Image Hosted by ImageShack.usDreamer, you know you are a dreamer (Supertramp)

miércoles, abril 28, 2004

Recomendación cinéfila



Fui a ver El otro lado de la cama, que si no me equivoco debiera convertirse en el éxito underdog de este año, así como el 2003 pasó con la italiana El último beso. Hablando de clichés, En El otro lado... se ríen mucho de ellos, hay una chica que es una batería de lugares comunes, y al final, bueno, mejor vayan a verla, es buena, lleven a la polola, o al pololo, o mejor a ambos, lo pasaréis de puta madre.
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sábado, abril 24, 2004

Post Cursilerías Scriptum



Carissima Vero:

Te prometí responderte el mail, acordando que el chateo no cuenta para efectos epistolares. Cumplo con mi promesa, pero no te hagas muchas ilusiones. Eres tú la que está en Madrid, disfrutando de un inesperado tiempo extra, no yo. Acá todo es más o menos lo mismo, y te pido me disculpes si de repente se me acaba la inspiración y me voy cortado.

En todo caso, para no aburrirte a ti con un relato de acontecimientos nulos, y porque honestamente yo ya no soportaba más la rutina ociosa de este sábado, aboné mi día(y esta carta) con una excursión en bicicleta.

Como a cualquier cesante, me cargan los sábados, un día de nada que hacer después de una semana de nadaquehaceres. Mi sucedáneo de vida es ver As If a las 19:30, Sex & The City a las 22:00 y Saturday Night Live a las 23:00 (Thanxs God I still got Cable). Pero si consideras mi maldición madrugadora comprenderás que no haya sido capaz de ver un solo capítulo de SNL esta temporada, que ya son dos semanas que me quedo dormido sin ver ni las suelas de los zapatos de Sarah Jessica Parker. Y no hay plata para carretear. Mis sábados apestan. Mis zapatos también.

El día tuvo un buen comienzo, a las 6:50 vi Sexo por compasión (Jodorowsky meets Almodóvar) en Movie City de muestra. Pero después ya no hubo nada más que ver y la lectura no me tiene tan agarrado. Bayly me hartó, y no logro avanzar en Dinero de Martin Amis. Así que después de jugar unos cuantos obsesos solitarios en la pantalla de este aparato, decidí dármelas de ciclista. Destino: La comunidad ecológica de Peñalolén.

El camino que escogí estuvo grandioso, me fui más allá de Principe de Gales, por la ciclovía de Las Perdices, todo Terra Incognita para mi. Una señora en su station wagon que llevaba a sus hijos a un cumpleaños nos detuvo a mi y a otro chico que venía en dirección contraria para preguntarnos por direcciones. Yo traía mi guía de calles de Santiago, el otro chico traía unos ojos asombrosamente azules y era residente del sector. Tuvimos una especie de flechazo, pero llevábamos direcciones opuestas. Me gustan los chicos de La Reina, tiene un algo especial la prole del red set, imposibles de confundir con los chicos de, digamos, Vitacura. Me acordé de la vez que fui al Parque Mahuida con un mechón de La Reina al que conocí por internet. Hacía calor ese día, mientras que hoy estuvo más fresco. Subimos un buen rato y terminamos besándonos sobre una roca todos sudados, las poleras atadas a la cintura. Recuerdo su espalda salada. No recuerdo su nombre (¿Fernando, Gabriel , Diego?), pero recuerdo su sudor, con un gustillo a tortilla mexicana. Fornicamos en un claro, sobre una cama de hojas. Miento, no llegamos exactamente a fornicar, el entorno era demasiado natural, sacar un condón parecía desubicado, tampoco había donde botarlo. Así que nos contuvimos, lo dejamos todo en foreplay, y claro, eso hizo que todo fuera más excitante. Hicimos un uso sabio de nuestras feromonas, fuimos cachondos y deportistas y corteses hasta la vuelta, cuando enfrentamos lo evidente, que la química entre nosotros había sido inducida y que no se justificaba una segunda incursión. Very polite.

Supongo que por el mismo hecho de no tener pareja, de repente me veo en la necesidad de planear estas citas ideales con perfectos desconocidos entusiastas (que en la web abundan). Soy un buen planificador de citas y estas por lo general funcionan de acuerdo al plan. El objetivo es vivir un momento único y memorable, pero el concepto cojea, sería ideal vivir esas experiencias con alguien que en verdad me importara. Ya ves tú, este chico, no recuerdo ni su nombre. Si hay algo que he descubierto con este blog es lo egotista que soy, siempre soy yo y yo y más yo, mientras que a los demás los crucifico en un par de frases. Es raro, con lo apocado que soy en persona. Este blog me muestra un yo oculto, intratable, cursilón, ególatra, autocomplaciente. Es justo que si en mi vida real necesito una pareja, en mi vida virtual necesite de un antagonista (y el Desempleo no creo que baste).

En todo esto pensaba al pasar por Larraín, y te lo cuento porque fue aquel mismo día, después de la encaramada con el mechón saleroso, que pasé por tu casa y tuvimos nuestra experiencia pseudosicodélica con la Salvia Veronorum. Siempre he pensado que fue culpa de mi escapadita al cerro que no haya podido alucinar como se suponía con la hierba esa. Importación online directa de los chamanes de Zacatecas. Fue divertido en todo caso. Algún día lo hemos de repetir. Ya ves tú, repetir momentos memorables, vaya que ese sí es un privilegio.

Subo por Arrieta, camino al campus de la Universidad SEK, donde filman escenas de la teleserie Hippie. Tú verías Los Pincheira, si estuvieras acá. Pero harías zapping. En verdad no te estás perdiendo de gran cosa.

Pienso en tus ejercicios literarios. En tus profesores que acompañan a sus alumnos una botellita de Jerez. Pienso en eso de denotar un deseo sin caer en clichés. En lo de decir que algo es hermoso, sin ocupar ningún adjetivo. Mi último post en barroquejon fue un poco bochornoso, una cursilona trenza de Dios, hadas y poesía. Seguro influida por el Cervantes a Gonzalo Rojas, que vi en TVE. Pienso que los ejercicios de tu curso me harían bien. Y que tienen aplicaciones prácticas gigantescas. Se me viene a la mente la repulsión que siento cuando alguien me dice a quemarropa que me encuentra, qué se yo, lindo. Y lo estúpido que soy cuando caigo en el mismo vicio estropeando lo que podría ser una estupenda posibilidad de romance. Hay que zapatear alrededor de los tópicos, siempre olvido eso. Sólo hacerles frente con una estocada. Touché al cliché.

Estoy próximo de llegar a Antupirén, pero ya no puedo seguir. Estoy muerto. A mi no más se me ocurre sacar la bici (y mis piernas) después de un mes de claustro y lanzarme a la aventura andina. Doy media vuelta. Me tiro sobre el pasto del Parque Arrieta. El sol cae espléndido sobre Santiago. Las nubes, vieras tú que nubes. Estoy en éxtasis. A mi derecha un par de autos se han detenido y se puede adivinar lo que sucede en su interior, basta que pase una patrulla para que los pudorosos amantes pisen el embriague y me dejen solo. Solo y exhausto. Pero pleno.

Cuál es tu parque favorito de por allá?, cuál es tu bar predilecto? qué artista se presenta esta semana? dame señas, calles, estaciones de metro, que yo tengo mapas de todas las ciudades que quiero visitar y una de ellas es Madrid. Me sé todas las canciones. Quédate en Madrid. Puedes contar conmigo. Cómo me gusta Madrid. Te dejo Madrid.

Pedaleando de regreso me dejo caer como aluvión por Talinay y Valenzuela Llanos. cantando Song 2 de Blur. Pienso qué pasaría si tuviese mal los frenos. No, no es cierto. Todo el aliento que perdí en la subida, la bajada me lo devuelve. Me siento poderoso y atronador en mi bicicleta rauda, not funebre at all.

Vero, no sé qué querías que te contara, no se si con esto estarás conforme. Deberías haber sido más específica. Sabed en todo caso que está todo bien acá en Chile, siguiendo viviendo comiendo durmiendo leyendo enloqueciendo aburriendo envilenciendo enterneciendo creciendo perdiendo sintiendo asumiendo aprendiendo resistiendo, con ocasionales estallidos de gozo y recurrentes depresiones leves. Pero todavía a flote.

Tu amigo
Barroquejón
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viernes, abril 23, 2004

Rilke's Thimble



Silencio. La punta de la lengua sisea una tímida i, luego lenta e implacablemente, como acariciando el paladar, una pequeña ola se eleva y estalla en una e de diapasón tenso y expectante. El vibrato de la n es sofocado en una exhalación, por una voluta de ominoso aliento. Un círculo. Un cero. Una gruta. Una diana. Un anillo de vapor. Silencio. Si-len-cio.

sI - lEn - ciO.

Si sólo lograse alcanzar cierto estado de concentración, si mi pulso se ralentase y mi mente dejara de girar, tal vez lograría descubrir qué es lo que tengo que hacer conmigo.

En silencio, me subyuga la idea de armonías subyacentes, como ríos subterráneos, como arterias de sentido. Por las noches me despierto aterido, aterrado, seguro de haber oído el tañir de un Gong, o de una campana. Y contemplo en mi habitación la oscuridad esperando que aparezca un duende, un portal, un hada. Un cabo de hilo dorado tejido por las arañas.

Sé que no podré conciliar el sueño sino hasta que descubra donde ha ido a parar, el eco de aquel sonido. Enciendo el televisor, suerte la mía, siempre encuentro algo que justifique estar despierto. Horas más tarde amanece y pienso optimista, seguro ha de haber infinidad de cosas que justifiquen el estar vivo.

No creo en Dios. No en ese dios que se ofende si olvidas anunciarlo con una mayúscula. Creo sí en un dios que habite en las rendijas. Que anude inmanentes acertijos desde las estrellas. Creo en esa providencia juguetona que los gringos llaman Serendipity. Creo en el dedal de Rilke. Y creo poder distinguir su divino sonsonete, si tan solo lograra dejar de racionalizar y quedarme un rato callado. Está lleno de señales, y de puertas, allá afuera. Por favor no me dejes encerrado aquí.

Suena el teléfono. Contesto. Me llaman para un casting, para un comercial. Tengo que ir al hotel Marriot. Lo descarto, no me he afeitado en días, estoy vestido como ropavejero. El igualito de de Huckleberry Finn. Digo que no puedo, que estoy ocupado. Miento y por once segundos me imagino que es verdad, que tengo otras obligaciones, que no estoy para disputarme con otros extras el dinero de una publicidad. Pasados los once segundos recapacito. Acabas de dejar pasar el llamado, tu vida pudo ser otra, pero tú dijiste que no, así que ahora hazte responsable.

Me llevo bien con la divinidad, con el Cosmos. Programa las canciones que quiero en la radio. Me habla a través del I-Ching y de las páginas de libros viejos. Me coquetea con temblores y torbellinos de viento. Yo y Él tenemos una muy buena relación. Abierta, indeterminada, descomprometida, pero buena al fin y al cabo. Me consiente, me pone a prueba, me cumple mis deseos, y juega conmigo a las escondidas . Together, We never get bored.

Por eso me perturba esta meseta en mi vida. Yo debería estar haciendo otra cosa con mis veinticinco años. Otra cosa. Cualquier cosa. Vamos, que lo de ser este jubilado precoz que busca día a día en el periódico un puzzle nuevo ya me tiene harto. Levanto el bastón, me saco la placa y alego. Pero todo no es más que un juego para ti. Oh Loki Loki Loki.

Suena el teléfono una vez más. Es Nicole. Me ofrece trabajar de centralita telefónica por un día. Ahora a todo digo que sí. Son cincuenta mil pesos. No está mal. Está muy bien, de hecho. Podré ir a ver a Julieta Venegas. Y a los Babasónicos.

Mi vida transcurrirá así, es posible. Iré insomne recogiendo colillas, pitutos, retazos. Bien, si alcanzan para hacerme una pipa y una manta, si me sirven para capear el frío de la noche. And when the final day comes and I’m breathing my last breath. I know I will be saying to myself.

Let’s play again, won’t we?
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miércoles, abril 21, 2004

Fffffuck you, Leslie



Nada como una prostituta serial killer condenada a la pena capital para poner la vida de uno en perspectiva.

Y concluir provisoriamente que no tengo verdaderas razones para andarme lamentando. (Si, fui al cine a ver Monster, gran película)

Qué por qué el lamento?, perdí una pega que estaba mandada a hacer para mi. Por eso. Era buena plata, condiciones laborales excelentes, buen horario y buena ubicación. Pero no fue. Y el lunes lo pasé pésimo. Por eso ayer necesitaba ir al cine.

Whatever. El trabajo llegará, no me estoy endeudando con cada día que pasa. Estoy bien. Y agradezco el nunca haberme hecho adicto al tabaco, eso si que arruina cualquier presupuesto de supervivencia.

Saqué dos libros, uno de Luis Antonio de Villena, recomendación de Boris Izaguirre, y otro de Jaime Bayly. Los amigos que perdí, recomendación de Ricardo, que me hizo ver lo apropiado del título.

Luego en la noche vi Waking Life de Richard Linklater. Es notable como esa película logra cada vez que la veo derretir el entramado de mi realidad mundana y enviarme a un plano en el que nada es tan importante, y nada duele. Será el primer DVD que me compre, cuando pueda permitírmelo.

Supieron lo de Ocaranza?, o más bien, lo del coreógrafo Fritz que muy fresco de raja declara desde Alemania que fueron pareja y que admita que es gay?. Fuerte la cosa, y fuerte el coreógrafo. No digo fuerte como se dice en España. Digo fuerte de pucha la loca desequilibrada. Feo el Fritz, ojalá que lo que diga sea mentira, Ocaranza se merece algo mejor, y si le estaban endilgando un boyfriend, Rodrigo Diaz igual bien. Pero más que eso, Ocaranza se merece un poco de madurez mediática (ja, existirá eso?). A diferencia del coreógrafo ese, el bailarín de Rojo se hizo famoso por su trabajo, por bailar bien, por tener sustancia. Ya con quien se acueste no es problema de uno. Si por el solo hecho de ser bailarín la gente ya jura que tiene que ser gay. Esto no es sacar a alguien del closet, es tirarle un huevo podrido aprovechando que la puerta está entreabierta.
O no?, para mi Rojo fue un programa bien curioso, en el que uno advertía un cuento gay omnipresente, pero que no parecía afectar ni al rating y ni a las cabras chicas gritonas. Ahora ya nadie ve el programa, y justo salta esta gran 'revelación'. En fin, no me parece que sea un gran tema después de todo. Pero me voy a ver los matinales por si se atreven a profundizar un poco.

"Love conquers all...every cloud has a silver lining, faith can move mountains, love will always find a way, all you need is love, everything happens for a reason, where there's love, there's hope, oh, well, I guess they have to tell you something" *Monster*


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lunes, abril 19, 2004

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Maca me dice que lo mejor de mi blog es la sinceridad. Y sin embargo luego me aconseja ciertos retoques, ciertas omisiones, ciertos embargos. Ella es una chica muy juiciosa, y entiendo que tal vez uno pueda ser emocionalmente sincero sin necesidad de dar nombres (o como ella diría, ‘pistas para algún sicópata que se quiera incriminar contigo o', peor aún, 'te fastidie alguna pega').

No puedo menos que hacer caso a Maca, y dejar la segunda parte de mi experiencia televisiva para después de que el programa salga al aire. (Pablo, puedes leer el post anterior (Mecánica Cuántica), nunca fue tan spoiler como pretendía).

Y por mientras, de qué hablar que sea interesante?

Me gustaría hacer un comentario sobre el subtexto. Sobre esa habilidad principalmente femenina de decir cosas en capas superpuestas. Supongo que no soy lo suficientemente gay en ese sentido. Apenas me da para captar una indirecta con media hora de retraso.
Como por ejemplo en esta fiesta. Bombero Núñez, Bellavista. El festejado es el novio de una ex mejor amiga, quien me invitó fue él hace unas horas, con una llamada sorpresiva. Adentro me encuentro con Lady S, la situación entre nosotros sigue siendo algo incómoda, luego ella me dice amablemente (porque ella es un encanto, vamos) ‘Mi novio quiso que vinieras’.
He aquí una frase con doble significado donde las haya, para descubrir su verdadero sentido habría que hacer uso de llaves de texto y selección múltiple. A ver si me ayudan, imagínense a Liv Tyler que les habla con un tono de voz supercordial. Ojo que lo que dice no es tan importante como lo que calla:

a) [Discúlpame por no haberte invitado, pero] Mi novio quiso que vinieras.

b) [Me incomoda bastante tenerte aquí, pero] Mi novio quiso que vinieras.

c) [Jamás te perdonaré que seas un atolondrado social que siento traicionó mi confianza, pero] Mi novio quiso que vinieras.

d) [No sé que pretendes juntándote con mis amigos, cómo es que no desapareces, pero] Mi novio quiso que vinieras.

e) Mi novio quiso que vinieras [¿No te parece irónico?]

No estoy 100% seguro que la frase que ocupó haya sido esa. Pudo haber sido ‘Mi novio se empecinó en que vinieras’ (no olvidad el tonito cordial). Pero esta me suena algo recargada. Más de mujer de cuarenta que de mujer de veinte.

¿Misógino yo? Hay veces. Lo admito. Casi todo odio viene de la ignorancia. (Yoda dixit). Y las mujeres son en verdad insondables. O son bien capaces de serlo, cuando quieren. Dejémoslo en misántropo mejor, yo también tengo mis días.
Y soy testarudo, lo admito. Peor, defiendo que la tozudez es un valor. La amistad no puede ser como una copa de cristal que a la menor trizadura no sirve para nada. Mientras más veces uno se ve forzado a repararla, mejor la amistad, lógico. Porque uno se conoce de verdad en eso, en los defectos que conllevan las trizaduras.

Tal vez peco de orgullo, a fin de cuentas lo de reparar la copa rota es una opción, tal vez no era yo una copa que a sus ojos mereciera ser reparada. Yo mismo alguna vez fue canalla y boté a la basura una jarra ambidiestra con el borde mellado. Claro que después la jarra me lloró y me lloró y la admití de nuevo en la vajilla. Pero esa es otra historia, que lo mismo que ésta no termina bien. ¿Y por qué demonios estoy acá hablando de loza?

La Maca, la Maca que me dijo que le gustaba que yo fuera sincero.

Ser sincero es dejar ver las trizaduras, y a mí me resulta fácil, esas trizaduras son todo lo que me hace sentir vivo, a los 25 años siento que soy tan anodino como la colapez. Que no he pololeado, que no tengo licencia de conducir, que no consigo (todavía) trabajo y no tengo un trago favorito ni un local favorito porque mi panorama favorito (si bien no el con mayor rating) es quedarme en casa viendo tele y dormir, y soñar. I don’t sleep I dream.

¿Pesan las trizaduras? ¿Pesan las ausencias? Lo mejor sería enfocarse en las presencias, y preferir las copas hechas de plástico. Salgo de la fiesta. Que ha estado bien, el pololo de Lady S es un tipo macanudo, por fin pude ver a la China, bailé un rato con Maca y Ricardo, hits de los ochentas, pero necesito cambiar de ambiente. No me siento tan festivo. Afuera la noche está poblada de almas hechas jirones. Todos sacan a pasear sus grilletes. En frente del Museo de Bellas Artes me encuentro con mi amigo gay tocayo, viene del Southfest. Se le nota un poco incómodo. Anda con una loquita simpática y media borde que nos convida un porrito y nos cuenta unas historias horripilantes de cosas que le han pasado de noche en el cerro Santa Lucía. Un chico guapo que pasa por la calle nos pregunta dónde queda El Toro, le indicamos el camino y estamos a punto de seguirlo, pero acordamos que es muy tarde ya, una excusa absurda. Tengo la impresión que ninguno de los 3 está muy feliz con la compañía, lo que nos mantiene unidos es una especie de solidaridad gremial. Finalmente vamos al cybercafé Revelación que está abierto toda la noche. Cada uno en su cubículo chateamos un poco. Me aburro rápido. Salgo solo del local.

En Lastarria cruzo la mirada con un tipo alto de quijada noble y ojos oscuros. Antes de doblar la esquina miro para atrás y veo que disimuladamente me espera.

Gonzalo (not his real name) es orfebre, es de Antofagasta. Le gusta trabajar los metales flexibles, en especial el oro. Está en Santiago comprando esmeriles e implementos de esos. Tiene 27 años, pero parece mayor, me dice que es muy serio a pesar suyo. Nos sentamos en un banco del Parque Forestal para hablar de cosas serias. Me dice que Antofagasta es clasista, mucho más que Santiago. Que es necesario ser alguien, es decir, tener plata, auto, tener tema. Me dice que aproveche mientras pueda 'el pase escolar' (yo le he dicho que soy estudiante). Gonzalo me cuenta que tuvo una relación de cinco años, pero que terminó hace unos meses. Que en su familia todos saben de lo suyo y que no hay problema. Que los orfebres son muy copuchentos y que más vale ser recatado en el trabajo, aunque hay un colega nuevo, de 23, que lo mira todo el tiempo, y Gonzalo está esperando que solito se ponga en evidencia. ‘Me viene mucho a ver y hay veces que me dan ganas de cerrar la tienda, claro que con él dentro’.

Es una suerte que no ande con dinero en el bolsillo. Tampoco Gonzalo. Eso evita que vayamos a un motel poniendo así fin a mi tan bullado celibato. En cambio me acompaña a la Alameda, y nos despedimos muy cordialmente. Es una cordialidad sin dobles lecturas. Pero bueno, que la nuestra no ha alcanzado a ser una relación que admita dobles lecturas.

Estoy en el paradero esperando la micro y veo que llega mi tocayo. Le pregunto ahora que está solo qué le pasa. Me cuenta que está mal por su examen de grado, que no cree que lo pueda pasar. Le digo que los examenes de grado son lo peor, que te hacen morir de angustia y una vez dados importan un pepino. Hay cosas que te joden el presente y luego se quedan en el pasado y cosas que uno quisiera que se quedaran ahí pero no tiene caso, vuelven una y otra vez a joderte el presente. Y hay princesitas que no pueden dormir porque les molesta un guisante que han puesto bajo los colchones de su cama.

¿Qué sentido tiene obstinarse en las amistades del pasado cuando es tan fácil hacer nuevas? Será que no es tan fácil en verdad. Será que las piezas que nos faltan para volver a sentirnos enteros están ahí, en el pasado, debajo del colchón. Será que a mí tampoco me gusta lo de andar trizado por la vida. Que necesito saber donde está cada pedacito para algún día ponerlo todo en su lugar. Será que yo también soy un poco como la princesita del guisante.

Si quisiéramos cosas distintas todo sería más fácil, Pero no, el problema es que en el fondo víctimas y victimarios queremos lo mismo: belleza, verdad, bondad, una vida.

Sin trizaduras.

The universal de Blur, suena en la micro de vuelta a casa.


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sábado, abril 17, 2004

Mecánica Cuántica 2


Bob Constructor estuvo a cargo de levantar el nuevo edificio del Club de la Unión, ese que está en El Golf, ese bien inclinado. Que parece quisiera jugar Pong con la cordillera. A las cinco de la tarde, en medio de la colación, Bob constructor (que en verdad se llama Antonio) me ha dicho una cosa que me ha hecho sentir pagadísimo, y eso que no llevamos grabada ni la mitad del programa.

- Eso que te pasa, lo de no poder guiñar un ojo, es porque tienes los hemisferios cerebrales conectados. Por eso se te dan fácil los idiomas. Mira que a Einstein le pasaba lo mismo.

Well, how’s that for an ego booster. Y yo que siempre me lamenté por no poder hacer cambio de luces con la mirada. Mi autoestima pega un salto y retoza por las nubes. Me siento Mario Bros. Rebotando y rebotando cada vez más alto. Todos me quieren, nadie me odia, porque me comí una callampita. I love everybody.

Pero no está bien eso, debo ser frío y calculador. En este juego hay que ser maquiavélico, hay que saber a quien echar. Hay que pensar en razones políticamente correctas para eliminar a todos los otros y hacerme con el botín.

Como dice la canción. Aquí The winner takes it all

Se supone que no podemos hablar entre nosotros, pero estamos en Chile. Seguro que en Inglaterra (donde crearon el programa) las reglas se respetan, pero en mi país la consigna es buscar el modo de esquivarlas. En este caso se resuelve todo haciendo como que le hablamos a las productoras-captoras, pero en verdad usándolas a ellas como canal. Y claro, que ellas también son chilenas y poco rigurosas y de repente se les olvida y nos dejan conversar y hacernos amiguitos.

Para lo que vale. Ya he echado a 3 rivales por motivos de rendimiento. Y han estado a punto de echarme a mí también. Yo no sé por qué me votan si yo igual no me equivoco tanto y tampoco me demoro en las respuestas. Está bien, pequé de ambicioso y rompí una cadena de dos millones que debí haber salvado para la banca. Pero quien no se arriesga no cruza el río. Y no llega a los cinco millones.

Ok, ok, mucho suspenso. Me mata el suspenso. Este post quedó tan atrás que dudo alguien lo lea, y menos alguien del canal. Voy a soltar la lengua, que tanto.

Me fueron. Salí, fui el rival más fuerte y eso puso en alerta a mis compañeros y me fueron, me echaron. Interesante su táctica. Lástima que no lo pensé antes. Bajé del módulo con la barbilla en alto. Adios millones.

Lo curioso es que en el momento no me sentí mal, más bien todo lo contrario. Sentí una leve euforia, y el alivio de abandonar el set después de 12 horas de enclaustramiento. Pero fue más que eso, fue raro. Me retiré sintiéndome merecedor y digno. Por primera vez en mucho tiempo sentí que yo merecía esos millones más que el resto, dejé de sentirme víctima de tanta cosa con que uno se victimiza en la vida. Sentí que merecía me pasaran cosas buenas. Que mi karma había dado un giro y que algo distinto se avecinaba, algo bueno. Y la emoción positiva que me embargaba era una señal.

Más rato pensé que tal vez era un mecanismo de defensa. Que cuando uno anticipa algo negativo y esto al final ocurre, el organismo reacciona sedándote, te entrega la fuerza para sobrellevar el momento malo. Es como cuando muere un padre enfermo, de repente nos sentimos aliviados, bloqueamos el dolor, hacemos los trámites, recibimos a los dolientes. Y sólo semanas después cae la teja, el sedante deja de hacer efecto y tenemos que hacer frente al dolor. Amable dolor que ha esperado en la puerta hasta que estemos solos y dispongamos del tiempo para compartir un tecito y unas galletas.

Bonita reflexión, pero la verdad es que dejar de ganar unos cuantos millones en un concurso, no alcanza a ser tan dramático. No da para películas lloronas de Lifetime.

Si da para sobreponerse a un sentimiento que arrastraba hace un rato. El de sentirme víctima. Víctima de qué, no lo sé. Pero llevaba un tiempo pensando que yo no me merecía cosas buenas, que era un perdedor, que nunca lograría nada. Ahora saliendo del estudio cinco me vino a la cabeza que no, que de víctima nada. Basta ya de llorar sobre mi ombligo porque no me puedo abrochar los zapatos con los dedos de los pies. Es decir, simplemente basta.

Me entrevistaron para que puteara al resto de los concursantes en cámara, me salió fácil parecer indignado, tenía razones. Alegué contra el chaqueteo, contra los abogados, contra la deslealtad y la falta de visión. Sólo espero que no me editen y parezca que en verdad me importaba.

Y me devolví a casa. Pensando en esa otra dimensión en la cual no me echan, y sigo adelante, y me gano los millones. Por unos días hasta que el show salga al aire tengo la opción de creerme millonario. Pero pude haber sido uno. Costearme un post título. Un viajecito a Europa. O cosas menores, como un celular decente. Un DVD. Una cena en un buen restorán. O bueno ya, todo eso junto.

Ahí se quedará, en ese otro plano de la existencia. Yo por mientras seguiré en este, que malo no está, y que me depara cosas, lo sé, me depara algo bueno. Mejor incluso que los millones del show. Y bien señor Destino, alguna pista?


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viernes, abril 16, 2004

Mecánica Cuántica



Lo que ha continuación detallaré es un incumplimiento de contrato, está mal pues, que os lo cuente. Pero he querido premiarlos con una exclusiva, violentar la ley, y arriesgar que me quiten…bueno, a lo que voy.

Pablo, Maca, no lean esto. Les va a arruinar la sorpresa. Recomiendo también la abstención a todos los que se enojan cuando les cuentan el final de la película, del libro, el chiste, etc..

Así que chao, gusto de veros. Media vuelta, saludos a la tía. Los que entren aquí ya no podrán devolverse.

Para el resto entonces, la historia va como sigue.

SPOILERS ALERT (ya no more)

Una noche en vela, un reloj despertador, una ducha rápida, una micro y unos pasos que me llevan al edificio de Canal 13. The weakest link, here I go.

Corte a unas cuantas horas más tarde. Catalina Pulido, pálida, enorme y fría esfinge me mira a los ojos.

Ha llegado, ha llegado mi momento. Al fondo del estudio a oscuras y envuelto en neblina puedo distinguir a unas figuras que preparan las pesadeces que Catalina me dirá.

- Es cierto que nunca has pololeado?
Yo (tragando saliva y pensando rápido, pero nervioso a cagar)
- Ehm, así es
Silencio en el estudio
Yo (tratando de salvar la situación y de paso tal vez conseguir una mención en LUN al día siguiente)
- Tengo amigas que dicen que soy un desperdicio
Silencio sepulcral en el estudio, al fondo cuchichean los guionistas.
Catalina Pulido (hierática como siempre)
- No serán cortas de vista tus amigas?
Yo (pensando: ¿qué fue eso, un cumplido?, y sonriendo de pura incredulidad)
- Mira, puede ser


Se trata de un grupo heterogéneo. Una dueña de casa de Valdivia. Una comediante ariqueña. Un proyecto de abogado de la Finisterrae. Una actriz. Una hermosa estudiante de pedagogía diferencial. Un operario de Pedro Aguirre Cerda y Bob constructor.

Estamos de antemano clasificados, en categorías de concursante A, B y C. Muy Brave new world, muy Orwell. No sé lo que significan las letras, pero lo intuyo.

Nos han citado aquí a las ocho de la mañana para no terminar demasiado tarde. Pero la cámara móvil montada en grúa de 20 palos se quemó. Y los horarios con eso se fueron a la mierda.

Por eso ahora estamos los ocho concursantes encerrados y vigilados en una pieza sin posibilidad de conversar, muertos de aburrimiento. Yo leo un rato Experiencia y me detengo en una parte en que Amis habla de la mecánica cuántica y de su prima que murió en manos de un asesino en serie.

La mecánica cuántica sirve como consuelo, o al menos eso intenta un amigo de Amis hacer, consolarlo. Le dice que en un universo paralelo Lucy Partington sigue viva, que es un hecho científico. Que la vida en que ella termina siendo mutilada, violada y muerta a los 24 años es sólo una bifurcación, una probabilidad estadística, pero no más cuánticamente real que aquellas otras vidas en las que ella sobrevive para luego casarse, tener, hijos, envejecer y criar malvas.

Pienso en eso, que somos ocho concursantes y que cada uno tiene ante sí un triunfo, una marmita de oro. En cierta medida, ya hemos ganado. Clasificando dimos vida al desvío existencial millonario y ahora vamos a saber si estamos viviendo en aquel plano/versión afortunada de nuestra realidad, o no.

Dejo el libro, Loreto la actriz trajo consigo un manojo de puzzles recortados del periódico y los reparte entre nosotros. Yo acometo contra el mío. La figura incógnita resulta ser Carl Sagan. Completo el puzzle, soy el único que lo ha hecho, y lo dejo en la mesa dado vuelta para que no me acusen de engreído sabelotodo.

El programa se llama originalmente The weakest link, les cuento a mis camaradas rivales. La traducción exacta sería, El eslabón más débil. Viene del dicho ese que la cadena se rompe siempre por (valga la redundancia)el eslabón más débil. Pienso que no hay caso, que estoy dando toda la impresión de ser efectivamente un engreído sabelotodo.

Sebastián el rubicundo estudiante de la Finis no ha terminado su puzzle. No ha reconocido a Simone de Beauvoir, y le ha endilgado Los Miserables, en vez de Los Mandarines. Pero opto por no decirle nada. Me agrada Sebastián, sabe de picadas para comer bien, y me alerta cuando un billete de diez lucas se me cae del pantalón al levantarme para salir de la sala.

La cámara ya está repuesta. Pero los ánimos del crew siguen ahumados. Tenemos para rato, sólo alcanzamos a grabar una ronda de preguntas antes de parar para el almuerzo. La concursante de Arica se vuelve a Arica. El comienzo ha sido cruel. Que suerte que no voté por ella.

Por un momento pensé que el que se iba primero sería yo. Por un error disléxico (dije estribor en vez de babor) hice perder al grupo 2 millones de pesos. Me lo perdonaron, pero por poco, digamos que tuve suerte. Catalina me mira en pausa y me reconviene, “Cómo fue que no bancaste esa suma!”, moviendo los labios.
Yo lo estoy pasando bien, mis errores no llegan a ser horrores y no me quedo nunca en blanco. Mi matemática resulta implacable.

Se dice que el jefe de los guionistas es Jorge López, aka el guionista de Yerko Puchento. Debe ser gay, tiene que ser gay. No me explico de otra manera la misericordia para conmigo. Puse mi cabeza bajo la cuchilla, y me cayeron puras flores. (ver extracto de diálogo anterior) No sé qué de todo esto saldrá al aire, pero estoy quedando como un estudiante avezado, futuro diplomático, que sabe inglés y francés, que estudia italiano y alemán. Que de puro estudioso no ha pololeado. Que tiene amigas cortas de vista. Catalina me trata de ‘políglota de la ignorancia’, pero sin demasiada convicción. Yo me sonrío, sé que en el fondo se trata de un piropo.

¿Será posible acaso? ¿O será otro MacGuffin de mi vida Hitchcockniana ?

(To be explained…)
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jueves, abril 15, 2004

Cosas de millonarios



¿Qué hacer? Sumarme a la China y partir a Glastonbury? O mejor dejarme caer en Paris aprovechando los últimos meses de estadía allá de mi amigo modelo/arqueólogo Juan Francisco. O ir directo a Graglia a preguntar por mi nonna. O trabajarle a las ganjas en Podgoriça, en la finca de los amigos de mi amiga Vero que estudia literatura en Madrid? O ir a Nueva Zelandia y emplearme como extra de Las Crónicas de Narnia?

O hacerlo todo de una?

¿British Airways, Air France, Alitalia, Iberia, Qantas o Lan Chile?

Adoro este tipo de disyuntivas
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martes, abril 13, 2004

Karma Salvation Army



I have a distinct feeling that I've gotten my karma back, my good karma I mean.

And that is just the best thing ever
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viernes, abril 09, 2004

Calamardo


Es viernes santo, prohibido comer carne. Mi familia es practicamente agnóstica, pero este tipo de costumbre se sigue respetando. Me parece bien, lo único peor que tener el calendario lleno de fiestas religiosas sin sentido sería no tomarlas siquiera como excusa para hacer algo diferente.
Mi hermano me pregunta por qué no se come carne en viernes santo. Le respondo con un tollo inspirado. En los primeros años del cristianismo no habían supermercados ni bandejas de escalopas. Comer carne implicaba matar al animal, y matar a un animal no es bonito, los animales no se entregan, no siguen ningún protocolo, la dignidad no les importa. El animal chilla, cacarea, estira el cogote, intenta defenderse. Un espectáculo violento si más encima estás recordando la muerte de tu mesías. Les debe haber parecido bastante cínico lamentar la muerte de Cristo al mismo tiempo estrangulando a la gallina cocoroca o degollando a Clarabella la vaca. Lo curioso de este escrúpulo cuaresmal es que la alternativa que se propone es el pescado. Y bueno, tú sabes que el pescado (ictus) era el símbolo de Jesús en las catacumbas...

Involuntariamente preocupado de no pisotear algún precepto religioso que me fuera a costar la vida eterna, cociné calamares. Ayer ya había cumplido con el desollamiento y destripación del tentaculado organismo. Con cuidado de no reventar el saco de tinta. Un trabajo para estómagos fuertes. Hoy entonces sólo tuve que cortar el cuerpo degollado de los calamardos en sabrosos anillos. Tiene su lado sicópata, la cocina. No es raro que Hannibal Lecter fuera tan gourmet.

Ricos los calamares. Quiero seguir comiendo cosas ricas. En cambio he decidido entrar a un celibato voluntario, no quiero más fast sex, quiero dificultades, cancelaciones, pudores y negativas. He detectado en mi una luciferina displicencia hacía los límites, apenas veo una línea la cruzo, y eso no está bien. Entschuldigung, Pablo, I think I crossed the line, I'm sorry, quiero mostrar afecto y muestro una falta de respeto por todo. Quiero que la próxima vez sienta que ha valido la pena, y no que ha sido una pena. Quiero subirme el precio. Someterme a las regulaciones. Quiero ser un poco más jamón serrano y menos mortadela.

Qué más? Estoy absorbiendo experiencia y leyendo nada. Es decir, Experiencia de Martin Amis y Nada de Carmen Laforet. Ya nadie me podría decir en una entrevista de trabajo que me falta experiencia o que a mi edad no he leído nada.

Y pronto estaré en TV, en serio, demasiado pronto, no más detalles, solo eso.

Ricos los calamares. Salteados en mantequilla, aceite de oliva, salsa de soya, pimienta y orégano.

slurp!
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jueves, abril 08, 2004

Family Values


Que fortuna que hayan cosas mucho más interesantes que mi vida en las cuales sumergir la cabeza.
Cuando entré a periodismo me veía esto venir, sabía que era cuestión de tiempo, y le acerté. Ahora está pasando y si bien no puedo participar, al menos puedo presenciarlo. Epa!, que este blog también juega un rol, a su modo, eso espero. Bueno, no más rodeos, vale.
El tema de la semana es el caso de una jueza lesbiana que está peleando por la custodia de sus tres hijas. Al principio la noticia era re piola, el Mercurio informó que la justicia le había dado la razón a la madre (como casi siempre sucede en estos casos) y de esa manera se estaba sentado un precedente en lo relativo a derechos paternales de minorías sexuales bastante único e inesperado.
Bien, pero ni tan bien, me daba lata que se perdiera la oportunidad de debatir el tema de manera pública.
Dicho y hecho, los medios soltaron nombres, les mostraron la cara a la jueza (creo que hasta entonces, cualquier observador poco perspicaz habría creído que en Chile todas las lesbianas tenían rostros borrosos, o perfiles negros con voces distorsianadas. Así las mostró siempre la televisión.) Cada canal a su modo tocó el tema, en el 13 entrevistaron a un contradictorio Padre Chomalí, en TVN entrevistaron a los muy cool hijos adolescentes de Andrés Pascal (gay seropositivo). Y ahora me entero que La tercera puso en portada una entrevista a la pareja de la jueza, Emma de Ramón, hija del historiador Armando de Ramón.
Fabuloso, me parece.
Al fin se habla de homosexualidad en un contexto decente, no en relación con sexo en saunas, orgías coprófagas o redes de pederastia. El tema es la familia, la crianza de los hijos, la honestidad, el amor.

Isn't it just something?

Sería ideal que algún distribuidor se avivara y estrenasen pronto la comedia española A mi madre le gustan las mujeres. Que trata precisamente del mayor miedo con todo este asunto, el de que una pareja homosexual críe hijos homsexuales (quitándole el privilegio a las parejas heterosexuales, que históricamente se han encargado y vaya con qué éxito, de eso).
En la película Leonor Watling (como una AllyMcBeal española) teme que ella sea lesbiana, y para peor, teme sentir algo por la pareja de su madre. La situación podrá ser morbosa, pero ella interpreta su papel con tanto encanto que lesbi o no, uno se enamora de ella, y bueno, al final a ella se le aclara la película, para su sanidad mental y nuestro alivio.

Todo bien, me encantaría discutir con el padre Chomalí, pero siento que Chile se está convirtiendo en un país bastante sensato y las cosas seguirán por el buen camino. Un brindis por los valores familiares, que no sean nunca patentados por la Coca Cola o el Opus Dei o quienquiera que sea

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martes, abril 06, 2004

Quema



No vayan a Dunkin Donuts, boicoteen sus locales, háganme ese favor.
Había comprado en el supermercado unas hortalizas chinas llamadas Pak Choi, y aceite de oliva nacional, y champignones, y calamares. Como la cuenta salió barata fuimos con mi madre a tomar un café.
El café estaba sin azucar (¿y cómo se supone que uno debe echarle el sobre si el café está cubierto de crema?). El café estaba caro, desabrido, y para colmo me quemó la lengua.
Así que no pude disfrutar todo lo que habría querido mi cocina oriental salteada en wok.
Piensen en mi lengua y boicoteen Dunkin Donuts, me da rabia que Au Bon Pain haya quebrado antes que las donuts. Au Bon Pain me gustaba mucho.
Mi lengua aprovecha además para decirles que vayan al cine a ver Dirty Pretty Things, que está demasiado buena, ay!
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lunes, abril 05, 2004

Placebos


Sucker love is known to swing.
Prone to cling and waste these things.
Pucker up for heavens sake.
There's never been so much at stake...

Like the naked leads the blind.
I know I'm selfish, I'm unkind.
Sucker love I always find,
Someone to bruise and leave behind.


Y fui a la Blondie. En el camino estaba dudoso, como es corriente cuando uno va solo a lugares de tribu. En las cercanías del metro ULA me crucé con un par de igualitos a Brian Molko. Yo andaba vestido con una camisa negra, pantalones viejos, el pelo chascón, a lo más y con mucho Robert Smith. La verdad, no importa, pensé. Vengo a ver el concierto, no vengo a que me miren.
El palpador a la entrada del local fue muy afectuoso conmigo y me sentí bien acogido. Durante un rato busqué a la China, tarea difícil pues el 80 % de las mujeres estaban vestidas igual que ella, con faldita, lentes de marco negro, pelo cortado a lo garçon. La pista central estaba repleta, cuando llegué sonaba Big mouth strikes again en la versión de Placebo. Temazo. Luego empezó el recital. Fue, como me comentó Ernesto más adelante, todo muy La Rosa púrpura de El Cairo, con la sensación de estar ahí, en Paris, con la banda tocando en vivo y acá nosotros con las palmas. Demasiado bien. Me senté en un lugar con 4 pantallas para elegir donde ver el show. Luego me fui cerca del escenario, donde una China de piernas largas hacía coreografías con el público, mientras una pareja de jovencitos se besaban y al lado mío una banshee diminuta disfrutaba con cara de circunstancia, mientras las amigas la animaban a meterme conversa. Yo pensé que tirar con una chica no estaría mal, sería muy ad hoc, ciertamente. Sería novedoso. Pero preferí seguir buscando a la China verdadera. Atravesé una multitud de chilenitos brit pop, y me encontré con una amiga de la susodicha, que también la andaba buscando. No hay caso, le dije, parece que no vino. Está obsesionada con su viaje a Inglaterra y sus tickets para Glastonbury, ya ni en micro gasta plata.

Me fui al bar, tentado por algo de alcohol. Pero no me animé a gastar una luca en cerveza y ya me devolvía a mi codiciada posición en el escenario cuando…
…Un extraño se me acerca y me llama por mi nombre.
Lo adiviné al instante, no habían muchas opciones, era Oispace.

Me ubicó por mi foto en gaydar, y yo que juraba que mi rostro era demasiado común como para que alguien me reconociera en una fiesta gótica. Me sentí halagado, y acepté la cerveza que me ofreció esté compadre bloggero treintón de pelo largo y barba de chivo. No exactamente mi tipo de hombre, aún asi, me sentí muy halagado, mi primer groupi. Ja ja.

Placebo estuvo superb, tocaron una versión de Protect me from what I want en francés (Protege moi), hicieron dos encores, y terminaron haciendo un cover de los Pixies (Where is my mind?).

Después de bailar un rato con Blur, Suede, The Hives y los Yeah Yeah Yeahs le dije a Oispace que me quería ir, para así no andar muy sonámbulo el sábado. Me dijo que tenía el auto en la esquina, acepté el ofrecimiento.

El auto era una camioneta, no muy diferente a la de Kelso en That 70’s show. Me dijo que ocupaba el espacio trasero para transportar instrumentos y amplificadores. Oispace, me enteré, estudió Economía en la Chile, incluso estuvo becado en Inglaterra por un año. Luego algo le hizo crisis y ahora está con votos de pobreza, viviendo en La Florida mientras planea escribir un libro, muy John Nash, muy A beautiful mind. La música parece que le raya, y en el camino me contó varias historias sobre sicodelia, medios tonos, Kox Box y por qué Abba es uno de los grupos más vanguardistas de la historia de la música.

Así con el groupi cósmico. Según Oispace yo era tan especial que debería poder conseguir una beca chora así como ya, ‘te encuentro tan libre’, me dijo, ‘la gente ya no es así, no son tan honestos, tan abiertos, tan espirituales’. Poco le faltó para decirme que yo era la reencarnación de Buda. Algo hablamos de Buda, de hecho, pero no recuerdo bien. Los cumplidos me los tomé con un halagado escepticismo. Como cuando me dijo que yo era como esas flores que se tardan en abrir, que son las más hermosas. Cursi la línea. Sólo excusable en el caso de provenir de un economista becado Nash wannabe. No, en verdad, ni aún así. Huelga decir que no le compré ninguno de los piropos.

O sea, yo me siento especial, pero no TAN especial. La rutina de los halagos me agota, y prefiero mucho más la opuesta. Siempre siento que las palabras suelen la mayor parte de las veces comunicar exactamente lo contrario de lo que uno pretende, y por eso hay que usarlas con cuidado. Las palabras se gastan, se vencen. Nadie me parece más alejado de Jehová que sus propios verborreicos testigos.

Oispace me dijo que no tenía ganas de despedirse de mi tan pronto. Yo ya veía esto venir. En la disco me había tomado la mano. No tenía tampoco porqué saber que aborrezco ese gesto. Cogerse de las manos, no me va, vale si es con un niño, o con una mujer, pero entre hombres…lo encuentro algo ridículo. A lo más entre hombres aprecio el caminar tomados del brazo, un gesto muy eduardiano, por lo demás. Y claro, eduardiano tenía que ser.

Lo llevé a un mirador, y nos fuimos a la parte trasera del vehículo. Me dijo que quería sentirme dentro suyo. Una mirada a mis pantalones y advertí que estaba calificado para desempeñar las funciones del puesto. El condón se rompió, me dijo que me lo había puesto mal, eso me friqueó un poco, nunca me había pasado algo así antes. No creo que haya corrido peligro, pero la sola posibilidad bastó para arruinar la performance. No debería estar haciendo esto. Los pelos largos me dan arcadas. El tío este tiene un cerebro peculiar y conversar con él ha resultado muy interesante, pero ¿por qué me cuesta tanto discriminar?, de noche me convierto en la versión promiscua de Santa Teresa de Calcuta. Me pidió que acabara en su boca, actually that was nice. Pero yo ya estaba lejos de ahí, y le pedí que me llevara a mi casa cuando todavía quedaban dos horas de noche, dos horas de sueño.

Vamos, que el sexo es como la pizza, al menos eso dicen. Que aún cuando es malo es suficientemente bueno. Esta vez no fue malo. Simplemente fue innecesario. Fue barroco, rococó. Creo que ya quedó bastante claro el punto.

El caso es que esta noche sentí que estuve ahí, en Paris, para el recital de Placebo: Soulmates never die. Aunque ninguna de mis soulmates estuvo ahí presente, y los eché en falta, a la China, a Eduardo, a la Fran. Su ausencia múltiple me hizo presa fácil de mis instintos. Y ahora en nombre de sor Precaución tendré que hacerme el test de Elisa. Está bien, es bueno hacérselo de todos modos.

En cuanto a Oispace, me dijo no bien salíamos de la Blondie que pensaba que yo huía de las relaciones por temor al dolor. Con lo que me encanta a mí el dolor. No sé, tal vez es cierto. Soy un leprechaun, no es sencillo cazarme, no se lo hago fácil a nadie, no sé si en verdad me interesan las relaciones formales, estables y duraderas. Tal vez sea miedo, o tal vez simplemente esté en mi naturaleza.

El caso es que sigo teniendo sexo con las botas puestas, las botas de siete leguas, y agotada la líbido me llevan lejos lejos lejos. Adonde sea que me lleven, me siento mucho mejor.

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viernes, abril 02, 2004

Konstanz (I)



Cuando ando mal, when I’m feeling down and out, lo primero que hago no es precisamente ir a ponerme mis ropas de domingo.
Lo que sí hago es cerrar los ojos, abrazar las piernas y repetir mentalmente que soy de plomo, que estoy hecho de plomo. Hasta irme al fondo, y tocar el fondo, y agarrar impulso, y volver a subir a la superficie.
A todas luces, un comportamiento absurdo. Si los problemas tuvieran la profundidad de una piscina de casa, pase. ¿Pero que ocurre cuando los problemas se vuelven digamos, oceánicos?
El caso es que nunca aprendí a nadar como es debido. Tanto metafórica como prosaicamente. Nunca aprendí a nadar. A lo largo de los años lo que me ha mantenido ha flote ha sido la siempre la confianza.
Una confianza ciega, ingenua, infantil. Devota y pía como animita milagrosa a que nunca le faltan velas. Una confianza platónica, autosuficiente.

Recuerdo la vez que estuve más cerca de aprender a nadar, fue en la piscina del Club de Campo. Yo estaba en quinto básico y mi voluntariosa profesora fue Cony, (debería decir “la Cony”, pero fue ella precisamente quien me enseño que anteponer artículos a los nombres de las personas no era de muy buena educación”).
Todos le decían que ella se parecía a Candy, aunque yo nunca vi Candy sino hasta después, en una repetición, cuando ya ella no estaba, y se podría decir que aún entonces nunca logré ver a la tal Candy, pues sólo podía verla a ella, a Cony. Con su pelo trigueño crespo ondulado, suelto como melena o con un colette por bozal. Con su nariz respingada, triangular, perfecta, como la nariz de Cleopatra en el libro de Asterix, envidiada por todas las niñas de la básica. Con sus piernas que en sexto básico se volvieron largas y flacas, que ella cubría con medias de lana durante el largo invierno. Con sus brazos largos terminados en unas manos pequeñas y sus uñas especialmente arregladas para tocar la guitarra.
Llegando, llegaste, te miré de frente…
Agapimú, Constanza,

Mi primer amor.

Lo supe desde el primer día. Mi primer día de clases en aquel colegio. Yo venía del norte, estaba muy preocupado por adaptarme bien. Todos los niños entraron corriendo a ocupar sus puestos del año anterior. Yo tuve que esperar a que la profesora me presentara. Les contó a todos que yo venía del desierto, de una mina de cobre. El cobre, la mayor riqueza de Chile. Luego me mandó a sentarme al lado de un niño llamado Sebastián.

Sebastián me dio la bienvenida, y me explicó las reglas básicas del curso. Yo agradecí que fuera tan directo conmigo y me dispuse a memorizar y obedecer. Me dijo quienes eran los mateos y quienes eran los matones. Quien andaba siempre con dulces y quien estaba de cumpleaños esa semana, que era él. Me dijo que si le soplaba en las pruebas de diagnóstico me invitaría a su fiesta.

- Y por último, me dijo. Ella la de ahí adelante es Cony, ella me gusta, tú con ella no te metes.

Todo lo que me dijo lo olvidé, salvo eso último. Me quedé mirando la nuca de esa niña de pelo largo y abundante. Me repetía interiormente que ella no podía ser mi polola. En mi escuela del norte nunca se me habría pasado por la cabeza, el pensar en pololeos. En el norte teníamos otros juegos, teníamos excursiones en bicicleta, búsquedas del tesoro, partidos de Cobresal, la casa en el árbol de la María Eugenia, los ataris 800 XL, la piscina de la Yamna, la grúa del Jann, los Lego y el juego de química de Felipe, las clases de Tenis, los campeonatos de Tongo en la calle, las excursiones del grupo scout, el Raid costero, los Ovnis. Todo eso había quedado lejos, a mil kilómetros de distancia. Ahora estaba en Santiago, donde no se podía salir porque las calles estaban llenas de mariguaneros cogoteros y los perros de espíritu libre como mi fiel Rambo corrían si lo hubiésemos traído el riesgo de morir atropellados por las micros. Los niños de acá tienen extrañas costumbres, sólo hablan de televisión y de niñas. Sebastián le quiere dar un beso a Cony, está claro. ¿Qué tanta gracia tiene un beso? Y en eso ella se da vuelta, me mira, a mí, al chico nuevo que repentinamente se ha puesto colorado y se ríe, y sigue charlando con su compañera de puesto. Sebastián, amigo, creo que partimos mal.

Estar enamorado de Cony era una condición de pertenencia, un rito iniciático, una tradición del curso. Ella era, después de todo, la más bonita. Y cumplía su rol con majestad. Si no estabas enamorado de Cony, lo estabas de Paola, su mejor amiga. Morena de familia griega, con mejores calificaciones que Cony, pero eternamente envidiosa de la perfección de su nariz. Ellas monopolizaban los votos. Hasta séptimo básico estuvimos regidos por un sistema marcadamente binominal.

(continuará..)

Me tengo que vestir, voy a la Blondie. Una posibilidad laboral simpática me ronda por ahí. Y basta con eso para sentirme de nuevo a flote. Santa Macarena. Gracias. Voy solo, tengo sueño, pero tengo que ir, ya compré la entrada. Lo pasaré bien.





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