigos a cenar a un restorán carísimo, a la segunda botella de Asti se emborracha, deja una propina grosera, intenta violar a su novia en un callejón, la novia le da una cachetada y se aleja llorando, Gordon se va de putas. Y a mi me duele seguir leyendo.

El celular en mi bolsillo no ha sonado, y son ya las 18:32.

Me bajo de la micro, cruzo la calle. Mi madre está regando el jardín. Me mira con cara triste.

- Te tengo malas noticias
- En serio?, oh mamá, no sabes lo feliz que me haces al decir eso!

Y la abrazo.
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lunes, noviembre 29, 2004

Avoiding all work (cause there's none available)

El fin de semana estuvo muy bueno, cultural. Con Maca y Ricardo (me tienta empezar a llamarlos por sus iniciales, MyR) fuimos al teatro, a Matucana 100 a ver a la Patogallina. Y previamente el mismo día fui con Maca a una exposición fotográfica del argentino Marcelo Brodsky en el Museo de Allende. Ese a que tanto periodista asiático y ruso me preguntaba como llegar.

Genial Brodsky, tomen el metro, se bajan en Quinta Normal, cruzan Matucana y caminan hasta llegar a Herrera, el museo está a mano derecha. Después me lo agradecen.

Y el sábado fui al cumpleaños de la Sole, una amiga del colegio que ahora se ha mudado a vivir con Mariela, una amiga de la U. Las dos son madres solteras, los pololos(novios) las visitan, pero en el fondo ellas aperran solas con sus críos. Creo que me habría sentido un hombre obsoleto, inútil y desempleado, de no ser ellas tan simpáticas y cariñosas.

Pero es cierto, en mi mundo las madres solteras trabajadoras son las nuevas wonderwomen, y el resto de los paladines de la justicia brillan por su ausencia.

Para no sentirme tan poca cosa, hoy lunes salí en busca de trabajo. No hay avisos para periodistas en el diario, así que destaqué unos cuantos que buscaban vendedores. Imprimí unos tres currículos, los guardé en mi maletín Apec y salí en busca de mi destino.

De vuelta ya en casa las conclusiones son:

- Puede que trabaje reclutando socios para un Parque Acuático, con su ocasional visita al susodicho (famoso desde que Mekano hace grabaciones ahí, yo no lo sé, yo no veo Mekano).
Con 30º a la sombra, me parece que la oportunidad de ganar harto dinero gracias a las comisiones no es menor.

- Rechacé trabajar de vendedor de sistemas de seguridad ADT, aunque el que me entrevistó era un mijito rico con cuerpo de rugbista amateur que miró mi maletín con codicia. Mis razones: No quiero pasarme el día diciéndole a la gente que le pueden robar en su casa.

- Dejé un currículum en un pub irlandés, y otro en una empresa de cruceros magallánicos. Sin aviso del diario de por medio, hay que pensar positivo, no? Así fue como llegué a la Apec.

- Buscar trabajo acompañado es más entretenido, conocí en lo del Parque Acuático a un cordobés de 24 recién llegado a Chile, siguiendo los pasos de su novia. En todos lados le decían que los argentinos encuentran rápido trabajo en Chile. Yo igual le recomendaría que moderase un poco el acento.

Estoy en un buen momento como buscador de pega, a la gente le gusta saber que trabajé en la apec, y no tengo que dar explicaciones sobre por qué ya no sigo ahí.

Sólo espero que mi currículum no lo encuentren demasiado bueno, que digan que un periodista de la católica no se va a comprometer con la entrega de folletos y el telemárketing.

Cruzo los dedos.




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sábado, noviembre 27, 2004

Learning leisure

Es cierto eso que dicen, que uno aprende algo nuevo cada día. Mi único reclamo es que en mi caso siempre resulta que las únicas cosas que aprendo sólo sirven para programas televisivos de concursos (y ya saben como me fue ahí y aquí).

Lo importante, lo útil, lo vital siempre se me olvida.

Hoy, por ejemplo, mientras veía el DVD de "All about Eve", aprendí de labios de Bette Davis como se pronuncia la palabra inglesa "leisure".

"Leisure", es decir, "Ocio". El segundo disco de Blur se llama así, y yo hasta ahora solía pronunciarlo "líshur".

Pero no, Bette Davis me enseña entornando sus ojos enormes y sosteniendo un Martini dry en la mano que la pronunciación es otra, de hecho, se pronuncia igual que la ciudad inglesa de Leicester. Es decir:

Leicester = "Léster"
Leisure = "Léshur"

Un simple fonema, y sin embargo sé que si algún día me ataca el Alzheimer, la correcta pronunciación del ocio inglés será una de las últimas nociones en hacer abandono de mi apolillada memoria.

No es chiste. Todavía recuerdo cuando siendo un flamante quinceañero fui al cine a ver una versión francesa de los años 50 de "Los tres mosqueteros". Cuando hacían el transbordo de Dover a Calais (o de Calais a Dover, da igual), y descubrí que el famoso puerto francés sobre el Canal de la Mancha no se pronunciaba literalmente (como yo creía), sino que se decía más bien "Calé".

Fue una revelación. Todo lo que creía saber sobre Francia se vio trastocado. Perrine, la heroína de "En familia", no vagaba mendigante por Amiens, lo hacía por "Amián". Y Pimpinela Escarlata, no hacía cambio de caballos en Beauvais, lo hacía en "Bové". Pronto me vendrían con que Napoleón no fue derrotado en Waterloo, sino en "Vaterlú".

Esos detalles lingüísticos los aprendí una tarde de domingo en el Cine Arte Alameda, en un ciclo de filmes viejos de Pathé. Y todavía no se me olvida.

Otro ejemplo. Estaba en quinto básico, la tía del bus escolar se encontró con un taco a la altura de Fleming. Yo iba sentado de copiloto, era el último del recorrido en bajarme, y lamenté no haber llevado ese día ningun Ásterix o Mampato para leer mientras el tráfico se recomponía. Al parecer había ocurrido un accidente, uno grande, porque estuvimos ahí detenidos al menos unos veinte minutos. Me empecé a angustiar como lo hacen los niños de 10 años, que creen que el aburrimiento es peor que la viruela. Hablar con la tía no era opción, no recuerdo ahora la razón, pero ella no me simpatizaba. Así que estaba yo ahí, tratando de ocuparme en algo, sin poder bajarme del bus para sapear el accidente, cuando mis ojos se clavaron en la patente del microbus que nos precedía, una máquina del recorrido Bilbao Lo Franco.

Me quedé ahí, concentrado en la patente, pensando en la Memoria(así con mayúscula), en cómo hay cosas absurdas que se anidan en ella sin dificultad, y cómo existen otras importantísimas que nunca logran adherirse del todo. Me empeciné en adquirir control sobre mi memoria, me dije que en adelante iba a recordar las cosas que valía la pena recordar. Los números de teléfono de mis amigos, el número de mi cédula de identidad, las capitales de los países, las letras de las canciones.

Y olvidar también por cierto las cosas que vale la pena olvidar: los finales de las películas y novelas, los remates de los chistes, los motivos detrás de las discordias, lo mal que huelen las pescaderías.

Este gran proyecto quinquenal partiría por esa patente. Patente, tú serás la piedra sobre la que edificaré mi iglesia.

BZ-2955

Todavía me recuerdo, y me sigue haciendo gracia.

Mi memoria está así, llena de souvenirs sin mayor propósito. Creo que en realidad yo no aprendo, sino que memorizo. Las cosas en verdad útiles, el cómo no perder amigos, el cómo conseguir trabajo, saber manejar, saber jugar fútbol, saber mentir. Simplemente no se me dan.

Quisiera, y me haría harto bien creo, una limpieza general en mi cabeza, reacondicionarla para una meta práctica plena de éxito y fortuna, pero no sé como hacerlo a estas alturas. No sé tampoco si será posible.

Cada día aprendemos cosas nuevas. Bits de información aptos para una tarde de charadas(de esas que ya no se hacen), datos freak. Hoy me enteré que una de las primeras apariciones de Marilyn Monroe en la pantalla del cine es con un breve rol en "All about Eve". Una película sobre la ambición y sobre los ciclos de la fama. Eve (Anne Baxter) es una aspirante a actriz estrella que se las arregla brillantemente para parasitar de su ídola, la gran dama del teatro interpretada por Bette Davis. Eve es el paradigma de la mosquita muerta armada de una monstruosa determinación. Pero quien se roba la peli es Bette.

Aquello fue lo que me sacó del bajón post apec/desempleo: el día del DVD en Blockbuster, todos los arriendos a $500 (menos de un dólar, that is). Renté "Finding Nemo" para toda la familia (y porque tengo por ahí mi lado Dory), "Zelig" para reflexionar sobre lo influenciable que puedo llegar a ser, y "All about Eve", para que Almodóvar se deje de insistirme con que la vea.

Cuáliti filmguotching léshur, dat is.

Y creo que uno podría aprender bastante de las películas, aprender técnicas para lograr lo que queremos en la vida, cómo ascender socialmente a lo Eve Harrington.

Pero para eso tendría que encontrar alguien a quien realmente admire, un roble para el muérdago, un tiburón para la lamprea. Alguien que valga la pena parasitar. Un role model. Mi propia Bette Davis.

Lo pienso, pero es difícil. Chile es conocido por ser el país del chaqueteo. "Chaqueteo". Qué es eso? Imagínense a Supermán que quiere emprender el vuelo, pero un ejército de pigmeos le tienen agarrado por la chaqueta. Imagínense a Gulliver atado por los cabellos a una playa de Lilliput. Ese es el supuesto karma de la gente talentosa acá en Chile. (Y no es que me las quiera dar de talentoso, pero luego, si esa fuera mi intención, tampoco tendría por qué tener nada de malo, cierto?. Pero ocurre que mi cabeza también está poblada por chaqueteros liliputenses. Auch!, Eso duele!, Cresta! Malditos!, déjenme en paz!!! ).

Me gustaría ser capaz de deconstruir y derribar ese mito del chaqueteo, pero primero tendría que hallar a alguien verdaderamente exitoso y admirable e inspirador. Que supongo es como hallar a alguien verdaderamente feliz.

La profesora formula de pie y en voz alta la pregunta, ¿hay alguien exitoso en clase? si es así por favor que levante la mano.

-Vamos niños, levanten la mano, no sean tímidos, no ven que son parte ustedes del Colegio Chile, el con mejores notas del barrio, con la menor tasa de repitencia, no ven que tenemos convenios firmados con U.S. High, y con el Euro College y con la APEC Academy?

De todos los países de latinoamérica, si hay uno que sus habitantes no deberían querer abandonar, ese es Chile.

Y es que hablando de karmas, si hay uno que nos viene como anillo(grillete) al dedo, es el ser la excepción que confirma la regla.

Seguro que hay una lección que aprender dando vueltas por ahí, somewhere. Pero no hay caso, se me escapa.

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jueves, noviembre 25, 2004

de príncipe diplomático a sapo croador

Estamos tirados en mi cama, yo y mi hermano, viendo un capítulo viejo de Los Simpsons. Le pregunto:
- Oye Nicolás, cuántos días te quedan de clases?
- Cinco, creo.
- Y? emocionado?
- Me da lata salir de vacaciones, este año va a ser muy aburrido. Sin ver todos los días a mis compañeros de curso, y tú más encima que te vas a Europa.
- Yo no me voy a Europa ahora, estas vacaciones tengo que trabajar (en lo que encuentre), para mí va a ser peor que para ti porque no podré ir a la playa, me quedaré en Santiago con todo el calor y tiranizado por quizás qué jefe, eso si tengo la suerte de encontrar pega.
- Cómo?, pero si yo le dije a todos mis amigos que tú te ibas de vacaciones a Europa!
- Pero en mayo poh
- Y por qué en mayo?
- Porque es todo al revés allá, tu cachai, que mayo allá es primavera, y quiero quedarme al menos hasta agosto, que allá es el mes de más calor.
- Ah!
- Así que te queda hermano sólo por unos cinco meses, y luego la pieza es tuya
- YUPI!!!!!!!!!!



La resaca post Apec ha sido brígida, estoy más pobre que antes y cuando llamé para preguntar por mi cheque de septiembre me dijeron que volviera a llamar la próxima semana. Además para colmo extravié el carnet. Tiene que habérseme quedado en alguno de los controles de seguridad por los que pasé. Todo el mundo me dice que perder el carnet es cosa seria, que alguien puede sacar plata con mi carnet. Y yo me pregunto, cómo?, cómo se hace para sacar dinero con mi carnet? Por favor que me den el dato.

El contrato por la última tanda de reuniones ni siquiera lo he firmado. Con todo lo que habló Lagos de la austeridad de este evento me pregunto si acaso el sueldo de quienes trabajamos para que saliera bien estaba incorporado en el budget.

Como envidio a las putas, les pagan al instante, trabajo no les falta, duermen toda la mañana si quieren, y seguro se forraron en dólares con esto de la Apec.

En cambio yo agarro la revista Lat33 y leo que la tendencia es que cada vez habrá más desempleo, que cada vez sobrarán más los periodistas y sociólogos y psicólogos y antropólogos.

Pero las jornadas de trabajo no disminuyen, y quienes tienen pega llegan a casa agotados, (no felices y agradecidos), tras luchar con el tráfico citadino por una hora, demasiado cansados para hacer cualquier cosa más. A casa a ver a Lucho Jara quedar en ridículo entrevistando a Robbie Williams sin saber inglés, y luego de eso soñar pesadillas en que los despiden por irse de la oficina antes que el jefe. El jefe que tampoco sabe inglés. Igual que todos se reían de la Carola Zúñiga por no conocer a Roberto Bolaño siendo que igual tampoco ellos lo habían leído. (Nótese el uso impune de la tercera persona plural)

Bienvenido otra vez al mundo real. Ese mundo que a todas luces apesta y sin embargo nadie cree posible hacer nada por cambiarlo.

Pero claro, yo ni siquiera vivo en el mundo real, yo vivo de allegado con mis padres. Y me cuesta imaginar que algún día sea capaz de valerme por mí mismo. Apesta, todo apesta, los trabajos que se demoran meses en pagar apestan, las carreras de periodismo que se siguen abriendo en universidades privadas apestan, los problemas que le ponen a uno para sacar una tarjeta de crédito apestan. Yo apesto. Estoy de vuelta en modo batracio. Croac Croac Croac.
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martes, noviembre 23, 2004

Se remata L'Apec

Último día, que sensación fabulosa. Nos dijeron que viniésemos con jeans y polera. La credencial la llevo colgando del bolsillo del pantalón. Saludo a los pacos a caballo, y ellos me dicen: Johnny Walker!, mi polera trae a todos recuerdos gratos.

En la mesa hay una bolsa con tres botellas de Budweisser, Scott cumplió su palabra. Llenamos los vasos de espuma que chorrea sobre papeles ya inútiles y contamos anécdotas de anoche. Mauricio todavía intentando justificar su handshake a Bush. Vamos, que al menos podrías haberte escupido la mano primero.

Alrededor nuestro, cajas y más cajas de material sobrante.

Comienza el saqueo.

Primero nos abalanzamos sobre las cintas, que las hay de siete colores distintos y se convierten en material de colección. La roja, la verde, la gris, la negra, la amarilla, la azul, la blanca y la roja con negro de los cabrones máximos.

Se rumorea que hay una gris especial, elasticada. Se dice también que alguien vio una color púrpura. Patrullas de salteadores son enviadas a los cuatro costados del salón en busca de ese objeto numinoso.

Pero la búsqueda agota, y pronto casi todos se han ido a tender al pasto, a preparar la piel para el próximo verano y el próximo cáncer que también se viene.

En fin, no sé que me pasó esta vez. Pero mucha conexión no hice con el grupo. El próximo trabajo será distinto, la inestabilidad laboral permite reinventarse. Digo yo.

Pero ahora quedo a cargo, y me baja el Robin Hood que todos llevamos dentro. Es una sensación contagiosa.

Han sobrado unos 200 maletines, y todo el que cruza la puerta se lleva uno. Los carabineros desfilan todos con sus pastores alemanes, les regalamos una credencial a la mascota y un maletín al dueño. De qué color lo quiere? azul o dorado?

Pongo la música fuerte. Perez Prado y Celia Cruz cantan "Quizas, quizas, quizas". Seguidos por Cake y Doris Day que hacen la versión anglosajona de la misma canción. Todos los gráficos bailan, y los perros se echan en el piso a sabiendas que no hay nadie más a quien olisquear.

Vienen unos sonidistas y maquilladoras de TVN que necesitan sus credenciales para la Entrevista del Domingo al Canciller, les doy sus maletines, se van felices. Les digo que le saquen pica a Amaro Gomez-Pablos y Mónica Pérez, porque a ellos no les tocó.

Estamos embriagados de abundancia, y la sensación es fenomenal. Hasta que llega la asistente del jefe y todos nos quedamos tiesos. Pero ella viene con amigas, y nos pide que las ayudemos a subir cajas de maletines a sus autos. Cajas!. Y pensar que aún así sobran. Yo les diría a los interesados que vayan cuanto antes al Persa Bío Bío.

En eso llega mi amigo paco.

Ok, Vero, entiendo tu punto. Tal vez no hay mucho futuro con gente que cree que las penas criminales son siempre menores de lo que deberían ser, gente que te sugiere poner música folclórica chilena en vez de tus medleys cosmopolitas.

Pero los carabineros están tratando de remontar su mala fama del pasado, y te digo que pueden ser bastante adorables. Con sus perritos acróbatas, y su pega de mierda, y su buen humor. Yo ya me he reconciliado. Pero aún me faltaba algo.

- Me podrías sacar una foto y hacerme una credencial?, yo quisiera tener un recuerdo.

Eso es Vero, cuando la fuerza de la ley te pide que la infrinjas, mientras te mira con sus ojitos celestes y su sonrisa sureña. Cuando se pone a tus órdenes. Eso es lo arrebatador.

Le saqué la foto a mi amigo, que sin gorra parecía parte del elenco de Top Gun. Se la dí y le dije que me esperase en el baño, que ya le seguía yo con la cinta.

Cuando llegué al baño él ya estaba ahí, con las manos sujetando la hebilla del cinturón. Yo le dije algo así como "Ya estamos de nuevo traficando". Y él se rió. Me agacho y reviso que no haya nadie más en el lugar. Todo bien. No hay moros en la costa.
Me acerco lentamente y le desabrocho el botón del bolsillo de la camisa donde se ha guardado la credencial. Una escena clásica del porno gay. La piel se adivina caliente bajo la tela. El botón se abre. La respiración es lenta. Sin prisa inserto la tarjeta en el portador, y con una caricia leve hago que incline la cabeza para colgarle el souvenir como si fuera una condecoración. La cinta negra que roza la gorra verde, y mi mano que se detiene en su nuca roja, y ambos que nos reímos con dientes blancos, y me doy cuenta que voy a tener que ser yo quien dé el primer paso hacia el arcoiris multicolor.

Y no que entra justo alguien más al baño, y rompe la burbuja, y no creo que haya cachado nada, pero igual nos vemos obligados a salir.

Camino detrás de él, con unas ganas irresistibles de agarrarle el trasero y arrastrarlo conmigo a la cocina, o a la cava, o al cerro, o a cualquier lugar donde el paco y yo podamos hacernos tira.

Pero nada de eso sucede. Y desde el futuro me llegan reprimendas, estoy seguro. Maldito pendejo, que no te das cuentas que las oportunidades no hay que dejarlas pasar!

Qué le vamos a hacer, igual algo me dice que me he ganado un lugar en sus fantasías lo mismo que él se ganó uno imperecedero en las mías. Llega el cambio de turno. Que le vaya bonito. A tí igual.

Yo agarro mis maletines y me voy, rumbo al departamento de Arturo. Nadie sabe para quien trabaja. Almorzamos en la cama. Me pone un DVD de Culture Club y otro de Erasure. Detesto todas las canciones que a él más le gustan y las que a mi me parecen bien a él le dan lata. Dormimos un rato, pero el ronca, y hace mucho, demasiado calor. Una ducha fría lo arregla. Al final le digo a Arturo que he decidido ir a la fiesta de Prensa en Espacio Riesco. Dice que me acompaña hasta Vespucio.

Arturo, no lo sé, me agota. Me siento un poco su terapeuta. Tiene muchísimos rollos e inseguridades y a su lado me siento Sai Baba con todas las respuestas. Cosa que no soy. También yo necesito que me den, que me aporten. Quien fue ese que escribió hace poco un libro en que analiza las relaciones amorosas con parámetros de economía?, pues el caso es que no creo que Arturo y yo podamos firmar un TLC, pero sí se mantendrán en el futuro inmediato los fondos de ayuda mutua.

Es así, es economía. Maximización de recursos. What's love got to do with it?

La fiesta de Prensa empieza en diez minutos más y yo aprovecho de revisar mi correo sentado al lado de la corresponsal de Libération. Luego puntual hago caso a los llamados bilingües por altoparlantes y me dirijo al cóctel, abonado con música brasileña. Me encuentro con Ramona, que recordarán fue contratada por Brunei como asistente. Me dice que no fue ni la mitad de glamoroso de lo que imaginaba. Pero que a la enlace el sultán le regaló una lapicera Mont Blanc bañada en oro, y ahora ella espera que su propio regalito no destiña.

Me encuentro con Vladimir, el corresponsal del diario ruso Izvestia, que es argentino y tiene pinta de profesor mateo. Me acuerdo de él, que cuando fue a acreditarse me conversó un rato sobre Kaliningrado. Está con la pandilla de BBC, incluido Elliot el galán de las credenciales, que en persona se ve tal vez demasiado anguloso.
Prefiero a Vladimir, que sabe ruso, vivió dos años en Rusia, es profesor universitario. Un tipo tan copado como inverosímil. No me suelta, no lo suelto. Sabe muchísimo, es de izquierdas, parece un viajero del tiempo que acabase de entrevistar a Allende en La Moneda. Le cuento que ayer estuve con Bush en la cena de gala.

Interesante lo que me dice, que ahora Bush, por mucho que nos repugne, es el presidente legítimo de su país. Y como tal hay que respetarlo. Insultar a Bush es insultar al pueblo que lo eligió en perfecta aplicación de las reglas democráticas. Hay que resignarse, criticar sí sus acciones cuando estas lo ameriten, pero respetarlo en su investidura.

Seguiremos así hablando toda la tarde, de Hugo Chávez, de Patricio Guzmán, sobre la influencia de la masonería en la arquitectura patrimonial del cono sur. Vladimir es como el abuelo cultísimo que siempre quise tener.

Cuando se acaban los quesos y el vino empieza a escasear, le digo que vayamos al barrio Bellas Artes a continuar la plática.

Vladimir es guapo, pero no me malentiendan. Me ha dicho que hace poco se divorció. Y sí, siento que hay algo de química entre los dos, la química es pansexual, pero no ando ya detrás de sexo, sino de una conversación con algo de sustancia, y vaya que los argentinos son buenos para eso.

Lo llevo al MAC, donde él con traje y yo con mis cintas APEC no damos el tono. Al menos mis cintas son de colores rastafaris. Vamos al Café Santiago y nos encontramos con el grupo de Voices, un proyecto de juntar a jóvenes de l'Apec para mostrar su convivencia en Canal 13 cable. Los saludo y estallan de júbilo, creen que por fin tienen prueba de que alguien los ha visto en la TV, tengo que explicarles que fui yo quien hizo sus credenciales y que mi memoria es simplemente monstruosa.

Al final partimos todos, un grupo de veinte, al Tortilla Factory, detrás del Alto Las Condes. Pero Valdimir y yo no cabemos en la mesa y nos comemos nuestro burrito sentados en un taburete.

Vladimir tiene muchas canas, lleva gafas, viste como jubilado y habla de tango. Igual es mino, pero en un estilo de revolucionario soviético de los años treinta. Cuando de pronto me entero que nació el mismo año que yo no sé qué pensar. Tiene mi edad y es profesor universitario, acaba de divorciarse, ha viajado por el mundo, es corresponsal extranjero. Le pido sus papeles, compruebo que es cierto lo que dice.

I'm speechless, y por suerte en eso llega Carolina, una simpática gordita de México con quien hablamos de comida (estas enchiladas no tienen nada que ver con las que yo como en el DF), chicos fresa (cuicos, chetos) y chicos naco (cumas, grasas). El español tan variable y tan asimilable a la vez.

Vamos ya de vuelta, Vladimir a su hotel y yo a mi casa. No encuentro como decirle que resuma el discurso porque me tengo que bajar de la micro. Le doy un abrazo torpe. Hemos intercambiado direcciones de correo. Cuando vayas a Buenos Aires..., que ganas de poder decir yo lo mismo, pero yo todavía vivo con mis padres, algo que la edad claramente no justifica. La edad, vaya, qué es la edad? qué peso tiene?

No me gustan las despedidas. No me gustan las promesas que se hacen en las despedidas. Estoy demasiado acostumbrado a que sean bullshit. Pero a Vladimir me gustaría volverlo a ver, y darle un abrazo más fuerte, y emborracharnos con cerveza uruguaya. Si al cabo era evidente que estábamos hecho de la misma tela. Druk. Un saludo para ti. El otro día saliste en las noticias, leyendo una pantalla escrita en ruso.

Cruzo Apoquindo y paso junto a un perro negro y grandote como el Mefistófeles de Goethe. Cruzo la calle y me cae que es domingo, que ya no pasa más nada, que hay demasiados rostros dándome vueltas y vueltas en la cabeza. Escucho saludos en decenas de idiomas. Sonrisas que se confunden con miradas. Me abruma la inmensidad de los horizontes que representan. Un centenar de aviones parten a lugares muy distintos y yo escondido en algún rincón del equipaje. Esto ha sido intenso, necesito reponerme, necesito mi cama. Necesito un nuevo plan para los días que vienen, para mi vida extraña que no deja de sorprenderme a cada momento y no deja que yo la sorprenda a ella.

Necesito ayuda, silbo y Mefistófeles me mira con las orejas en alto al otro lado de la Avenida. Me agacho y el perrazo corre jadeando hacia mí, me salta encima y me lame la cara entera.

Esa luciferina bendición es todo lo que necesitaba esta noche, la micro pasa enseguida, miro atrás y el perro ya no está. Pero mi rostro sigue húmedo.




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lunes, noviembre 22, 2004

Australian Delegate Nº9

Cuando llegué a mi casa estaba mi hermana todavía despierta y me comentó del forcejeo de Bush para poder ingresar (algo que fuese) a su jefe de seguridad, mientras todo el resto de guardaespaldas se quedaba fuera de la fiesta, agarrándose a mocha con los carabineros chilenos que les impidieron el ingreso. Gringos prepotentes que no saben respetar el protocolo.

Fue interesante enterarme de eso. Porque desde donde yo estaba situado no ví de eso nada. Sólo a Bush que abandonó a su señora para acercarse a la puerta (yo me imaginaba que tal vez quería que le sacaran más fotos) y luego cuando regresó con ella, en una imagen que me perturbó un poco, le dio un agarrón en el trasero. Sip, a Laura Bush.

Pero bueno, que había sido un día muy largo, y no podía confiar en todo lo que mis ojos parecían ver.

Un día largo y aburrido, ya casi nadie falta por acreditar. Casi todos los miembros del equipo se escaparon en un momento u otro a dormir siesta y yo, que tengo una imposibilidad biológica de conciliar el sueño con el sol sobre mi cabeza, apenas vi que un durmiente regresaba preguntando si lo habían echado de menos le dejé el cacho a él y me escapé a Espacio Riesco.

Mi excusa era acompañar a una periodista brasileña que venía por primera vez a Chile. La acompañé en su taxi, caminamos luego al centro de prensa y luego ya cada uno por su lado. La brasileña impresionadísima por toda la publicidad sobre su país que había en las calles. "Brasil 40º". Tuve que explicarle que se trataba de una campaña de venta de trajes de baño en Almacenes Paris. Aaaaaaahhah!, me dijo.

Vagué un rato, recogí muchos folletos y revistas, la promotora de Corea (la que habla como niñita del Villa María) me regaló un buche (o abanico) y también un DVD con la historia de Corea. Me encontré con mis amigos de enlaces y estuve un rato en su oficina. Todos discutiendo qué traje se iban a poner en la noche para la cena de gala en Estación Mapocho. Yo sabía que sólo a las mujeres de mi equipo les tocaría ir, y para eso les habían diseñado vestidos especiales, y para eso tenían la tarde libre, para emperifollarse y sacarse las ojeras.

Los líderes de las 21 naciones estaban en conferencia, y los fotógrafos apostados fuera bajo un sol despiadado. Escuché que aún faltaba una hora para que saliesen, así que me devolví caminando a Los Almendros.

Y claro, me retaron. Pero como no avisas que te vas! Y claro, que a mi tampoco nadie me avisó cuando se iban todos a dormir siesta. Filo, no pasó nada en mi ausencia. Y yo tenía un buche y un DVD promocional y los demás sólo cara de querer seguir durmiendo.

A las seis fui a preguntar si había algo más que hacer o ya me podía ir. El jefe, de común relajado y bonachón, estaba ahora inflado y tenso. Parece que una base de datos había fallado, y todo mal, la seguridad de la cena de gala estaba a punto de irse al carajo, así que todos a ponerse las chaquetas que partimos a la Estación Mapocho.

Una hora después (el tráfico era imposible por Recoleta), llegamos.

Cuento corto, tuve que estar detrás de nuestras elegantes compañeras soplándole los datos que el computador les negaba en mostrar. Y frente a mí empezaron a desfilar todas las fortunas del país, y del resto del Asia Pacífico. Cuatro metros más allá, tras un vidrio traslucido, ingresaban los presidentes.

Para un periodista nuevamente cesante desde el lunes, a quien le deben dos cheques y planea escapar de este país por falta de ramas de las que agarrarse, la cena de gala en Estación Mapocho fue lo más parecido al ácido lisérgico que podría imaginar. Digamos que un señor mayor me pidió que le mostrase como llegar a su mesa, la 14, pues su señora estaba esguinzada y quería ya sentarse. En el camino nos encontramos con Paula Escobar, la editora de revistas de El Mercurio, quien fue profesora mía, yo le dije ¿Paula, puedes acompañar al señor a su mesa?, mira que su mujer está coja". Paula saludó al señor, "Don Agustín!", y entonces me di cuenta que se trataba del mismísimo director del diario. Y me empecé a atormentar.

"Coja", "coja!", es esa la palabra apropiada?, es políticamente correcto? Me suena mejor coja que inválida, pero igual sentí que había metido la pata. Pero nada, de vuelta a posiciones, no hay tiempo pues llegan Juan Claro y Ricardo Claro (que no estaba invitado, él derechamente se coló). Entró el canciller Walker unos dos metros sobre el suelo, y tuve que perseguirlo porque se le había quedado la invitación, al final se la pasé a Cecilia Echenique. Y dale que entran Luksic, Ravinet, Trivelli, Eyzaguirre, Ivelic, Insunza, Cheyre, Libedinsky, Mónica Pérez y muchísimos coreanos que había que buscar tres veces en la lista porque había una confusión total con sus apellidos. Era un caos completo, pero yo sonreía como si estuviese todo bien, y de repente tal vez yo y mi sonrisa engañamos a alguien. En un momento llegó un ministro a preguntarme donde estaba el baño, nadie de protocolo sabía o estaba presente para consultar. Menos mal que yo la Estación Mapocho, después de tanta feria del Libro, igual me la conozco.

Los periodistas y reporteros gráficos del pool de la Casa Blanca entraron en una turba, sin decir nada, entre todos sus bolsos podrían haber traído consigo rifles y granadas, pero las órdenes eran dejarlos pasar. Nosotros los odiamos.

En eso un estruendo tremendo sacudió toda la estructura del edificio. Bush vino en helicóptero, se chocó con Putín a quien se le ocurrió lo mismo y cayeron sobre el tejado? No, era solo el inicio de un número musical, el baile de La Tirana. Los invitados se atragantaban con bocadillos y pisco sour mientras hacen su ingreso en fila india los líderes de las economías. Acompañados por unas niñitas vestidas con unos jerseys a rayas horrendos. Nuestras compañeras se veían mucho mejor. Estas niñitas también tenían por misión llenar los vacíos que hubiese en las mesas.

Cerramos las puertas y cuando los invitados fueron a sentarse nuestro jefe nos dijo que podíamos irnos o quedarnos, lo que cada uno quisiera. Si ya igual la peor parte ya pasó. Yo no lo pensé dos veces, y cuando un estudiante de la Academia se hizo el patudo y bajó a quitarles asientos a las morenitas de jersey a rayas, yo me hice doblemente patudo y lo seguí. Total igual estaba vestido formalito. Y tenía hambre por lo demás.

Fue un minuto eterno, en el cual caminé entre las mesas de toda la gente a cual más VIP, mientras a un costado en una mesa tipo té club estaban Lagos, Koizumi, Jintao, Putin, Toledo, el sultán de Brunei, las presidentas de Filipinas y Nueva Zelanda, los líderes de Canadá y Australia, bueno, los 21 en pleno (Salvo Vicente Fox que no alcanzó a llegar), y por cierto él, estrellita de Hollywood. George W.

Ya vme imaginaba yo que un francotirador me hacía blanco para que dejase de vagar entre las mesas, yo procurando mirar siempre hacia adelante como si supiera a donde me dirigía. Hasta que cruzo la mirada con Tatiana, la promotora de pisco. Ella tiene 40, pero look de actriz de cine (se parece a Christine Lahti, pero más bonita y más rubia). En su mesa hay un espacio, está reservado para un tal "Australian Delegate Nº 9". Yo digo a los comensales que es posible que él ya no llegue, y que me han mandado a ocupar su asiento. Mentira.

Pero vamos, que es cierto que puedo ser encantador. Me puse a conversar con la señora que estaba a mi lado, que me contó que odiaba los cócteles más que nada en la vida, que su marido había tenido que arrastrarla a este. Yo me presenté y conté un par de anécdotas de la producción del evento. Tatiana dijo que deberíamos hablar un poco en inglés para que los delegados de Vietnam y Papúa Nueva Guinea que estaban en la mesa entendiesen algo. Lástima que el vietnamita al parecer tampoco sabía inglés. Yo les dije que sabía una palabra en vietnamita: "Tam biet", es decir chao. Y cuando el enlace de Vietnam vino a buscarlo para llevarlo a una mesa donde pudiese entender algo, todos le dijimos chao, chao, chao en su idioma. Tal vez fue poco diplomático.

Hablando de diplomacia, en la mesa había otro alumno de la Academia, y por las preguntas que le dirigía al marido de mi vecina, la señora Consuelo. Abandonada un poco por su marido que sólo tenía ojos para Tatiana. Entendí que el señor era alguien importante, además que llevaba la credencial de los diplomáticos. La señora Consuelo me lo explicó en un susurro. "Mi marido es el director de la Academia Diplomática".

Okeeeey!, tras eso me esforcé en redoblar mi charme, y dármelas de cultísimo prospecto. Noté en la tarjeta de la mesa que el apellido de Consuelo era armenio y hablamos un rato sobre la emigración armenia, y sobre la película "Ararat", y ella me contó que con su marido estuvieron asignados un tiempo en Jerusalén, y dale pelando a Sharon. Y ella que me cuenta de sus hijos, y me da consejos para la vida. Y a estas alturas ya es casi mi tía Consuelo.

Pero hay que integrar a nuestro amigo de Papúa. Y vuelvo a abrir mi boca.

- "I'm just dying to ask you about the bird in your country's flag. Is that a Paradise Bird?, are they easy to spot in New Guinea?

Mi tía Consuelo dijo entonces que yo tenía una vista privilegiada, porque ella no veía ningún pajarito en el pin de solapa de Petrus el papú. Pero Tatiana y el embajador se interesaron por el tema y hablamos un rato sobre ornitología. Al parecer quedan solo 200 aves del paraíso en estado salvaje.

- "I hope to live to see one of them once, in the wild", dije yo.
- "Me too", dijo Petrus.

Petrus era un tipo increíble, y demás que algún día sea presidente de su país. A mí me impresionó demasiado. Estudió en Japón y en Italia. Habla 5 idiomas. Además le encanta la música latina y mi tía Consuelo lo encontró igualito igualito a Louis Armstrong. "Si sólo le falta el saxofón".
El estudiante de la academia no dijo nada, mi inglés no estuvo sin fallas. Pero es Lo que hay que hacer con el inglés, atreverse, saltar a la piscina, hablar de temas coloridos.

Y claro, por mientras comíamos, así que les leo el menú:

- Timbale of quinoa with salmon and herbs, shrimp and avocado

(o sea, una pastelito de choclo con salmón, algo que parecía pastrami, camarones del Limarí y palta y lechuga morada)

- Grilled conger eel with merkén, broad bean purée, sautéed vegetables, and lemon sauce

(jamás en mi vida había comido un congrio tan sabroso, el puré de habas me dejó frío)

- Lucuma and clery poem on strawberry fluff

(no entendí qué era el clery poem, tía Consuelo me dijo que los que escriben menús son unos delirantes)

El vino blanco yel tinto, exquisitos. Pero nada comparable al dulzón Late Harvest, que tomamos mientras nos servían pasteles de merengue manjar en miniatura de esos que venden en cualquier Unimarc.

Émpezaron los cambios de mesas, nuestra promotora se fue y llegó otra, rubia alemana de 25 con cara de muñeca. Y el embajador nos contó que él estuvo en Berlín el 89 y cruzó el muro. Luego hablaron todo el rato en alemán. Vaya que mi tía Consuelo es una mujer abnegada.

Los presidentes se retiran, y todos nos paramos de nuestras mesas para verlos pasar. Estoy con Anja la alemana, comentamos lo extraño que es estar a tres metros de este tipejo Bush que nos da tanto motivos para odiarlo.

Anja me dice, "pensar en todas esas veces que uno dice que si pudiera le pegaría un tiro al tal Bush, y ahora pasa frente a nosotros, sonriendo como si todos nos muriésemos por tener su autógrafo".
- "Y a mí te digo, nadie me revisó el bolso cuando entré".
- "pues la verdad para serte sincera a mí tampoco".

Pero no hacemos nada, lo vemos pasar sin aplaudir, Bush saluda en un español eufórico y borrachín: "Bueinas Nouches!". Pobre Bush, seguro se ha cagado de susto toda la cena, como sus guardias no pudieron entrar... y seguro ahogó la angustia en vino.

Luego pasa Lagos y aplaudimos a rabiar. Da gusto nuestro presi. No vi a Putin, será que en verdad es muy bajito. Tampoco vi al sultán.

Para cerrar la cena hubo Johnny Walker a destajo en honor al canciller. Nos juntamos todos los del equipo en una mesa, que después de que yo me infiltrase a la cena fueron varios los que hicieron lo mismo. Sofía enamoró a un delegado japonés. Mauricio le dio la mano a Bush (y fue duramente criticado por nosotros). Supe después que Tatiana y Anja fueron al continuar la noche al Codice di Barra. Yo me tomé otro black label y me fui, no sin antes posar para varias fotos, con el team acreditaciones y con la señora de Trivelli que andaba por ahí. Me despedí de tía Consuelo y de su marido, que espero se acuerde de mí el próximo año. Recuperé mi bolso, ayudé a cargar unos computadores, tomé la micro en Santa Rosa.

Es muy posible que esta haya sido la cena de gala de más alto perfil a la que asista en mi vida. Y me salió gratis e inesperada. Comí un menú de presidentes rodeado de presidentes (y no olvidemos al sultán).

Me lo creo más ahora que lo he puesto por escrito?, la verdad es que no. Me encanta esa faceta increíble de mi vida. Mi vida que es como la de todos no más, y donde las mejores cosas invariablemente resultan ser gratis.


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viernes, noviembre 19, 2004

Fantasy Island

Chap.1: El Sugar Daddy

Estoy atendiendo a tres rusos que vinieron al C.E.O. Summit y necesitan una patente. Mi jefe me enseñó a hacer su firma, así que ahora lo puedo hacer todo yo solo. Recibo la fotocopia del padrón, me voy tras bambalinas, me sirvo un cafecito y anoto la patente con un plumón azul. Luego la timbro y pongo la firma de jefecito, que cada vez me sale más exótica.

Pero no quiero perder un segundo de conversación con estos rusos, así que le pido a Luchín que me haga la paleteada. Los rusos llevan credenciales de Gazprom, Gazprom que es nada menos que la mayor compañía mundial de Gas Natural. Dos de ellos apenas mascullan algo de inglés, pero luego está Iván, que es fluido y sabe algunas frases en castellano. Iván me presta mucha atención, y cuando la minísima Sofía le trae de vuelta la patente, apenas si le dedica una mirada. Me siento joven y atractivo, y no suelto a Iván, pese a que tenga calculo unos 50 años. Yo quiero saber más de él.

Las oficinas de Gazprom están en Moscú, pero Iván además tiene que viajar mucho al norte de Rusia, más allá de Murmansk y Arkángel. En pleno Círculo Polar Ártico. "A nice place to visit, but a not so nice place to work in".

- At least the pay is good, (me dice Iván)
- Well, (le respondo), If fuel companies don't pay well, I really don't know who could.
(We all laugh)

Les pido a los rusos sus pasaportes, aunque no es necesario. Quiero ver las letras en cirílico, Iván me las explica. Sus dos tabares ("camaradas" en ruso) conversan entre sí y se ríen de vaya a saber uno qué. Luego le piden a Iván algo. Iván me dice que uno de ellos, Alexei, quiere que le obsequie un...un..un algo. Le ofrezco un mousepad, niet. Un mapa de Santiago, niet. Una credencial repetida de Rafael Cavada, niet. Al final lo que quería era un cartoncito todo chulo que lleva el nombre de la reunión y parece que él colecciona.

Le digo a Iván que yo colecciono monedas, y que si no tiene acaso un rublo a mano que me de.
- Rublii?
- Yes, Rublii

Pero no, sólo tienen dólares. Muchos, pero muchos billetes de 100 dollars. Mi otro yo habría sugerido que si me daban uno de esos yo lo cambiaba por rublii. Pero al final me conformo con una bolsita de Gazprom que igual es bonita y va bien con la bolsita que me regaló el encargado de prensa de Malasia. Los rusos se disculpan por lo poco, me dicen que si vuelven me traen algo más.

Iván me mira con ojitos de ruso tierno. Y me da su tarjeta.
- When you're in Moscow...call me.
- Spasiva russki druksi (mi intento de decir: "Gracias amigos rusos")

Iván se va, y yo me quedó ahí, tras el mesón. Con los pies que me duelen en los zapatos y el cuello estrangulado por la corbata. Me imagino que soy el boy toy de un ruso multimillonario, paseando en carruaje por San Petersburgo. Daydreaming. Barro Anna Nicole Smith.


Chapter 2: El Paco

Cuando nadie más llega, los pacos que nos cuidan traen a sus pastores alemanes adentro del salón y les hacen hacer piruetas. Son exquisitos esos perros, les sacamos fotos y ahora ellos también están acreditados.
Estaba yo ahí viendo a uno de los canes correr con una botella de agua mineral entre los dientes, salpicando alrededor. Cuando uno de los hombrecitos verdes me dice algo en voz baja, me dice si acaso no podría yo regalarle un platiquito de estos donde van las credenciales. Para un amigo que anda en bicicleta y necesita llevar consigo su carné.

Es gracioso, porque a esos plastiquitos yo no les asignaba ningún valor. Algunos llegan fallados de China y los boto en gran pirueta por detrás del hombro. Pero luego este paco tiene unos ojos celestes increíbles, y el día ha estado muy aburrido. Le digo en tono conspirador que veré qué es lo que puedo hacer, y me devuelvo a mi sitio, porque llegaron los periodistas de O Globo.

Cuando estos al cabo se han ido, y tras ellos una periodista mexicana güera y aceleradísima con culo de spinning que no quería soltar el celular (y que tenía locos a todos los de la mesa de enfrente). Le hice una seña al paco, vamos pa' afuera y hablamos.

Él me dijo que lo siguiera al baño, y yo me enpecé a pasar películas. Igual el uniforme es un elemento de las fantasías sexuales de la mitad del mundo. Y los baños públicos yo creo lo son de la otra mitad. Lo seguí a una distancia ni tan prudente. Visto desde afuera con mala intención, se ha de haber visto gracioso y más que sospechoso, evidente.

En el baño me esperaba el cabo, con sus ojos imposiblemente celestes. Yo saqué de mi bolsillo el elemento solicitado. Él se río, "mire com oestamos traficando aquí".

Me paré frente a él, pensando que era muy fácil cruzar la línea. Bastaría con agarrarle el paquete, o con decirle "permiso mi cabo" y plantarle un beso en los labios. O ambas cosas a la vez, para mayor seguridad. Pasaron unos cuatro segundos que parecieron infinitos. Esperaba una señal de él, pero lo único que sentí fue una leve corriente de nerviosismo. Le dije que después de todo venir al baño no era una mala idea, pues me habían dado ganas de mear. Me fui pues a los urinarios, el cabo me dio las gracias, yo le dije de nada, hicimos como si el awkward moment no hubiese sido tal, y sería todo.

El resto de la tarde noté que el paco me seguía mirando constantemente. Hablamos un par de veces más, me enteré de su nombre, su ciudad de origen, su plan de vida (es menor que yo por dos años). Hablamos sobre el nuevo sistema penal, y sobre la diferencia entre revólveres y pistolas. Unas charlas simples, pero levemente cachondas. El súmmum llegó cuando Mr. Paco me empezó a hablar sobre la hebilla de su cinturón, que al lustrarla le había raspado el brazo. Mirada a la piel del brazo. Mirada a la hebilla del cinturón. Mirada a su sonrisa de dientes blancos y derechos y labios resentidos de pasar mucho tiempo al sol.

Han sido días calurosísimos estos últimos, y la casona donde trabajo es como una isla de frescura. De repente tenemos visitas importantes. Almorcé a unos diez metros de Colin Powell el otro día. Y ayer me mandaron a La Moneda en misión especial, entré justo delante del senador Bombal, que iba con su señora a la recepción que hizo Lagos a Hu Jintao. Vi a la Primera Dama, que acababa de probarse su vestido para la gala.

Todo parece de fantasía, y todos fantaseamos con todos.
Con eso, por ahora, me basta.


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miércoles, noviembre 17, 2004

Where I'm from

Ya saben que mis días de momento son intensos y agotadores, pero nada de aburridos. Juego a exigirme más, atendiendo a cinco personas a la vez, ojalá de cinco países distintos. La adrenalina sube y mi memoria bajo presión funciona a la perfección.

Un ejemplo: Le preparo la patente a una señora con muletas de un diario de Chillán (¿cómo se hacía la cruz de Malta?), mientras convenzo a unos periodistas de Mega y UPI para que me ayuden con la faena de confeccionar portacredenciales. El resto de mis compañeros se han ido a su turno de almuerzo y estoy solo aquí. Suena el teléfono y le explico al secretario del Gerente General de ScotiaBank que para el CEOSummit necesita también acreditar sus vehículos, en eso le entrego su credencial, junto a un media handbook y un mouse pad al periodista del periódico Globe and Mail de Sudáfrica. Llega un grupo de men in black, son policías de Interpol, los mando con un revés a la mesa de enfrente, yo sólo atiendo prensa. En eso veo que entra Satoshi, mi nuevo nipón favorito (que es igual a Gael García pero en versión japonesa), viene con una periodista del Nihon Kenzai Shimbun, preciosa ella. Me llenan estos formularios por favor y altiro los atiendo. Satoshi sabe castellano.

Una gozada este trabajo, pero ya el próximo lunes estaré cesante de nuevo y eso me pone triste. Cuando los periodistas me preguntan sobre mi trabajo, al algunos les digo la verdad, a otros por cansancio les digo que trabajo en la Cancillería, y a los editores de medios o estrellitas de TV les pregunto como lo hago para trabajar en un medio durante el verano que se viene. Vino un editor de El Mercurio, vino el dueño de la Bío Bío, vino hasta Gonzalo Feito de CQC hoy día.

Vienen muchos a buscar la mochila que se les daba a los periodistas al principio, ahora se acabaron, ya ni lápices nos quedan. Pero siguen viniendo a hinchar pelotas. Algunos tienen el descaro de decir: "Me mandaron a canjear la mochila", yo les digo "Primero me tienes que traer el álbum completo".

Vino un periodista mitad chino mitad árabe de un sitio web catalán, vino otro descendiente del Hitler croata que ahora escribe para la revista izquierdista belga "La Gauche", vino un inglés minísimo de Bloomberg, que acababa de volar a Santiago desde Beijing y casi no se podía los pies. Con gusto lo habría llevado al apa.

Y vino un periodista del Diario Financiero que puso en duda mi nacionalidad. "¿Tú eres chileno? Porque tienes un acento medio raro."

Toda la vida me ha pasado eso, es una de las cosas que me alejan de mi país, eso y el nunca haber pololeado con un chileno/a.

Cuando salí de la pega me quedé pensando en eso. En lo poco chileno que me siento, todos preocupados del partido con Perú y yo que atendí a una periodista peruana y ni me acordé del detalle.

Llevaba puesto un pin que me regaló la encargada de prensa de Canadá. Ultimamente nos llenan de regalitos pa' que hagamos las cosas rápido. Hay un gringo, Scott, que se lo pasa infiltrado en nuestra sala y nos trae cosas ricas para que le toleremos la pega extra que nos tira. El otro día uno de los gráficos dijo a sus espaldas "este gringo culiado que nos anda sapeando al menos se podría rajar con unas donas"

Dicho y hecho, al día siguiente Scott llegó con tres cajas de donuts de Baskin Robbins. Hoy nos trajo pollo KFC. Yo le pedí unas Budweisser, todavía me las debe.

Eso no es nada, los indonesios nos trajeron unos cigarrillos que apagados huelen a dentista y encendidos a chocolate. Hechos especialmente para el palacio presidencial en Yakarta.

El caso es que salí de la pega con mi pin de Canadá y me disponía a tomar la micro por El Salto cuando pasa un auto grande con la puerta abierta. Me aproximo gentil para cerrársela y la conductora me dice que gracias, pero que ahí viene una amiga que se va a subir, que para dónde voy, que si quiero me llevan.

Yo me hago el gringo, le sonrío, le digo"gracias" con la mandíbula suelta. "Grausias". Y me voy con estas dos viejas cuicas que hablan sobre lo ilusos que son los que protestan contra la globalización, que es algo tan re positivo.

Me preguntan a donde voy. Saco un mapa del bolsillo y les muestro el Pueblito de Los Dominicos. Ellas van a Santa María de Manquehue, me dejan en Juan XXIII con Santa María, me dicen que es cerca. Viejas mariconas.

Pero yo sigo con el juego de delegado canadiense extraviado. Me dejo la credencial puesta y camino con el mapa en la mano, mirando todo como si fuera la primera vez. A un adolescente parecido a Benjamín Vicuña que está sacando su auto le pregunto cómo llegar a Manquehue, él me da las indicaciones correctas, pero (lamentablemente) no me ofrece un aventón.

Llego a Los Cobres de Vitacura, entro a un Pollo Stop y pido "algou para beiber". Pago con diez lucas la Fanta, y sorpresa, me dan todo el vuelto, no me cobran de más, y me tratan de señor, incluso me desean buena suerte. Y verás como quieren en Chile....

Y camino, por calles con nombres extraños, por Blaise Cendrars y por Alvar Aalto. Veo cosas extrañas: un fío-fío cantando sobre un buzón, una tenca que cruza la calle caminando y un Dodge que la deja cruzar. Llego al parque Cuauhtemoc, y hay un grupo de tres ejecutivos jóvenes jugando con un autito a control remoto. Yo lo miro todo con ojos de turista y todos me miran de vuelta extrañados. Encuentro a dos patos picoteando el pasto, le pregunto a su dueña que están haciendo y me dice que comen hormigas. Ahora hablo en español pero acentuando mi acento exótico. Exótico yo, exóticos ellos. I'm high on Cosmopolitan-ness. Una señora con pinta de Oma alemana me llama para que la ayude a cortar unas ramitas de jacarandá. "Mijito, usted que es alto, ayúdeme por favor". Yo obedezco sonriendo, igual que sonríen los periodistas chinos cuando les digo que se tienen que sacar una foto.

Llego por fin al paradero. Rebusco entre mis bolsillos y encuentro un recetario en francés de cocina vietnamita. Vietnam es sede de la reunión después de que Corea lo sea el próximo año y el encargado de prensa me estuvo haciendo muchas preguntas sobre como lo manejaba yo todo. Una carpeta para Chile, otra para Japón, China, USA y Reuters. Otra para Corea, Rusia y AP. Otra para el resto. Otra para vehículos. Otra para listas pendientes. Evitar que enciendan el ventilador porque se vuelan todos los papeles.
Creo que me tomó por un big funcionario de Cancillería. Me pidió mi nombre y mi teléfono, y me dijo que nos veríamos en Hanoi el 2006.

Tam Biet!, me despedí yo de él, en vietnamita.

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martes, noviembre 16, 2004

striving journalists of the world unite

La delegación de Corea les causó todo un dolor de cabeza a mis colegas de la mesa de al frente, tuvieron que trabajar horas extra y corregir un centenar de credenciales que se habían traspapelado con sus fotos.
Así que Corea no era ni de lejos su país asiático favorito hasta ayer, cuando una guapa funcionaria de la Korean Embassy les trajo de regalo unas cajitas negras en las cuales habían colleras de plata con una Mugunghwa (la flor nacional de Corea) en azul y un pinche de corbata, también de plata.

Yo me empecé a ilusionar, porque todavía tenía que llamar a mi coreanísimo Mr. Yi, para decirle que sus mochilas estaban listas y que podía venir a buscarlas any time. Que yo mismo me había preocupado de que estuviesen listas.
El señor Yi llegó todo sonrisas, me saludó por mi nombre, me felicitó por la eficiencia. Yo lo ayudé a llevar las cajas a su van y cuando terminamos, me quedé ahí como perrito esperando que le tiren su galleta.
Supongo que el señor Yi entendió, porque buscó en sus bolsillos y me dio lo más valioso que al parecer andaba trayendo.
Me dio un abrazo.
....

Si ya decían en la Escuela, no se estudia periodismo para ganar plata.
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domingo, noviembre 14, 2004

Alta diplomacia, alta coquetería

La gran reunión ya entró en su ritmo frenético. Todo el día veo a gente acelerada. Y yo también ando acelerado, pero me gusta el trabajo, me hace sentir muy útil (creo que todo esto ya lo he dicho mil veces, pero es verdad).

Lo paso bien, si un grupo de rusos o japoneses se ponen a discutir en su idioma enfrente mío no me estreso, trato de ver si algo entiendo de qué va el rollo. La clave, en todo caso, es coquetearle a todo el mundo, sonreir non stop y tener buena memoria.

Recibí a unos 60 periodistas rusos, varios de ellos no sabían inglés y llegaban con todos sus papeles escritos en cirílico. A quien coquetear?, pues a Pavel, el peladito de la embajada, un osito ruso de peluche con ojos azules gracias a quien pudimos coordinarnos todos, darnos más tiempo para confeccionar credenciales y armar mochilas. Los rusos eran tantos y tan ruidosos que les teníamos miedo. "Ahí vienen los rusos", fue la talla del día con que a todos nos ponían los pelos de punta. Cuando al final los rusos se fueron, felices y al unísono exhalamos todos un suspiro mayor, ahhhhhh.

Y luego puede pasar una hora en que sólo hay goteo de periodistas mientras la mesa de al frente (la de delegados), es un caos completo. Me aburriría tal vez si no fuera suficientemente hacendoso, ocupo ese tiempo para armar mochilas, confeccionar portacredenciales y guillotinar papeletas. Soy Señor Trabajador. De ocho a seis y media, sin parar para ningún cigarrito.

Uno de los nuevos, Demetrio, es todo un caso. Estudió Derecho cuatro años hasta que se dio cuenta que no era lo suyo, congeló la carrera sin intenciones de regresar y ahora quiere dar la PSU para entrar a periodismo. Lo siento por él. Yo vengo de regreso de ese camino que al final terminaba en un despeñadero. Le digo que antes de postular a periodismo debería probar escribir, ver si es bueno para eso. Pero me dice que le da fatiga. Que ya escribirá cuando le paguen, o cuando tenga que hacerlo para la U.
Demetrio es así, medio depresivo, medio fatigado, medio gruñón, con el humor de Don Pío. Le gustan Belle and Sebastian, Jewel, Múm y Abba (yo hasta ahí lo tenía por gay), pero además es fanático de Pink Floyd, The Who, las percusiones y las nuevas bandas del rock nacional. Va a tocatas, tuvo una barba a lo Marx por mucho tiempo. Es un tipo muy raro. Fue compañero de Edmundo en Derecho, y lo encontraba un tipo a todo dar. O sea, parece que igual le gustaba. Pero también le gusta Sofía, otra compañera nuestra, muy ondera, que nació en Suecia. Y yo le presento a todas las enlaces lindas que aparecen de vez en cuando. Para algún lado que se de vuelta la tortilla.

Qué ganas tengo que se estrene ya "Kinsey" en Chile y la gente empiece a discutir en qué grado de la escala se encuentra. Yo hasta ahora no he conocido a nadie que sea fan de Belle And Sebastian y no sea gay. Qué decir de alguien que se emociona con "Adrian" de Jewel (que hay que reconocerlo en todo caso, es una canción muy triste).

Luego está Martín, estudiante de ingenería civil. 22 años. Trabaja en los computadores donde se sacan las fotos y se imprimen las credenciales. Es guapo Martín. Y tiene auto, y vive cerca de mi casa. Me llevó un día y ahora somos como amigos. También se quiere ir de Chile. Todo el mundo está en tránsito al parecer a los veintitantos. O yendo o viniendo. Martín me recuerda que Arturo no tiene auto, que Arturo tiene 35, cuerpo de gimnasio, vive en un barrio carísimo junto a una actriz famosa, pero no tiene auto. Al final de cada día me debato entre irme al depto de Arturo y luego tener que caminar de noche las veinte cuadras hasta donde pasan las micros que me sirven. Y siempre termino optando por irme en auto con Martín, hablando de la vida.

Yo debería manejar, no tener licencia de conducir me hace sentir más paria que ser maricón. Pero de momento mis prioridades son otras, y no me interesa gastar plata ( la plata que para malhumor general aún no llega) en bencina.

Hoy vino el delegado de USA, ése que hizo la imitación de John Kerry en la fiesta de talentos. Ése que se parece a Superman con un gustillo asiático. Lo saludé con la mirada y él cruzó a estrecharme la mano provocándome un salto al corazón. Le recordé su imitación, y él (poniendo voz de Kerry) me dijo algo así como "Seguiremos luchando hasta el final". Muy simpático él, tiene a todas mis compañeras locas (por él y por un tal Elliot de la BBC que en la foto parece todo un Adonis engreído), pero es por mí que Kerry cruza el salón y hace imitaciones. Su apellido es raro, le pregunté si era de origen japonés y me respondió que de hecho es un apellido alemán y se pronuncia Jigi.
Jigi es lindo, es gracioso, es demócrata y Bush le provoca arcadas, just my kind of gringo.

Atiendo a (y coqueteo con) periodistas tailandeses que quieren ir a Isla de Pascua o al desierto de Atacama y quieren saber qué tan lejos queda; periodistas japonesas con carísimos relojes de brillantes que no durarían un segundo en el paseo Ahumada y periodistas coreanos con aliento "especial" que me hacen pensar que nosotros para ellos también olemos raro. Señoras periodistas de la radio de Melipilla que piden les saquemos la foto de nuevo porque se les ve la papada. Un delegado de Malasia altísimo y muy atractivo con nombre español que resultó ser boliviano y me dijo que era "demasiado complicado" explicarme la conexión. Un gringo espectral con más huesos que carne tratándo de pasar entre unas rusas gigantescas que gritaban fuerte Niet niet niet. Una vietnamita con perfecto español y buena para los chistes. Periodistas argentinos que me coquetean de vuelta, pero sólo para que les regale unas mochilas. Una viejita de The Economist, un guapetón de La Vanguardia, un par de flamencos parlanchines de Eurovisión, una productora del canal alemán ZDF que no sabía alemán, un indonesio que pretendía irse en micro en día de lluvia para conocer el Santiago real, el que no sale en las fotos de los folletos.

Y un periodista chino de Taipei, que muy agradecido por la rapidez con que le solucionamos el "cambio de sexo" a un camarógrafo de su equipo al cual le hacían bromas por su credencial (tenía por error un nombre chino de mujer, que mucho muy distinto no era al nombre chino masculino), muy agradecido, muy agradecido. Tanto así, que me regaló un cigarrillo.

Era fuertísimo el pucho chino, no lo pude terminar.



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sábado, noviembre 13, 2004

trabajoleando

La semana trajo trabajo, y más trabajo. Y estrés. Me dijeron que fue por el estrés que mis defensas bajaron y ahora tengo las amígdalas inflamadas y fuegos en la boca.
Estoy hecho un asco, además que de tanto trabajar al final del día da lo mismo el desodorante, porque igual apesto.

Hoy fui el primero en ver al gringo cuando llegó, lo llamé y le pregunté a bocajarro: Usted viene a por las maletas?, me respondió que sí.
- Yoy know that you're the man that we fear?
- Why is that?
- I mean, 500 bags, give us a break!
- You don't have them ready?
- We kinda did, but then along came Japan, and Taiwan, and Peru...
- They took our bags?
- Well, they're all the same, actually.
- I want my bags. And I think is not 500, I was told to pick up 1000
- Glup!
- Couldn't we make a rain check or something?

Por todo esto, y porque EEUU sí quiso sus maletines sin demora, es que no fui a la inauguración a que me invitó Arturo.

Arturo, no he tenido mucho tiempo de pensar en él. Suena bonito lo del prospecto de pololeo. Pero en datos duros lo nuestro no ha pasado de dos polvos y unas buenas charlas previas. Charlas la verdad muy de terapia emocional. Mucho guaaa guaa, nadie me quiere, estoy viejo(va a cumplir 36), me duele aquí, me duele allá, no sé que hacer con mi vida. Agotador. Igual le insuflé una buena dosis de optimismo, pero faltó reciprocidad. En un momento de la conversación, tratando de probar el punto de que la vida apesta, Arturo sacó a colación a los niñitos desnutridos de África. Yo le tuve que parar el carro, decirle que así no se puede, que si en verdad le importa algo Africa que se meta a la Cruz Roja y se vaya a darles de comer. Pero que usarlos como pretexto para justificar una hipocondría depresiva galopante me parecía último.

Y claro que es último. Así que estoy lejos de enamorarme del compadre, pero no tengo tiempo para buscar a nadie más, y tiramos rico. Pero extraño mis charlas con Jeff. Creo que la tercera vez con Arturo no será necesariamente pronto.

Cuando me peleo con alguien en la pega (inevitable entre tanto ego y tanta regla), entonces pienso en lo rico que es tener a alguien rico que a uno lo quiera. Rico. Pero no pasa de eso, y yo que no se nada de relaciones me pregunto si éstas no serán sólo un parche para el daño social que algunas personas han sufrido, y que tal vez yo simplemente no he tenido suficiente daño en esta vida.

Pero me estoy poniendo al día con las cuotas.

Al final creo que Ramona no era el problema, sino su pseudo novio Lauchín, que ahora está en campaña por amigarse a la estudiante de música. Me encontraba yo abriendo cajas de maletines cuando este personaje me llega alegando porque no encuentra unas credenciales.

- Las del The Manila Times están bajo la "M"
- Pero cómo?, si empieza con "T". Así no se puede. Con la Cecilia las vamos a ordenar de nuevo.
- O sea, si querís sentirte útil, acá atrás sobra trabajo.
- Emmm, oye parece que me llamó la Ceci, voy y vuelvo.

Los giles pusieron a todos los medios que empezaban con "The" juntos. Y ahora la letra "T" es una mole que no cabe en ninguna mano. Pero no puedo decirles nada, son dos, son gritones, y están coludidos.

Resulta que el día que recibimos las credenciales yo las separé en tres grupos en cajas aparte: Medios grandes (tipo TVN, Reuters, NHK), medios medianos (con al menos cinco integrantes, como The Guardian, la BBC, el China Times), y medios chicos, algunos con sólo un enviado. Todos en orden alfabético.

Y claro, estos dos alegan porque no saben en qué lista buscar (en el fondo, alegan de pajeros). Pero es evidente que funciona mejor así, llama la revista Capital y yo saco el turro que dice "Revista Capital". Y se acabó el leseo.

Según Lauchín y Cecilia sería mejor tenerlos a todos por apellido en orden alfabético.

Desespero de la democracia en estos tiempos de insensatez.

Hoy recibí a un delegado de la embajada de Corea que venía a recoger las credenciales de todos los periodistas de todos los medios coreanos acreditados. Con mi método fue fácil, me decían un medio coreano y yo sacaba el turro (SBS, MBC, KDT, quedé experto en prensa y TV coreanas), si mis dos compañeritos no se hubieran ido a fumar dejando su revolución a medio acabar la cosa habría sido un caos, porque en Corea los apellidos van primero y entonces se confunden con el nombre. Aún así, estuve unas dos horas atendiendo al caballero y cuando pensaba que por fin me iba a poder sentar, llegó otro oriental, de China, que venía por lo mismo.

Trabajé todo el día, haciendo mochilas, sacando fotos, armando credenciales, moviendo cajas, llenando formularios, apagando incendios. No me alcancé a aburrir. Me doblé un dedo. Sudé demasiado. La revolución por cierto fracasó.

Mientras por fuera llovía a chuzo y el Festival Rave Creamfields se hacía agua.

Quedé tan agotado que olvidé incluso entregarle a mi jefa la boleta electrónica que necesito entregar para que por fin me paguen.

No pude leer más que en la micro de vuelta, el libro que me prestó Arturo. "Una casa en el fin del mundo", de Michael Cunningham. Se viene la película pronto, con Colin Farrell.

Nada más que contar, lo siento, me duele el dedo, quisiera no tener que trabajar sábado y domingo. Quisiera que me pagaran de una puta vez sin más trámite. Quisiera que los periodistas y fotógrafos a que atiendo me dieran propina.

Sería millonario.


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miércoles, noviembre 10, 2004

Good things happen to (deep down) good caring people

La vida es una perra que no entiende que uno tiene un blog y que por lo tanto los acontecimientos me convendría más recibirlos de manera regulada. Unos dos o tres por semana, para tener tiempo de escribir sobre ellos.

Volví al trabajo el lunes y está todo fabuloso, Ramona's gone y ahora está su hermana chica que es tierna y amorosa. Llegaron nuevos compañeros con los que me llevo de puta madre (esta vez no perdí tiempo y me hice amigui de todos desde el day one). Una es pelirroja, estudia música, y es ordenada y eficiente que da gusto. Hay otro que congeló en cuarto año de derecho y ahora quiere estudiar periodismo para ser crítico de Rock (y que es amigo de Franzani). Hay otro que estuvo tres meses en Paris buscando pega sin suerte por falta de papeles. Así que tema de conversación en verdad no nos ha faltado.
Con estos cambios la atmósfera laboral mejoró radicalmente, los pesados lateros ahora están en segundo plano a la defensiva, y gracias a mi memoria de elefante y mi buen orden a Barro todos lo respetan o lo adoran.

- Barro, llegaron las credenciales de France Presse?
- Son cuatro, están en la segunda caja con sus cintas , salvo el señor Picard que no aparece como registrado en el sistema, dile que llame al número que está en el post-it ése.
- Barro, socorro!, toma el teléfono please, que me están hablando en chino
- Buenas tardes, Hi, Yes, I do have a couple of credentials for the Xinhua Agency, they just arrived, wait a bit, yep, here they are, you can come n' pick'em up any time. Just remember we do close at six. See you tomorrow, then. Xie Xie to you too. Bye.

El primer día en todo caso fue un asco, no hubo nada que hacer hasta las cuatro porque no llegaban los materiales. No hacer nada me agota demasiado. Y luego llegaron lo que significó quedarnos horas extras moviendo cajas y armando maletines. Estudié periodismo para hacer de estibador. Llegué a mi casa a las once.

En cambio estos últimos dos días me he sentido utilísimo, le he hecho la vida fácil a periodistas de todo el mundo, que se han ido con sus credenciales, su mochila de regalo, y su sonrisa. Bueno, no todos, porque no todas las credenciales alcanzan a estar a tiempo, pero de alguna manera u otra, con chistes, sobreactuación o cuidadas ironías autoflagelantes.

Esta vez me ha tocado prensa. Es decir, desfilan ante mi periodistas empleados del mundo entero que quieren estar ahí cuando Bush se tire un peo o Putín se resbale encima de Hu Jintao. Los miro con envidia, sobre todo a esos sonidistas o choferes que con suerte terminaron la enseñanza media, vienen de cubrir noticias en Indonesia o Perú y ganan más que yo. Entre las credenciales de medios chilenos aparecen varios amigos míos, pero por lo general mandan a un suche a buscarlas todas, pasó con TVN, pasó con Chilevisión, pasó con Mega. En ese sentido no es una pega tan glamorosa, no vienen Amaro Gomez-Pablos o Iván Núñez o Cony SantaMaría. Vienen sus fotos, y otros se las llevan.

Así que la pega está la raja, estoy leyendo "Keep the aspidistra flying", que está muy bueno también. Y se rumorea que el jefe se va a rajar con entradas para todos a Creamfields.

Yaaaa. Sería musho. Pero es posible. Y lo veo más probable éso a que me paguen pronto. Tengo que pasarles la boleta electrónica y no tengo idea como se hace eso.

Sí, esa es la quinta pata del felino. Todavía espero el cheque de la reunión pasada.

El lunes llegué a casa hecho un asco de sudor y dolor de pies y brazos. Pero en el cable estaban dando "Krámpack". Es una de mis películas favoritas, me hizo sentir joven y puro otra vez, me hizo recordar tiempos pasados. Me propuse al día siguiente escribir un post sobre eso, sobre nuestros mejores yos, sobre mi extraviado better self, sobre lo bueno que es no perderlo de vista, sobre lo importante que es querer a quien fuimos en el pasado. Pero la máquina del trabajo me trituró y luego en casa mi hermana estaba ocupando el computador para unos trabajos de la U. El tema quedó archivado.

Mejor así tal vez. Porque mi plan era dar con eso un giro, en el fondo disculparme por mi libidinoso sábado post matrimonio y hablarles de Edmundo, mi gran amor, hacerles ver mi lado romántico y bla bla bla bla.

Agradezcanle a la Apek que les salvó de una indigestión.

(Y sí sé que no se escribe así, que no es con ka, pero es que le estoy haciendo el quite a google. Precaución ante todo)

Y ok, por último, hay otras cosas que ya se me olvidaron pero esta no. Me llamó Arturo, three weeks ago Arturo. Pa' que nos juntáramos. Yo salí temprano y lo esperé en el Starbucks de Alonso de Córdova, avenida que viene a ser como el Rodeo Drive chileno. El vive por ahí cerca, y yo necesitaba un baño (nada fácil encontrar un cibercafé en Alonso de Córdova, olvídense encontrar un baño). En todo caso, sumamente recomendables los baños Starbucks. Compré un capuccino y un roll de canela. Había mucha gente, pero yo me hice el ensimismado y no pesqué a nadie. Me senté a leer a Orwell una media horita. De la mesa de al lado se pararon entonces con gran estruendo dos actrices de TV, Katy Kowaleszco y Esperanza Silva. Y unas viejitas cuicas las detuvieron para decirles que las habían visto en todas sus teleseries y bueno, lo que en cualquier otro lado habría pasado por último, aquí era de lo más dije. Besitos, mi linda, eres un cielo.

Je.

Entonces llegó Arturo, estuve a punto de decirle "viste quienes estaban ahí?", pero me contuve. Y fue para mejor porque cuando llegamos a su depto, resultó que todavía estaba su room mate, que resultó ser otra actriz famosa de la tele, que es compañera de trabajo de unos amigos, y ella estaba esperando a otros actores teleséricos, uno de los cuales (el más mino) había salido de mi colegio. Y todo rico buena onda, un porrito y una manzana, un vasito de agua, que linda tu ropa, que heavy lo que pasó en el casting, que buena la fiesta, a ti te conozco de alguna parte, qué? también estuviste en ese cumpleaños?, fue la cagada, la zorra, muy buena onda esa mina, sí, estos zapatos me los compré en Brasil. Te invito a una inauguración, viste la entrevista que me hicieron?, es que fue de lo mejor, olvídate la plancha, atroz, atroz, permiso que voy a colgar mis pilchas acá, ay que lindos tus churrines, me encanta esa polera!, te vendo esta chaqueta si quieres a mi ya me aburrió, rica la chaqueta pero me queda corta de mangas, ya, nos vamos, nos vamos? ustedes se quedan, sí, bueno nos vemos mañana, rico el pito, rico tú, gusto saber que estuvimos juntos en algún tiempo.

La troupe de famosillos se fue y Arturo y yo nos dimos una ducha. El resto ya se lo pueden imaginar.

Ha sido una semana a todo dar, y recién estamos a miércoles. No sé iré a la inaguración esta, todo depende de si EEUU querrá sus 500 maletines listos para el viernes o no.

Y de momento yo ya tengo una idea fabulosa para una teleserie. Se me han ocurrido varios pensamientos de gurú como para hacerle la competencia a Coelho, y consejos prácticos para superar infinidad de traumas...

Tal vez así no más es, el sexo anónimo one night stand me pone sentimental, el segundo polvito con un candidato a más que amigo me pone creativo. El tercero?, el tercero ya veremos qué es lo que pasa.

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lunes, noviembre 08, 2004

Barro's string of really bad ideas

Mala idea #1: Irme borracho a las 3:00 AM de la fiesta de matrimonio a que me invitaron. Borracho al punto de creer que mi casa quedaba cerca. No tan borracho como para no conservar un básico sentido de orientación. Pero borracho igual. Camino frente a la caseta del guardia del Club Militar (donde se hizo la fiesta), y me cuesta esfuerzo dar los pasos en línea recta, tratando de no llamar la atención. Me cuesta esfuerzo, pero logro pasar sin que me digan nada.

Tal vez la primera mala idea no fue esta, sino otra. Ir solo a una fiesta de matrimonio es una muy mala idea. Chile todavía es un país de parejas. Se acepta ir al cine solo, comer solo en un restorán ya despierta sospechas. Pero ir solo a un matrimonio, eso si que no.
Belén me dijo cuando me invitó que no sólo iban a haber parejas, que varias primas suyas necesitaban compañero de baile. Que iban hombres solos también. Y yo le creí.

Digamos que hasta que comenzó la música todo iba bien, la ceremonia se hizo en la parroquia de mi colegio. Me puse de acuerdo con mis amigos y llegamos juntos, nos sentamos juntos. Estaba ahí mi profesora jefe, profe de Historia. Ella era era mi maestra favorita, y yo su alumno favorito. Fue un encuentro emotivo, cuando me presentó a su marido me sentí casi como el amante.

- Cuéntame Barro, dónde estás escribiendo?. En qué estás trabajando? Yo y la profesora de castellano estamos esperando tu primera novela.
- Em, bueno tengo un blog.
- Y qué es eso?
- Es como una bitácora online, o diario de vida. Me lee gente de México y Estados Unidos.
- Y te pagan bien?
- Em, bueno, no es pagado, pero es bueno estar escribiendo. No perder la práctica
- .....
- ......

Le podría haber dicho que el lunes vuelvo al trabajo, se viene la big reunión ahora. Pero no quería que supiera que en vez de estar cubriendo el evento como periodista lo que estoy es armando maletines y entregando credenciales.

Luego en la recepción nos sentamos todos los compañeros de curso en la misma mesa. La profesora y su marido no fueron invitados a la fiesta. Tampoco el cura, pese a sus descarados intentos de autoinvitarse durante la misa. Viejo y latoso el cura, nos contó una anécdota larguísima, dos veces! Sobre un niñito que le había agarrado la batuta a un director de orquesta en un concierto, y como ese era un buen presagio, que el niñito tal vez sería un gran músico.

Definitivamente la iglesia católica chilena nunca volverá a ser lo mismo post cura Tato, post obispo Cox, y ese otro pedófilo de Punta Arenas cuyo nombre no me acuerdo.

...

El caso es que estoy borracho, y camino intentando encontrar la salida de este centro de eventos. Santiago se ve hermoso desde las alturas de Peñalolén. Me detengo un rato a contemplarlo, pero luego empiezo a ver que las lucecitas de la ciudad se mueven, y me mareo, así que sigo caminando, mirando a mis zapatos ya no tan lustrosos.

Tomé dos kir royal y un pisco sour en la recepción, luego en el banquete una copa de vino tinto y otra de blanco. Después había barra libre. Así que vengan a mí vodka naranjas y Johnny Walkers Red Label on the rocks. Venga el ponche. Sólo me faltó una caipirinha.

No crean que no hice el intento de integrarme, igual bailé un poco. Bailé con la pareja de Pancho, hasta que él me tuvo que parar el carro. Era simpática ella, hueveamos mucho con un mesero que a mí me gustaba, y ella estaba entusiasmadísima con el cantante de la misa. Pancho lógicamente se puso celoso. El mesero era guapo, pero no era como si pudiese sacarlo a bailar a él.

Me empecé a sentir muy solo, me empecé a apestar. Mandé mensajes de texto a un montón de amigos por si alguien podía rescatarme. Mandé uno a Arturo, otro a Danilo, hasta a Chandler le mandé sms. Rockstar maldito que renunció al celular. Tiraron el ramo, tiraron la liga. No alcancé a ver la torta de novios, simplemente decidí irme. La verdad, ni me acordé de la torta. Prueba de que en verdad estaba borracho.

La mala idea#3 tiene la forma de una reja, reja que corta insolente mi camino. Los militares nos tienen encerrados, me digo. Y sin importarme nada mi traje negro Ted Lapidus, (el traje de mi graduación), sin importarme mis lustrados zapatos o la corbata roja extraída de la colección de mi papá, me trepo por la reja sin siquiera preguntarme si estará electrificada o no.

No, no se preocupen, no lo estaba. De hecho la mala idea#3 no fue tan mala. Por algún lado tenía que salir del recinto, no?

Entro este lunes al trabajo. Supuestamente iba a ser el miércoles, pero me llamaron hoy de sorpresa con el cambio de planes. No me dan ganas de volver a casa just yet. Qué diferencia hace volver a las 4:00 o volver a las 6:00?

Además, un detalle. Mi casa no está tan cerca como quise creer. Y mis pies me duelen. Llego a Talinay, bajo hasta Tobalaba. Tampoco hay micros a esta hora de la noche. Nunca aprendo. Tengo sí, acabo de descubrir, tres lucas en el bolsillo. Yupi! Eso sumado a las dos lucas que traje por si acaso hacen cinco lucas, con eso ya puedo ir a algún lugar.

Un jeep cargado de adolescentes ruidosos se detiene en el semáforo de la esquina donde espero alguna micro. He decidido no ir ya a casa, me voy a Bellavista. Al sauna de hecho, me duelen demasiado los pies y lo único que quiero es meterme al jacuzzi.
Los cabritos del jeep me empiezan a huevear. Taxi Boy!, Taxi Boy! Taxi Boy!
Yo los hueveo de vuelta, "You want a piece of me?" Me giro gallardo y extiendo los brazos. El mensaje es este: Miren lo bien que se viste un taxi boy, en este negocio está la plata. En cambio ustedes atorrantes dependen todos de la mesada de papá. Y espérense a salir de la U.

Mala idea#4: hacerle caso a los chicos del Jeep. No puedo dar un paso más, estoy en Bilbao con Tobalaba. Quien conozca un poco Santiago sabrá que he caminado bastante. Mi ángel bueno me dice que podría llegar a mi casa caminando, mi ángel malo me dice que haga dedo hasta Bellavista.

Así que extiendo el brazo y levanto el dedo. Unos cincuenta autos más tarde una camioneta da la media vuelta y se detiene. Sube!, me dicen.

Se trata de un cuarentón con barba cana. En unos cuantos años más podría hacerse sus buenas lucas en diciembre disfrazado de viejo pascuero. Pero es jóven todavía, y no espera ni a partir para estirar las manos y querer tocarme.

- Lo siento, compadre. Primero usted me lleva a Providencia, y si me lleva a Bellavista, ya estamos dados.

Me toma un rato convencerlo, pero le vendo el cuento del sauna, la piscina temperada y los cuartos oscuros. Me dice que nunca ha ido, me dice que no es casado, pero que ha estado con mujeres. Me dice que es bisexual. No sé si creerle. Pero me hago el simpático, determino las reglas y pronto ya estamos estacionándonos en frente del 282 de Bellavista. Papá Noël me regala luca para la vuelta. Gracias Santa.

Pago escolar, es que yo recién afeitado parezco un crío. Y entro acelerado, me saco el traje, lo acomodo bien en el casillero. me voy derechito al Jacuzzi. Ohhhhh, siiiiiiiii, eso era lo que mis pies querían. Mis pies que no dudo mañana amanezcan tapados de ampollas. Esos zapatos no estaban hechos para caminar.

El jacuzzi es redondo y hay un par de tipos más, luego llega Papá Noël. Y un veinteañero. todos juegan a chocarse los pies y mirarse de reojo. Disfruto un largo rato de inactividad en el jacuzzi, pero los viejos están ya peligrosamente cerca mío. Le hago una señal al jovenzuelo de al frente y se viene donde estoy yo. Nos besamos. Gran espectáculo a beneficio de la Tercera Edad.

Me voy a la piscina, pero sigo un poco demasiado mareado para nadar. Así que me voy al sauna, y luego me doy una ducha fría. Repito el proceso dos veces. Luego vuelvo al Jacuzzi. Esta vez está vacío. Este es un juego de cacería, y por suerte no soy yo la única de las presas. Me encuentro a Papá Noël en un pasillo, parece entusiamado, me agradece haberlo traido aquí.

Quisiera dormir un rato, pero la habitación que tiene la gran colchoneta es la más llena de gente. Algunos duermen, otros cuantos se afanan en maniobras confusas, cuadros plásticos a oscuras. Me meto por ahí, donde distingo un espacio libre. Y me tiendo de guata, para que no me agarren el paquete. Y con la toalla cubriendo la puerta trasera. No me vengan con leseras, quiero dormir.

Y duermo un rato, hasta que me despiertan una palmadas. A un tipo más allá le debe gustar el rollo s/m. Pienso que igual estoy caliente, pero está demasiado oscuro como para arriesgarme. A mi lado derecho hay una gran masa de grasa, al lado izquierdo la cosa pinta mejor. Alanzo a distinguir un cuerpo delgado, lampiño, de piel joven, en buen estado físico. Me acurruco pues a su lado. Y pronto ya estamos inmersos en una sesión de sexo lésbico (se entiende, sin penetración, que sin Durex sólo se puede tocar el timbre).

El resto quisiera participar. Así que le sugiero a mi compañero que vayamos a otro lado.

Y paseamos de un piso a otro, le falta una azotea a este edificio, definitivamente.

Su nombre es Andrés, es marino. Me dice que en diciembre lo envían a Rotterdam, Holanda. Yo opto por creerle, porque me calienta demasiado la idea de tirar con un marino. Me dice que en la escuela naval nadie sabe que a él le gustan los hombres. Lo envidio con todo mi ser. Ya antes le tocó viajar, a Portsmouth, Inglaterra.

Acaba encima mío y yo también, luego me recorre el estómago con su lengua. Me dice que ya se quiere ir, que nos vayamos juntos. Mañana tal vez podríamos continuar.

Mala idea#5, o #6, ya perdí la cuenta. Andrés se demora demasiado en la ducha y yo entonces me visto y me voy, solo. Es que el lunes empiezo a trabajar, se viene intenso, no tendré tiempo para nada. Me viene la resaca, seguro. Y entonces quisiera dormir este domingo, dormir, dormir, dormir, dormir. Son las siete de la mañana y cruzo el puente sobre el maloliente Mapocho. Solo, triste. El sexo no es más que un espejismo. Quiero otra cosa. Quiero entregarme a alguien a quien quiera, y mi afecto por las personas crece en proporción indirecta con los días que paso disfrutando de su compañía sin llegar a tener sexo. El deseo es una flor salvaje. El amor necesita cuidados, un periodo de incubación, un invernadero, riego constante.

Camino hasta la Alameda y suena Morrissey en mi cabeza. "I know it's over", elegida por los lectores de Q el año pasado como la canción más triste de la Historia.



"If you're so funny/Then why are you on your own tonight ?
And if you're so clever/ Then why are you on your own tonight ?
If you're so very entertaining/ Then why are you on your own tonight ?
If you're so very good-looking/ Why do you sleep alone tonight ?

'Cause tonight is just like any other night
That's why you're on your own tonight
With your triumphs and your charms
While they're in each other's arms..."

El amor es natural, y es real
Pero no para tí, my love
El amor es natural, es real
pero no esta noche, my love

O madre, lo puedo sentir, el suelo está cayendo sobre mi cabeza.


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sábado, noviembre 06, 2004

America is not the world

Se aproxima el cumpleaños de Jeff y no sé que regalarle, siempre se me ocurren regalos fabulosos y ni tan caros para la gente que aprecio, hasta que se aproximan sus cumpleaños y me llega el bloqueo mental.

Le pregunto a Jeff, por messenger. ¿Qué producto chileno te gustaría recibir?, y mientras intento averiguar cuanto cuesta mandar una botella de vino a través del Atlántico. Pero Jeff me cuenta que hace dos días acaba de disfrutar un Concha y Toro. Maldito Harrods! Es cierto tal vez que no hay nada que no se pueda conseguir en Londres.

- Deberías saber eso, Barro. Me dice Jeff, - Son las exportaciones de tu país las que te permiten disfrutar ahora de un computador nuevo.

Evidentemente tiene razón. Pero hay algo en mi cabeza que me impide hacer la simple aritmética que convierte a unas cuantas aceitunas de Atacama y salmones de Pelluhue en impuestos que luego se convierten vía papá Estado en el sueldo de mi propio padre hasta por fin culminar en mi nuevo amor, este Pentium IV con tarjeta de video y super memoria. Lindo él.

En mi colegio no era tema el en qué trabajaban nuestros padres. Tal vez porque ninguno de nosotros era filthy rich o pintorescamente pobre. El trabajo siempre me pareció algo aburrido, y en la mesa familiar tampoco se hablaba del asunto. Si hacía alguna pregunta la respuesta que me devolvían al final no era más que una variación de estas líneas: "Tú aprovecha que eres un niño y disfruta, que después la vida es dura y no queda tiempo para nada."

La vida, mi vida, todavía no es dura. Y si bien el futuro sigue siendo una fantasmagoría, el presente tiene todo el aspecto de unas vacaciones de verano. Y es rico estar en Chile, con un presidente agnóstico y una próxima mujer socialista presidente.

Ayer fui en bicicleta a casa de Pancho, y luego partimos los dos en bicicleta al cine Hoyts de La Reina, a ver Promedio Rojo. Mi experiencia escolar fue bastante mejor que la de Nicolás López. Yo era mateo, pero me las arreglaba para llevarme bien con casi todo el mundo. Tenía las dos, inteligencia académica e inteligencia emocional. Al menos hasta segundo medio, cuando caí en la lista negra por cambiarme del colegio y dejarlos sin mis cuadernos y un grupo me salió persiguiendo a la salida de clases con bombitas de agua. Claro que hasta ahí resulté más capo, conocía mejor las calles y todavía era veloz. Me perdieron de vista y no les quedó otra que mojarse entre ellos. Lo mismo me pasó en el bachinovateo. Hasta hoy pienso que la humillación pública es un privilegio (sí, un privilegio) de los menos ágiles. El vinagre y la pintura en el pelo me dan nostalgia.

La película no era excelente, pero me reí. Lo que si estuvo fabuloso fue el recital del jueves. El primer día del SUE2. Alcancé a ver a los Mars Volta, revelación total de la jornada. Mestizos, distorsionados y energéticos. Jeff, pobre nativo de Illinois (uno de los pocos estados gringos progresistas que van quedando, donde escogieron al primer senador negro de la historia), me dice que de momento no quiere que lo asocien con su país. Y claro que lo entiendo. Pero luego escucho a John Frusciante invitado por los Mars Volta a tocar la guitarra y me cae la teja lo ridículo (y lo republicano) que son los embargos. Eso sí, a Britney ya no la trago, si aparece en MTV cambio de canal, en ella descargo mi indignación por estos 4 años años de mala suerte que nos han caído encima.

Á continuación se presentó P.J. Harvey. No muy comunicativa. Pero quien quiere arengas entre canciones cuando la que canta es ella, y lo que canta es "A perfect day, Elise" y "Who the fuck?".

Morrissey en cambio subió al escenario disfrazado del cura Hasbún. Declarando que le gustaría dormir con todos nosotros. Yo siempre lo he encontrado parecido a Gárgamel. Pero cuando empezó con "How soon is now?" (un cover de Tatú, según Ricardo), siguió con "November spawned a monster" y luego con su estupendo nuevo single "First of the gang to die", también yo quedé dispuesto a gritar "Malditos pitufos!". Morrissey sí hablo y harto, sobre la tragedia de la reelección de Bush y sobre que capaz no nos volvamos a ver porque nos estalle encima una bomba atómica. Al igual que Manuel me ha gustado mucho su nuevo disco, "You know I couldn't last" es un temazo. Pero si hubo un tema que me llegó fue ese otro neoclásico "The more you ignore me, the closer I get". No cantó la canción que da título a este post, así que aquí la puse corrigiendo su ausencia. (Aprovecho de anunciar que he agregado links a otros nuevos bloggeros, en especial recomiendo a Huracán, que por premisa creo le gana hasta a Chandler).

(Qué manera de estar escribiendo al lote!, disculpen la incoherencia, es que computador nuevo, y una semana de cyberayuno, en fin.)

Para terminar la noche en San Carlos de Apoquindo, cuando ya casi todos se habían ido. Maca y Ricardo, Joey Potter, y hasta Ignacio Franzani (que me saludó agradecido tal vez por la propaganda que le he estado haciendo), salieron al escenario Electric Six, que de eléctricos no tienen mucho. El vocalista era muy perno, pero a la vez gracioso. Vestido de traje, quejándose por el frío, haciendo unas coreografías ridículas e invitándonos a todos a continuar la fiesta en su cuarto (el 727 del Sheraton San Cristóbal). Al principio creo todos los que nos quedamos fue por buena educación y por hacer rendir las lucas de la entrada. Pero Electric Six estuvo bueno, poco a poco nos fueron ganando, luego tocaron "Gay Bar" y se armó una mosh pit en la cancha. Terminaron con un cover de Queen, "Radio Ga Ga", harto mejor que la versión original, en mi humirde opinión.

Así que, y le respondo a Oi. Es cierto, este mes partió pésimo, pero vamos, que es Noviembre. Así que a dar vuelta la página, estamos en hojas nuevas, y eso siempre es como un poco excitante. Tenemos a Bush en el Oval Office, a Arafat en coma y al Papa y Pinochet que no sabe uno para qué más siguen vivos. Pero hay que mirar las cosas por su lado amable.

No sólo ahora sabemos que un incompetente (citando al The Economist) puede llegar a ser presidente de los EEUU, ahora incluso puede ser reelecto. Y controlar el Congreso. En una sociedad tan exitista y descerebrada como America Corp. , la reelección de Bush no es otra cosa que la expresión del resentimiento popular contra la meritocracia, contra todos los mateos que se fueron a las universidades de la costa y ahora en las reuniones de ex-alumnos los miran en menos. Claro, Bush es un hijito de papá, y estudió en Yale, y le regalaban petroleras para su cumpleaños. Pero en el fondo es un idiota que no se merece lo que tiene, un pecador arrepentido (claro que no de los pecados que en verdad importan) zopenco born again que se sentiría más cómodo en Nebraska u Oklahoma o cualquier otro estado conservador del centro. El caso es que queda claro que ellos se sienten más cómodos con él.

Así que, the bright side.... Más esperanza para los incompetentes? Nah, lo siento, no hay lado amable. Solo agujeros de conejo donde todavía puede uno perderse por un rato, y ser irreflexiva y radicalmente feliz, aunque sea a lo Mr. Magoo.

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