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sábado, febrero 28, 2004

Tengo un doppelgänger


O un aspirante a serlo, que de serlo ya lo sería y siéndolo ya basta, aunque de intentar comprobar el estado de las cosas lo más seguro es que deje de serlo, en mi mente, en el único lugar donde estas cosas pueden ser.
Doppelgänger es una palabra alemana que señala a tu doble, alguien igual a uno, un uno duplicado que comparte tu misma dimensión pero que para mantener la sanidad mental lo mejor es nunca encontrárselo.
La reacción más común, en caso de encuentro, es huir despavorido. Entiendo ese pánico, es la misma sensación del robot niño en A.I., cuando las emprende contra el ejército de replicantes hechos a su imagen y semejanza. Puede que nos lamentemos de nuestros dolores y nuestras desgracias, pero al menos son nuestras, son únicas, son propias, y ay de quien quiera plagiarlas, secuestrarlas y quitarnos nuestra individualidad, que es lo poco siempre nos queda, aún cuando la esperanza ha desaparecido.

Ok, ok, ok, le estoy poniendo mucho. Deep down pienso que es malo, que deberíamos acoger a nuestros semejantes, que la imitación es el mayor de los halagos. Lo pienso, pero no lo siento. Me gusta ser único, si fuera un gemelo Súnico ya habría matado hace tiempo a mi otro gemelo.

O no?, no hay como saberlo, hasta ahora no he vivido la experiencia de vivir en sincronía perfecta con alguien. Ni con mi propia imagen en el espejo mantengo lo que uno diría "una relación de confianza".

El caso es que ayer tenía una cita, una cita que nunca quise confirmar, pero que estaba ahí en el reino de las posibilidades. Una cita con un posible doble opuesto, o doble a secas, un doppelgänger canónico con unos años de más y el pelo más largo, o sea, un doppelgänger profético, un posible augur. The horror, the horror.

Dos veces antes sentí algo así, la primera fue con mi primer beso, Roberto algo (La verdad es que si recuerdo su apellido, pero no os lo voy a decir).Ttodo iba bien con Roberto, nos conocimos una tarde en el cine del Centro Cultural de España, ambos llegamos a ver "El amor perjudica seriamente la salud", con una Penélope Cruz que era todo carisma, que era todavía poco conocida y que aun no arruinaba su carrera de actriz intentando hablar en inglés. Yo tenía 18 años.

Y qué más puedo decir, todo fue perfecto, salimos comentando la película, nos preguntamos el nombre, fuimos al Burger King a tomar unos batidos. Con el lápiz que le pedimos prestado a un vendedor me anotó su teléfono en una cajita de fósforos.

Nos juntamos tres días después, a ver "Carne trémula". Sentado al lado suyo sentía su mano que no lograba quedarse quieta, me mareaba ese movimiento continuo así que le agarré la muñeca y se la sujeté contra su pierna. La película siguió su curso y nuestras manos sudosas se proyectaron un cortometraje aparte. Luego de soportar una dolorosa erección durante los 103 minutos de la película (la cual comienza, como recordarán, con Penélope Cruz dando a luz en un microbus), tomé su cabeza entre mis manos y le di el primer beso homosexual de mi repertorio, suponiendo creo que certeramente que cualquier persona que haya pagado para ir a ver una película de Pedro Almodóvar no se iba a molestar por el espectáculo de dos chicos besándose mientras corren los créditos. No si esa persona disfrutó "La ley del deseo". (Y de paso, "la mala educación", Gael García, Fele Martínez, pido un minuto de erección mental a todos los lectores en honor al gran director que este año nos deleitara....en fin, mejor vuelvo al tema).
Todo habría seguido bien, de nos ser por dos detalles. Uno, el menor de hecho, era la nariz de Roberto, que no calzaba con la imagen que me había hecho de él el primer día. Ahora, a la salida del cine y con luz de día, era grande, hiperventilada y espinilluda. Pero no fue su nariz lo que impidió que continuáramos nuestro prospecto de relación, fue su fecha de nacimiento.

El compadre había nacido el mismo día que yo y eso me perturbó seriamente. Tanto como me habría perturbado que ambos hubiésemos tenido el mismo codice di barra tatuado en la nuca. Puede sonar romántico, pero yo no quería eso. No todavía.. Para colmo, estábamos de acuerdo en todo, las mismas opiniones y gustos, los mismos caprichos. Me sentí fotocopiado. Yo pensaba que había besado a un chico y en cambio había besado a mi imagen narigona en un espejo. Nos estamos viendo, le dije. Nunca pasó. Salvo dos años después, en una fiesta de año nuevo en que fue vernos y besarnos, porque en verdad besaba muy bien, pero ya estaba claro, esta vez para los dos, que ya había pasado nuestro cuarto de hora.

Ok, ok, ok, tal vez no estoy dando la mejor imagen de mi mismo. Pero piensen que era mi primera experiencia y una parte de mi estaba positivamente aterrada. Y que cualquier excusa para volver a la banca me parecía válida. Ahora sé que debería haber hecho las cosas de otra manera, aunque bueno, la verdad nunca se sabe con esto. Dejémoslo en que no hubo feeling. Recuerdo su olor, mi nariz no es tan grande pero es memoriosa. No era el suyo el olor que quisiera oler todos los días de mi vida. Y yo era un pendejo romántico que había leído "El perfume" y le daba mucha importancia a ese tipo de detalles.

La segunda vez no tuvo connotaciones homoeróticas en absoluto. Me encontraba en el albergue para hombres adultos del Hogar de Cristo en calle Esmeralda. Tenía que ubicar a un albergado y a través de su historia destacar la labor del Padre Hurtado, o algo así.

Alexis era, o es, quien sabe, un cesante crónico, hijo único de una familia de inmigrantes dálmatas empobrecidos. Vivió con sus padres hasta que estos lo echaron a los 30 años, pensando que de esa manera se preocuparía de vivir su vida (es decir, buscar un trabajo estable, pagar impuestos estables y tener deudas estables). Trabajó en miles de empleos, principalmente como mesero. Estudió unos años, pero no trabajó nunca en lo que estudió. Nunca pololeó, le gustó una mujer por mucho tiempo, pero no fue capaz de conseguirse su licitación, como diría él, con un humor triste, medio budista, medio existencial, medio desencantado, con el tono desapegado con el que me relataba su rutina diaria. “Todos los días me levanto y voy a la bomba, donde me lavo la cara y desayuno, luego voy al baño del MCDonalds, que es el más limpio y no cuesta nada. Luego me siento en frente de la Estación Central, al lado de algún jubilado que me presta el diario cuando lo termina. La mañana se pasa así. A veces camino, duermo siesta. Pega siempre hay, me gano unos pesos cargando camiones, haciendo recados. A veces ando de racha, gano plata y me la gasto en putas. El cigarro lo dejé, y sólo me emborracho en mi cumpleaños. Para dormir arriendo piezas cuando me alcanza y si no igual me reciben en el Hogar, pero sólo una semana por mes.” Alexis tiene la misma edad que alguno de los herederos de Andrónico Luksic, quien venía en el mismo barco cargado de inmigrantes desde la isla de Brac. Pero Alexis no parecía tener ningún tipo de resentimiento, Alexis no parecía sentir nada de nada, y sin embargo me dio la impresión de ser genuinamente feliz. Libre de ambiciones, libre de si mismo. Un perfecto anacoreta que se iba de putas de vez en cuando.

Terrorífico, una parte de mi sintió que Alexis era mi doppelgänger. Que mi destino era el suyo. Que yo también sería absurdamente feliz viviendo en albergues, no gastando un peso en todo el día, alimentándome de la caridad, viviendo como los pajaritos. Haciéndole caso a san Mateo, el más revolucionario de los evangelistas.

"Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?
¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?
No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas».
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jecho."

Ahora, cada día que pasa pienso que no encontraré trabajo y que me arrojarán de casa con justa razón. Pienso que llevo la marca de mi doppelgänger Alexis, y me paralizo.

Tal vez haya un tercero, un chico de buena familia, que escribía estupendamente, habíamos leído los mismos libros, nos cortejamos vía e-mail hasta que ambos llegamos a pensar que eramos las personas más afortunadas del mundo por habernos encontrado. Así que nos encontramos. El era Opus Dei, es una buena historia, pero mejor la dejo para otro día, lo cierto es que se aleja un poco del tema.

Mi estimado Oispace (pueden leerlo en http://oispace.blogspot.com). El viernes fui a ver "The 25th hour" de Spike Lee. Luego de eso visité de sorpresa a un amigo parrandero en Lastarria y terminamos teniendo sexo como quien juega una pichanga con los chiquillos del barrio. Natural, relajado y sin dramas. Agradecido de la actividad física y el desentumecimiento general, olvidé que me esperabas en las gradas de Chucre Manzur y me fui a lucir mi recién planchada alegría al departamento de una amiga en Seminario. La película había estado muy buena, el sexo me hacía mucha falta, la charla con los amigos, todo estuvo demasiado bien. Como que no necesitaba nada más. Ni una fiesta estupefaciente, ni una almohada de carne lustrosa, ni una cena patagónica. Para otro día quedaron los sueños, rencores y monólogos internos. Para otro día quedaste tú. Pero ya sabes mi semisicótica posición frente a los doppelgängers. Quiero escapar un poquito de mí, y el duelo verbal que me proponías me pareció, y me sigue pareciendo, un poco claustrofóbico.
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domingo, febrero 22, 2004

Love, actually

Todo lo que me hace falta y me seguirá faltando, todo lo que en mi vida anda mal, y seguirá andándolo, la razón detrás de mis traumas, shortcomings, temores e impedimentos. Todo aquello, por cliché que suene, por cliché que sea, y siga siéndolo, se debe, inexorablemente, patéticamente, lastimosamente, crónicamente incluso diría ya, a la falta de amor.

Ok, les advierto, vengo recién llegando del cine, acabo de ver 'Love, actually' y me siento sumamente inspirado, lo cual sin duda no es garantía alguna de que no vaya a escribir la misma mierda que siempre. La única diferencia, me permitiría decir, que significa el 'estar inspirado' es que ahora estoy con ganas de escribir esa misma mierda, y una parte de mi jura que esta vez, por fin, podría no oler tan mal.

Estaba hablando del amor, y créanme que hay veces en que me siento incapacitado para hablar al respecto. Incluso creo que hago esfuerzos constantes para inhabilitarme en la materia. El sexo casual con transeúntes es sólo el último de una larga lista de infructuosos intentos.
El amor a mi me hace mal, me ha hecho muy mal. Para mi el amor es como la caspa, o la meningitis, o la diabetes. Cuando me llega me llega fuerte y de manera sumamente inapropiada, me incapacita, me aturde, me perjudica, me marca, se apodera de mis años, me convierte en un ser afiebrado y repugnante, deliro y pierdo el sueño, ando como un borracho. Pero lo peor de todo, es que sólo entonces llego a ser la mejor versión de mi mismo, el único yo que en verdad quiero ser, el único yo que quiero ver feliz y realizado, el único yo a quien sería capaz de llevar a cualquier parte. Al apa.

Maldito amor, no?

A veces pienso que todo se reduce a eso. Que no hago arrancar el motor de mi vida profesional como excusa para mantenerme alejado del amor. Que no abandono mi casa para no asumir mi edad y mis verdaderas necesidades. Que persigo sexo esporádico y diverso con personas que no me significan nada para asociar al sexo, de manera pavloviana, con una necesidad absurda institucionalizada por la sociedad de consumo para vender productos varios. Para aniquilar su conexión romántica, es decir.

Mi manía de tener sexo con extranjeros responde a eso mismo, me digo a mi mismo que ya he 'hecho' Sudáfrica, Cuba, Alemania, EEUU, España, Brasil, Polonia, Bélgica, Israel ( y una parte de mi grita Más, Más Más). Como una manera de autoconvencerme de que el amor no está aquí, en Chile, ni en ninguna otra parte.

Esto último no me ha dado mucho resultado, debo confesarlo. El sexo cosmopolita me ha vuelto más cosmófilo que cosmófobo, la verdad sea dicha.

Pero bueno, tampoco es tan así. A veces no es necesario hacer ningún esfuerzo. El amor no llega, más bien se escabulle. La incapacidad eventualmente se vuelve un hecho. No se si anhelar o temer aquel desenlace.

Obviamente en este momento estoy todo sensible, con la armadura desecha y dispuesto a admitir las realidades más embarazosas acerca de mi mismo. No es una posición muy digna. En el caso de un blog, es radicalmente desaconsejable. No es buena propaganda. Pero no es como si tuviera mucho que perder, en realidad.

El amor es la ominosa presencia ausente de mi vida. Mi nombre está escrito con las vocales del número más solitario. Hoy ocupé una invitación doble para una película romántica en mi madre y mi hermana. Ambas gozaron. Yo también. Pero ahora sé que si no eyaculo toda esta carga emotiva no voy a poder dormir, y necesito demasiado hacerlo. Dormir y renegar de la vida, manipularla a mi favor, como me plazca. Dormir es mi sucedáneo predilecto del amor.

Me dirijo a todas esas chispas que no llegaron a ser llamarada. A esos chicos que conocí en la micro y a quien no quise pedir su número de teléfono para no estropear la encantadora posibilidad. Las he dejado pasar a todas, fue la única manera de serles fiel. Y de sentirme correspondido.
Me dirijo a hombres, mujeres y a mi difunto perro atacameño. El amor no sabe de genitales. Yo sé mucho de genitales, pero muy poco de amor. Es una lógica retorcida, pero certera.

Ya, ya casi acabé. Ya recupero la conciencia, estas palabras no me acercan a ti, donde quiera que estés, quienquiera que seas. Son sólo palabras, palabras es todo lo que tengo, y vuelvo a estar solo, naturalmente.

Detrás de toda esta ridiculez se encuentra un ser humano en evidencia. Pero nada es para siempre, yo no tengo por qué ser la excepción. Triunfará al final la noche y la semilla seca y estéril de mi amor será devorada por los espectros de la nada. La afectación ayuda, pone en perspectiva, me permite alejarme de mis sentimientos. Me alejo de mi mejor yo, encadenado entre nauseabundas cursilerías. Ya estoy listo para seguir siendo vuestro perdedor favorito, que podría triunfar pero que dudosamente lo hará, y que aún si triunfa seguirá sintiendo que algo le falta, que siempre le ha faltado, y que temo en momentos como este que me seguirá faltando. Mi corazón en las mazmorras se ha vuelto un tumor oscuro, demasiado tiempo lleva ahí, la luz, honestamente, dudo que sea capaz de soportarla.

'And when I feel like I’m the victim
I will come running home to you
And I will weep like I will change
When I come running home to you'
('Tracy’s flaw' Skunk Anansie)
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sábado, febrero 21, 2004

Teuvel el gato

Tengo la impresión que estamos en una de esas fechas históricas que pasan piola hasta que alguien escribe un libro de historia varias décadas más tarde. En San Francisco están entregando licencias matrimoniales a parejas gays, ya van creo que 3000 los recién casados. Governator Schwarzenegger se opone. Pero la cosa ya pinta para revolución tipo Stonewall. And I'm just sitting on a dock on a bay.

Aquí en Santiago falta bastante para eso, pero gracias más a Jordi Castell que a Rolando Jiménez, la cosa marcha. Hasta a mi papá le encanta Jordi Pastel. No se pierde sus comentarios del festival.

Anyway, es verano acá en Chile y la gente (gay o no gay)no piensa en casarse. Más bien todos huyen a la playa, y de momento, y pese a todos los trabajos en las calles, la ciudad es adorable para caminar y caminar y seguir caminando que no hay prisa y nadie nos apura.

Fui a ver "School of rock". Amo a Richard Linklater, y el saber que en el festival de Berlin estrenó la continuación a "Before sunrise", llamada "Before sunset", es una de las mejores razones para vivir que tengo. Suena existencialista, pero no es tal, me gusta vivir en función de las coming attractions. Agarrándome a los trailers como lianas. No le veo nada de malo. Hay razones peores. Las sinrazones abundan.

El caso es que igual rayé con la película y con elsoundtrack, y llegué a casa a deskazaaear "Roundabout" de Yes y "The Immigrant song" de Led Zeppelin y "The great gig in the sky" de Pink Floyd y ya se pueden imaginar cual es mi último proyecto de CD compilado musical. Un poquito de America, de Janis Joplin, Peter Frampton, Jefferson Airplane, "Hey Joe", "Rocket man", "Can't you hear me knockin", "Edge of seventeen" y terminando con Alice Cooper. No hay quien me gane con los compilados. Ay Ay Ay, a pirate's life for me!

Salí del cine entonces medio espirituado, con ganas de no volver a casa pronto, me fui caminando por la callecitas de Lastarria, haciendole ojitos al mundo. Me encontré con un gato negro, una preciosura de felino, con un collar de puntas muy s/m. Los dueños del gato estaban en la ventana de un departamento justo encima y me dijeron que el nombre del animal era Teuvel, (Demonio en alemán). Con ellos había una niñita que me decía que no, que Teuvel (pronúnciese Toifel) significaba "Toy feliz", el gato no parecía dispuesto a escoger entre esas dos opciones y salió corriendo.

Seguí mi camino, simpathy for the devil sonando en mi cerebro. Caminé hasta providencia hasta que un semáforo me detuvo y enfrente mío me encontré con un humano de mi tipo.

Lo miré fijo durante la duración de la luz roja, luego al cruzar la calle, luego caminé un poco más, me di vuelta, se había detenido y me miraba, The connection was made.

Y nada, pues que D, de 19 años, polerita blanca musculosa, mochila y jeans de marca estaba de vacaciones en Santiago, venía de un pueblito de la VI región y estaba acá con un amigo (él diría amiga, pero sería una broma). Buscando hueveo desde los cybercafés. Con lo fácil que resulta engancharse en la vía pública.

Y eso, pues que al diablo la romántica fidelidad unilateral, entramos con D a un edificio e hicimos cositas en el ascensor, pure harmless horny fun. Don't you need somebody to love, you better find somebody to love. Al menos por un ratito a media tarde, un grado dos como quien no quiere la cosa.

Así la vida, así Santiago en el Verano. Las calles están llenas de gente acalorada con ganas de vivir un romance instantáneo. Se los doy firmado.

Otra cosa. Subí el Manquehue. Mi lista de metas para lograr este año va de maravillas. Lo subí por el Camino del Cóndor, ahí por Lo Curro. Un subidón en todo sentido. Tomen mi consejo, besuquéense en el ascensor con algún extraño desprevenido y suban el Manquehue. Se quedarán arriba por un buen rato, y ni siquiera el saboteador interno será capaz de evitar que os sintáis de puta madre. Palabra de boy scout.
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lunes, febrero 16, 2004

Cuestión de actitud

- Y éste, qué se cree, que le van a caer los trabajos del cielo?

Ese suele ser el comentario de rigor a mis espaldas. Me estoy convirtiendo en un paria. Si no consigo un trabajo pronto alguna logia secreta me secuestrará y harán abono de mis huesos.
Por eso hace falta humillarse, hacer las filas, llenar los fomularios, llamar a los amigos y pedirles por favor por favor por favor que me den algo, que estoy a punto de aplicar para la panadería de la esquina. Entonces el discurso cambia.

- Tranquilo, tienes que mejorar esa actitud. Lo primero es que tengas seguridad en ti mismo, en lo que vales. Eres un periodista de la Pontificia, no eres cualquier rotito que tiene que parar la olla para mantener a su novia adolescente que parió mellizos.

Mi vida es un balanceo constante, como el de un columpio o una hamaca, entre esos dos comentarios recurrentes.

- Tengo una idea, - me digo
- Qué cosa? - me pregunto
- Ya sé que quiero hacer, leí que Roos Films va ha hacer una adaptación de Mad about You para el público chileno. Son los mismos guiones de la serie de Paul Reiser y Helen Hunt, pero con actores chilenos, y tallas criollas, en vez de Central Park, el Parque Forestal.
- Ah, que buena, y?
- Y pues que voy a hacer esto, voy a ir a Roos, voy a preguntar quien está a cargo del proyecto, y me voy a ofrecer para trabajar gratis un mes en correción de guiones. Les diré que soy un fanático de la serie, que me interesa que la hagan bien. Y que claro, cre oque podría tener talento y que finalizado el mes se darán cuenta, y me querrán pagar en adelante, porque yo lo valgo.
- es que no podís ser tan barsa. Pensai llegar a un sitio donde hay gente que trabaja, gente que hizo talleres de guión, gente que sabe, pensai plantarte ahí y decirles que tu trabajai gratis y que erís bacán y la hueá.
- Bueno, sí (notoriamente menos entusiasta)
- Vamos, yo te acompaño (no me queda otra), pero ahí te quiero ver. Vai a empezar a tartamudear, te van a pedir evidencia de tus aptitudes y no vas a poder demostrar nada. Va ser patético, vamos, llama altiro, pregunta por Don Roos.
- Ejem

Y eso pasa ,ese es mi yo interno saboteador, no es la vida, soy yo mismo. Yo que corro en línea recta hacia el caballete en educación física. Que me digo a mi mismo, puedes hacerlo, puedes hacerlo, puedes...
Pero no puedes.

I freeze. No sé si es miedo, y si lo fuera, miedo a qué. A no ser capaz de saltar, no ser capaz de caer. Miedo a hacerme daño. Miedo a perder el control. Falta de confianza. Un rollo sicológico. Mís problemas con la entrega.

Tiene que ser eso, quiero que sea eso, eso es común, eso es curable. Todo el mundo pasa por eso.

- Ya, relájate. Recuerda que igual te gusta hacer el ridículo. Nunca te ha importado mucho lo que los demás piensen de ti.
- Tu crees?

Voy a una entrevista de trabajo, necesito trabajar este pánico escénico. Es un aviso del Artes y Letras, se atenderá por orden de llegada, tenida formal, metro Sta Lucía. Llego al piso 9. Estoy a bit overdressed. Llevo mi currículum dentro de un libro de Beigbeder que ricardo me prestó. Me acerco a la secretaria, que me entrega un formulario de aplicación.

Miro alrededor mío, todos me parecen mayores de 30, cansados, veteranos de entrevistas. No sé donde descansar la mirada. El rubro de la empresa parece ser la capacitación, algo así dicen los carteles que anuncian un congreso en el hotel Hilton de Cartagena de Indias. A una mujer se le cae un mapa de calles de santiago, se lo recojo y le pido prestado el lápiz. Nombre a tres personas que lo recomienden, una de ellas debe ser familiar. Pienso en mi familia, fuera de mi papá no hay nadie que salve mucho. No tengo el teléfono de mi antiguo empleador. Esto apesta.

Entra un sujeto bien plantado de calculo veintiseis, veintisiete años. Sigo husmeando, hay un mural con letras de colores recortadas en cartulina, son módulos de clases, clases de inglés. El sujeto inspecciona con rostro incómodo, pide un formulario y lo mira sin decidirse a llenarlo. Devuelvo el lápiz sin haber completado el mío. Clases de inglés. Esto no es lo mío. Podría hacerlo, pero me rehúso. Tal vez me debería ir no más. El sujeto hace abandono. Era lo que necesitaba para decidirme. Misión abortada.
Pienso para mis adentros.

- Lo bueno de todo esto, es que ahora me siento como que merezco más que eso. Empleo hay, ése lo podría haber conseguido fácil. Pero yo merezco otra cosa. Basta con venderse mejor. Aim high. Voy a conseguirme una buena pega. Lo sé.

En la micro de vuelta a casa sube un krishna, me siento superior a él también. Es una especie de desprecio capitalista muy saludable que me despierta este apóstol de la comida vegetariana que nos dice que el chofer del bus es un maestro de Yoga por resistir todo el día una posición así. Desconfío de las disciplinas orientales. Yo no quiero ser un maetrso de Yoga, no estoy dispuesto a bancarme una posición incómoda como la de estar desempleado. Pienso que soy el protagonista de American Psycho, quiero ser Brian Kinney de Queer as Folk. Acelero mi Humvee y atropello a toda una fila de ciclistas.

Es la actitud correcta, estoy seguro. Y al menos por unas cuantas horas, consigo creerme el cuento. Todo parece condenadamente expedito.
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viernes, febrero 13, 2004

Te llevo para que me lleves

"Te escribo porque siento la necesidad. Si no fuera así, no me encontraría a
las 3 de la mañana tecleando. Quiero que sepas que te quiero, como
te dije en el auto antes de que te bajaras. Y cuando quiero a alguien es
porque de verdad lo aprecio y lo respeto, porque si no, no vale la pena la
inversión, creo yo. Eres una persona increíble. Ves las cosas desde un punto de
vista que nunca nadie más que tú podría plantearse, eres inteligente, eres
talentoso, eres creativo, te fijas siempre en los detalles, eres cariñoso,
eres aperrado, eres especial, eres amistoso, eres bueno, estás lleno
de energía, lleno de sueños - raros, por cierto - y lleno de ideas.
Starbucks y la academia diplomática debieran darse con una piedra en el pecho y
estar arrepentidos de su error, pero mijito, piénsalo bien...Las cosas de
verdad pasan por algo. No estaba en el destino eso para tí y lo buscas
básicamente por miedo a fallar en lo tuyo, postergando una decisión que igual
tendrá que ser tomada. Me explico, no vas a trabajar hasta los 60 años
sirviendo café y la academia es una segunda universidad...Cuando termine, qué?! De nuevo en la nada. Eres una persona increíble y llena de talento, que puede
mucho más que lo que cree que puede. Usa toda esa energía que tienes en tí,
organízate y empieza a moverte, con lista en mano, tirando curriculum aunque te
sientas ridículo. Por ahí saltará más de una liebre. Sé que hay algo bueno
para tí, pero para eso tienes que tener fé, especialmente en tí y en lo que
vales.
Cuando eso pase, el cambio se va a proyectar hacia afuera y con una nueva confianza y sabiendo lo que eres y lo que no, vas a poder conseguir lo que te propongas y te vas a proponer cosas que estén a tu altura. Eres especial y vales mucho y te pido que te lo repitas a ti mismo todas las mañanas al
mirarte al espejo y todas las noches al acostarte, para que entre esos dos
intervalos - es decir, el resto del día - vivas de acuerdo a esa
convicción y te creas tu cuento. No por nada todos nosotros te lo creemos.
Perdón por tanta frase tipo Daniel Goleman, pero tengo sueño y lo
importante es el mensaje y no la forma...
Te quiero
Maca
"


Este mail me recibió a las 7:30 AM, después de poco dormir, tal vez pensando en como echar a andar el motor profesional. Es bonito despertarse con un mail así, bonito y preocupante.
Ayer nos juntamos los periodistas PUC en casa de Sarmi, comimos sushi, hablamos de la kenita y zamorano, de muebles baratos con estilo, de síndromes trabajólicos y síndromes trabajofóbicos, tomamos vinito blanco con hielo. Estuvo intensa la conversa, y me la llevé a la cama, imposible dormir.

Hasta las 2 y media duró la tertulia, y luego la Maca me dejó en frente del cerrito Navidad. Esperé unos diez minutos y me terminé subiendo al auto de un gay de cuarenta que quería sexo, ya sé que es peligroso subir a autos de desconocidos sexópatas. Pero a mi me funciona, soy medio domador, cortésmente le dije que no iba a tener suerte conmigo y luego conversamos un rato hasta que ya estábamos en mi casa. Es cosa de esquivar indirectas, cosa de ser empático con la cachondez del sujeto pero dirigirla a un diálogo civilizado. Hay que ser medio antifoca (a "tienes ganas de algo más esta noche?", se responde "Uf, sí tengo que ir al baño con urgencia, no te quisiera vomitar el auto").
Este tipo se llamaba Mario, Administrador público, gay desde los 33 y con un ex de 6 años que es periodista de canal 13. Sospecho que la calentura generalizada entre los conductores solitarios no tiene tanto que ver con sexo. Todo el mundo a esa hora de la noche lo que quiere conectarse con otro ser humano. Y el sexo es ni siquiera la mejor manera, tal vez sí la más confiable, pero al final es un negociado como cualquier otro. Por eso el toque humano se valora.
En fin, es chorísimo el mundo cuando los anónimos choferes son tipos como uno y te llevan gratis a la casa a las 3 de la mañana. Es uno de los mejores beneficios del "Club Gay". Aunque sospecho que cuando tenga 30 ya no será tan fácil.

En fin, el caso es que me quedé pensando, pensando hasta la madrugada en todos los niveles del REM, pensando en turning points, en esos momentos en que uno toma una determinación y las cosas cambian en la vida. Eso a lo que invocaba el mail de la Maca. No es fácil, pero sucede, y las cosas cambian de repente por algún momento imperceptible en que uno se cree el cuento, o vende la pomada, o decide descansar y disfrutar del ocio, o aceptamos que merecemos que nos amen, que merecemos un buen sueldo, una buena vida.

Así que le hago caso a mi amiga Maca, adorable Maca. Me digo al espejo "yo lo valgo", trato de desechar el pensamiento de que no soy precisamente Halle Berry, y que a esta hora de la mañana, ojeroso y chascón no parece muy creíble que yo "valga" alguna cosilla más que una cajita feliz. Pero lo hago, por si acaso es el evento que gatilla el cambio. Y bueno, pues que es una buena manera de comenzar el día, me recuerda una vieja y medio mamona canción de Carole King que viene muy al caso y con eso ya me despido:

"You've got to get up every morning
with a smile in your face and
show the world all the love in your heart
and people gonna treat you better
You're gonna find, yes you will
That you're beatiful as you feel"
("beautiful" C.King)
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domingo, febrero 08, 2004

Maitencillo sour

Maca, te conté que había cantado tres canciones en el cumpleaños karaoke de Pancho ("Mala gente", "Entrégate", Easy", esas fueron las 3), pues mirá nena que me faltó mencionar una.
“No sabes que desperdicio tengo en el alma”, de Los Tres, del álbum Se remata el siglo.

Menudo título de canción el aquel de aquella, aparte que es un temazo para hacer karaoke. Los demás (la audiencia) te miran pensando si será cierto, si de verdad será un desperdicio lo que tienes por alma. Y mi tarea es convencerlos.
Así como van las cosas, no me extrañaría que fuera cierto. Es, como decirlo, el camino natural que supongo las cosas han de seguir. Los cuerpos se corrompen, las alman se desperdician. Sin un camino claro que seguir el proceso se acelera. Reflexiones del desempleado. Cada día amaneces un poco peor, tu situación cada día es más patética. Que alivio entonces es partir a la playa, bienvenido sea cualquier tipo de paréntesis en mi decadencia personal.

Me siento en la arena de la playa de Maitencillo y el mar se me asemeja a un muro. Es el final de partida y mi vida es un desperdicio, está claro como el agua.

No es inercia, es la fuerza de gravedad, mi barriga crecerá a medida que mis hombros se encorvan. Cada día que pasa me quedarán menos comentarios sarcásticos originales, mi bilis se hinchará y terminará por explotarme en mi cara. Y no será tan divertido como suena.

Supongo que hay que ser muy contreras para pensar en nubes negras en un día como este. Pero que le puedo hacer, sucede que no me gusta la playa. Me hace pensar en ozono resquebrajado, en cáncer a la piel, en juventud pasada, en mi propia y persistente falta de sensatez.

Háganse una imagen, aquí estoy yo con traje de baño (pero no uno de esos que se supone están de moda este verano floreados largos hasta la rodilla, ni menos una zunga, me refiero a uno tradicional, azul con una raya roja al costado, el mismo modelito que lleva allá atrás un chiquilín de 14 que ha de estar pasándola en grande con su grupo de amigos lamedores de helado), encima llevo una polera de esas con estampados de surfista, llevo también unos lentes oscuros de motociclista setentero. No intento impresionar a nadie, es sólo que el sol me sobrepasa, mi consigna es la protección, pero sin mucha loción, que después se me pegotea toda la arena y vuelvo a la cabaña con aspecto de escalopa.

En frente mío mi hermano chico que construye unos contrafuertes areneros en los que atrapa pulgas de mar. De tener unos 14 años menos, jugaría con él. Lo pasaría chancho. Pero tengo 14 años más, tengo 25 y después de agotar los panoramas excursionistas y recorrer todos los caminos costeros (espléndidos) desde Zapallar a Cachagua, pasando por Las Cujas, Cau Cau y la quebrada del Tigre; no sé que hacer conmigo aquí en la placidez litoral así que mejor saco un libro y leo, es tiempo de“Expiación” de Ian McEwan. Alrededor mío todos leen El Código Da Vinci, y por todos me refiero a señores de 40 y algo con varios meses de embarazo y exhaustos después de un breve partido de paletas. Una tribu simpática, contra todo pronóstico.

Un mozalbete de bermudas floreadas me impide concentrarme. Tiene un torso esculpido como el de mi amigo modelo/arqueólogo, el que vive en Paris, el que piensa ir con su novio actor a la playa de Sidari en Corfú para el 14 de febrero. Qué haré yo ese día?, ojalá lo pueda pasar con M, nada me gustaría más. Hay tantas cosas que podríamos hacer, pero no quiero pensar en eso, no quiero ahuyentar mi fortuna con predicciones.
Aquí y ahora. A diferencia de mi amigo parisién, a diferencia de M en el Bío Bío, este Tadzio se encuentra a escasos metros de distancia. No es que lo siga en plan conquista, lo sigo como se sigue a las cosas hermosas, con los sentidos abiertos y tratando de aletargar la conciencia. Abandono la lectura. La clave de la felicidad es la lentitud. Debo dejar de torturarme por el futuro. El galán de playa se introduce a la idem, yo me levanto y veo que en el horizonte hay unos veinte bañistas saltando olas. La mar está baja. Parece que es una lengua de arena que sirve de puente, sigo a Mr. Torso Trabajado y me sorprendo de no encontrar el agua tan fría. Es agradable, de hecho, caminar sobre las aguas. Al lado mío aparece la versión gay rechonchita de Tom Hanks, vestido con un short de lycra negro ajustado. Menos mal que no compré uno de ésos, me digo. Y miro al frente, hacia el sol, hacia espalda lozana, mis lentes de luca y media en San Diego me han hecho un gran servicio, pero los guardo en el bolsillo, al igual que Nicole, quiero luz.

Y trago luz, y agua salada con cada ola, y esto parece el Jordán con una fila de peregrinos que entran a las aguas. Una niñita rubia con su fun board. Un guapo pololo con su guapa polola. Adultos mayores a quienes admiro por sobre todos, mi expectativa de vida se me antoja no superior a la treintena, y eso por caridad paternal. Me asombra que la gente viva tanto. Yo simplemente no sé cómo hacerlo. Se viene otra ola, casi me arrastra, pero mis patas grandes pueden más, se aferran al piso como crustáceos afanosos. Estamos todos al pie de la ola, me doy vuelta y veo a lo lejos Maitencillo, las cabañas, mi padre que acompaña a mi hermano pulguicultor. Yo estoy aquí esperando la llegada de la gente marina, con branquias y pulmones, montados en hipocampos, aquí estoy esperando que me lleven lejos, mar adentro, mar abisal, mar de aquí a dónde sea. Aquí me quedaré por un rato.
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